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(Salvador David Pérez González) La Virgen de Flores recorrió ayer, en procesión, las blancas y pendientes calles de Álora. La venerada talla mariana, ataviada con manto rojo, hizo su salida a las 20:00 horas desde la Parroquia de la Encarnación con motivo de la festividad de la Natividad de la Virgen.
Bajo los varales, cuarenta «perotes» se encargaron de conducir a la Patrona de la localidad por los rincones de su feligresía, donde recibió el homenaje sincero y espontáneo de sus fieles.
Tras el estandarte, que encabezaba el cortejo, seguía una sección de mantillas, decenas de devotas provistas de velas y una nutrida representación de las hermandades e instituciones aloreñas encabezada por el alcalde, José Sánchez, que precedía al característico templete de plata que acoge a la imagen, elegantemente exornado con nardos y rosas de color blanco en las andas, y metálicas flores de talco sobre las columnas y crestería. La Banda de Música de Álora situada, como marcan los cánones, detrás del trono, cerraba el cortejo.
Especialmente emotivo resultó el paso de la Virgen de Flores por calle Parra, donde fue recibida por una representación del Nazareno de las Torres en su Casa-Hermandad, así como su marcha delante de la Casa Consistorial donde llegó, sobre las 21:30, a los sones de «Encarnación Coronada», marcha que enlazó con «Callejuela de la O» y «Caridad del Guadalquivir», melodía que la acompañaba cuando abandonó la Plaza de Fuente Arriba.