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Voluntario en Idomeni, Francisco Guzmán dice sentirse avergonzado de la Europa que permite esta situación.
(Nota de Prensa Izquierda Unida Málaga) El coordinador local de Izquierda Unida en Málaga, Francisco Guzmán, se encuentra en Idomeni, Grecia, colaborando con otros voluntarios en el campo de refugiados. Guzmán, ha utilizado parte de sus vacaciones («la otra mitad estoy con mi familia», afirma) para «echar una mano» a miles de familias que huyen de su país para evitar la muerte y sin saber cuál será su destino, ni si tienen futuro. «Actuamos ante una situación dramática y nuestro esfuerzo no hace sino paliar un escenario que nos hace sentir vergüenza y terribles flashes de otras épocas que ya hicieron avergonzarse a toda una nación. Pero la historia se repite».
Guzmán publica en sus cuentas de las redes sociales momentos y pinceladas de estos días.» La intención de desalojo del campo está provocando incidentes graves y que la situación es crítica por la tensión creciente. Hace unos días hubo una revuelta por el insostenible clima y clamaron que se abriesen las vallas para continuar hacia el norte de Europa. Durante la misma se produjeron ciertos disturbios con fuerte presencia de seguridad. Un muchacho de quince años ha intentado quitarse la vida mediante ahorcamiento en las vías del tren. El terrible suceso afortunadamente ha terminado con él indemne».
El coordinador local de IU, que regresará el próximo día 16, dice sentirse avergonzado de la gestión que hace Europa de esta crisis. «Es la Europa de las fronteras cerrados, de la exclusión, la de no dar cobijo a los que huyen».
En cuando al campo en el que se encuentra, Francisco Guzmán lo califica de «un infierno en vida, un ataque a los derechos fundamentales y un auténtico y vergonzante genocidio. Antes, Europa podía parecer un modelo a imitar, ahora me da vergüenza, porque es un símbolo del desprecio al derecho de asilo y al respeto de los derechos humanos».
Destaca el voluntario malagueño » el admirable instinto de supervivencia de los mal llamados refugiados y la enorme generosidad de las familias, que a pesar de estar viviendo sin poder atender sus necesidades más básicas conservan la sonrisa y la humanidad, ni siquiera mostrando señales de rencor: Sólo quieren despertar de esa pesadilla».
También ha posado su vista en los voluntarios españoles «que se están dejando la piel en turnos incansables para ayudar en todo lo posible, en un entorno en el que ni siquiera pueden comunicarse debidamente con los afectados por la diferencia idiomática pero en el que sin embargo se ha tejido una enorme red de apoyo sólida y muy eficiente».