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(Crónica y Fotografías de Juan Manuel López y Sandra Villodres) Sentirse flamenco, esa es la esencia de un barriero. Sombrero negro, seca mirada y bulerías para el alma. Desamores, engaños y fandangos que abren los ojos. Andalucía por los cuatro costados:
» Cái no llores por mí, ni te enceles vida mía
porque de Sevilla me he traído el Guadalquivir
el mar de los malagueños y el vergel de mi Almería.
No llores por mí, ni te enceles vida mía
porque de Granada me he traído el Albaicín
la mezquita de Córdoba y de Huelva, Punta Umbría.
No llores por mí, porque Jaén me haya dado un olivo
no llores vida mía porque en tus calles
siempre lleva gracia y arte
y llevo por estandarte mi barrio Santa María » (letra de Poco a poco del disco Ángel Malherído).
Acompañado de más de cincuenta artistas , entre intrumentistas y voces corales, José Luis Figereo, musicalmente conocido como «El Barrio», dejó huella en el corazón de los malagueños que llenaron el Palacio de los Deportes José María Martín Carpena el pasado viernes, dentro de su gira «Esencia».
El ambiente en su conjunto, la música sinfónica de la orquesta magistralmente dirigida por el maestro Moreira y una luz tenue que embrujó a los asistentes, hizo que el repaso a lo mejor de su ya larga carrera musical se convirtieran en más de dos horas navegando entre las aguas de las playas de invierno.
«He vuelto» fue la primera canción que cantó… y bien que se notó su regreso.
Memorable actuación y emocionante reacción de los malagueños.
