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(Esperanza Mena)
CRISTO CONDENADO A LA VERACRUZ
Un año más, estoy en tu presencia;
un año mas, mi Cristo condenado,
te estoy acompañando en tu calvario
porque sé que fue la culpa mi pecado,
que tus manos en la cruz estén clavadas
que tu cuerpo exhausto lo han dejado,
tu cabeza coronada está de espinas …
y tu costado por lanza traspasado.
¡Quiero llorar con lágrimas amargas!
y mi llanto sea un río sobre el suelo
a ver si, al verlo tú, te compadeces,
y me llevas a tu cielo si me muero.
Igual que prometiste al ladrón
y lo llevaste contigo al paraíso
yo quisiera, Señor, que me llevaras
a ese cielo que nunca he conocido.
Señor de la Veracruz,
mi Cristo más venerado,
mírame desde tu cruz
y perdona mis pecados.
Bendice con tu clemencia
a este pueblo que te adora
y a los bravos legionarios
que con su guardia te honran.
MARIA EN SU SOLEDAD
¿Qué sol escaló tu linda estrella?
¿En qué cielo tu hermosura besó
para copiar tu cara que es tan bella?
Como nácar es tu tez, linda azucena,
tan bella como rosa con rocío,
tus ojos que nos hablan de esa pena.
Soledad en ellos se refleja;
la tristeza se nota en tu semblante
y tus labios no dan ninguna queja.
Atraviesa tu pecho aguda espada
que nos habla de tu pena, oh Dolorosa,
aprendemos a leer en tu mirada
la resignada lección tan primorosa.
Dolorosa te llaman tus devotos
y sin duda la pena te acompaña
eres madre de un Dios crucificado
el hijo que llevaste en tus entrañas.
Yo quisiera mi madre dolorosa
quitarte esa pena que te ahoga;
como madre que soy, muy bien te entiendo
y no sé cómo ayudarte, mi Señora.