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(Leide Lessa)
— ¡No me van a aceptar en tu iglesia!
— ¿Por qué no?
— Porque soy gay.
Esa fue parte de la conversación que tuve hace años con un preso, cuando yo servía de capellán voluntaria en la cárcel de Boston. Ese era su concepto, no el mío, ni tampoco el de mi iglesia.
Me gustaba mucho ayudar espiritualmente a las personas en la cárcel mientras esperaban que la corte determinara sus casos. Ese tiempo de espera era una oportunidad para que cambiaran su pensamiento y forma de vivir allí mismo en la cárcel, lo que muchas veces influyó positivamente en sus sentencias.
Para mí era normal invitar a los presos y a sus familiares a que vinieran a la iglesia de la Ciencia Cristiana después de que salieran de la cárcel o de la prisión. Por eso recibí la respuesta anterior.
No tengo prejuicio hacia la comunidad de LGBT (lesbianas, gays, bisexuales y personas transgénero), pero me doy cuenta de que hay conceptos distorsionados con relación a ellos que necesitan ser corregidos, o por lo menos, aclarados.
La masacre que hubo el 12 de junio en el club gay Pulse, de Orlando, en el cual había muchos latinos, me hizo una vez más pensar en cómo solamente el Amor puede desarmar el odio —el odio a lo diferente, el odio entre razas, religiones y pueblos. Me parece muy importante seguir los dos grandes mandamientos que Jesús nos dio: 1. Amar a Dios —el Amor, Alá, el Padre-Madre y único Creador—y 2. Amar al prójimo como a sí mismo.
El amar al prójimo sin prejuicio, sin juzgamiento y sin comparación nos ayuda a vivir mejor y saludablemente, pero hace mucho más que eso: contribuye a la paz mundial. ¿Por qué? Porque amar verdaderamente a Dios y al prójimo nos hace ver que somos una gran familia. Aunque seamos diferentes física y emocionalmente, somos todos hijos del mismo Creador, que no es ni hombre ni mujer, sino puro Amor.
Una prueba de cómo el Amor toca al corazón de todos vino por medio del director ejecutivo del Consejo de Relaciones América-Islámicas de Florida, que dijo al Los Angeles Times que la comunidad LGBT luchó contra la islamofobia —hostilidad hacia los musulmanes— y que ahora la comunidad islámica retornaría el apoyo.
Apoyar es una consecuencia natural de amar al prójimo incondicionalmente. Para ayudar a que todos hagan eso, me encanta pensar en lo que dijo la teóloga y metafísica cristiana Mary Baker Eddy en relación al amar sin distinción: «Elevad la mirada lo suficiente, y veréis el corazón de la humanidad tornándose más cálido y conquistador. Sostened la mirada lo suficiente y veréis al varón y a la hembra como uno solo, el sexo o género eliminado… Veréis a todo el universo incluido en una Mente infinita y reflejado en la idea compuesta e inteligente, la imagen y semejanza, … manifestando el Principio divino e infinito, el Amor, llamado Dios…»
Ese tipo de mirada es la oración, la actitud mental y la manera de vivir que todos podemos tener para sanar el prejuicio, para amar sin juzgar, colaborar con la paz mundial, y desarmar el odio con el Amor.
Leide Lessa es maestra y conferenciante de la Ciencia Cristiana y escribe reflexiones sobre la espiritualidad, la salud, y la vida. Twitter: @LeideLessa Email: lessal@csps.com