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(Leide Lessa) “No importa lo que te diga la gente. Las palabras e ideas pueden cambiar el mundo”.
Robin Williams, en la película La Sociedad de los poetas muertos (1989).
La poesía, la enseñanza a jóvenes y el desafío a ideas conservadoras me encantan, por eso fui al cine a ver a esa película, apenas llegó a Brasil, cuando todavía estaba en la Universidad estudiando literatura y lenguas.
Hoy, más que nunca siento y creo en el poder de las palabras y de las ideas para cambiar el mundo para mejor, y sin duda, para proporcionar mejor salud mental, emocional y física a quien la necesite.
En el caso de la salud emocional, muchas veces no es fácil seguir la pasión individual sin el apoyo de la familia, cómo fue el caso de Robin Williams, cuyo padre ejecutivo no le creyó que podría sobrevivir como actor. Otras veces no es fácil vencer los pensamientos depresivos que dicen que uno no es suficientemente bueno para estudiar, trabajar o incluso para vivir.
En estos últimos días alrededor del mundo personas pensando en Robin Williams se preguntaron: “¿Cómo puede alguien tan exitoso sentirse tan deprimido?”
Es que casi 1 millón de personas anualmente intentan suicidarse, y la Organización Mundial de la Salud dice que la depresión afecta más de 350 millones de personas en el mundo, o sea un 5% de la población. Por eso, alguien a nuestro lado puede estar sufriendo de depresión y no nos damos cuenta.
Los que no soportan los pensamientos negativos recurren a las drogas o al alcohol, con la esperanza de que puedan sentirse mejor u olvidarse de “los problemas”. Al volverse adicto, se hace difícil dejar la adicción, principalmente si uno no conoce al más eficiente de todos los remedios: el Amor divino.
Sólo ese Amor que ama incondicionalmente, que está presente en todo momento, que habla a la conciencia para salvar, consolar y sanar, puede con eficacia guiarnos a encontrar una vida con propósito y con libertad de esos malos pensamientos.
Todo eso lo viví. En mi adolescencia y juventud yo no tenía “aparentes problemas”. Tenía casa y familia, buenas notas en la escuela, un trabajo que me gustaba y ganaba lo suficiente… Pero los pensamientos suicidas, que venían como consecuencia de auto-condenación, baja autoestima e inferioridad, no me dejaban.
Hoy tengo una explicación del porque estoy viva: “Él que … domina sus creencias mortales, la animalidad y el odio se regocija en la prueba de la curación, en un sentido dulce y seguro de que Dios es Amor”, como lo dice Mary Baker Eddy en su libro Ciencia y Salud. Como desde niña acepto y entiendo que Dios es Amor, y por lo tanto ama y protege a todos Sus hijos, eso me ayudó a dominar los pensamientos ilógicos e irracionales de suicidio en todas las veces que pensé en cometerlo, y finalmente me trajo la curación completa.
Aceptar de verdad que Dios es Amor y que ama a todos ayuda a enfocarse solamente en amar, dejando de centrarse en si mismo para buscar el bien de los demás, de manera altruista. Así, uno empieza a desarrollar buenas cualidades y buenos pensamientos; y en un determinado momento, solo hay espacio para ellos en la conciencia. Es como en la física que comprueba que dos elementos no pueden ocupar el mismo espacio.
Si te ves pensando mucho en lo qué pasó con Robin Williams, busca enfocarte en cuánta alegría y sabiduría él trajo al mundo con su talento. Sus películas seguirán inspirando a muchos de nosotros en todas partes del mundo.
Y quizás ahora encuentres a alguien que necesite de más amor, de una sonrisa y del conocimiento de que Dios le ama incondicionalmente y le tiene reservado un propósito único, además de bendiciones. Así podrás ver cómo las palabras e ideas pueden de verdad cambiar el mundo de alguien.
Leide Lessa es maestra y conferenciante de la Ciencia Cristiana y escribe sobre salud bajo una perspectiva espiritual.