Tiempo de lectura aprox: 1 minutos, 12 segundos
(Prensa Diputación) Monda, en la Sierra de las Nieves, será el primer destino de giras que comprenden visitas a productores, entidades culturales y museos etnográficos.La vieja máxima ‘Somos lo que Comemos’ inspira el ciclo de visitas guiadas por municipios de la provincia que organiza la asociación Club Gastronómico Kilómetro Cero con la colaboración del Área de Cultura de la Diputación de Málaga, y que este fin de semana ha comenzado con un recorrido por la etnografía y la gastronomía del municipio de Monda.
«El atractivo de la gastronomía es una herramienta para excitar la curiosidad por otros aspectos de la cultura de nuestros pueblos. El paisaje mediterráneo es un paisaje humanizado, intervenido por el hombre en su búsqueda del alimento, y eso se refleja también en nuestros pueblos», explica Juan Jesús Bernal, diputado provincial de Cultura. «Para explicar el paisaje, la etnografía y la herencia cultural de la Sierra de las Nieves, se ha elegido el municipio de Monda, donde además hay numerosos productores alimentarios artesanales, varios de ellos acogidos al sello Sabor a Málaga», añade Esperanza Peláez, presidenta de Kilómetro Cero.
El recorrido ha incluido hitos culturales como la calzada romana, las fuentes históricas del casco urbano como El Lavadero, La Villa, La Esquina y el Mea-Mea, las Cruces del Agua o la Casa Museo Mari Gloria, antigua tahona donde se conserva una colección de aperos y mobiliario de época representativos de la vida cotidiana de antaño, configurando un museo etnográfico con una riquísima colección de piezas.
Pero además, la ruta ha permitido encuentros con productores y visitas a explotaciones como la de los panaderos y reposteros de Framancha, conservadores de la antigua receta de los roscos de Monda; la almazara Alcazarín, Molino de Monda, única en la provincia en producir aceite de acebuchina; las bodegas Remsamen, la Carnicería Salvador, donde se elabora la ancestral receta Famisa de manteca de lomo, la quesería La Ruiseñora y el Criadero de Caracoles. «Estas visitas permiten no solo conocer el patrimonio cultural y etnográfico de un pueblo, sino aproximarse a la realidad actual de los productores artesanos y poder valorar su trabajo», explica Bernal.