Tiempo de lectura aprox: 1 minutos, 12 segundos
(Román Serra) Ser cofrade es una manera de vivir durante todo el año. Se puede ser o no ser cofrade; se puede entender o no entender el sentir cofrade, pero sería absurdo no entender que la Semana Santa se ha convertido en un sector, <> del que dependen a su vez otros sectores como el turístico, el del comercio o la hostelería entre otros, que inician o como mínimo duplican las contrataciones de un mes normal.
La Semana Santa es arte, cultura, tradición y, gracias a ella, viven escultores-imagineros, artesanos del bordado, músicos, pintores, historiadores, orfebres, diseñadores, carpinteros, soldadores, costureros, fotógrafos, ebanistas, floristas y jardineros, sastres, bazares y tabernas cofrades, ténicos de montaje, auxiliares, diseñadores gráficos, transportistas, maquetadores, pasteleros y cientos de personas que nos dedicamos a la comunicación como periodistas, publicistas y relaciones públicas, cronistas-redactores, asesores, locutores, técnicos de imagen y sonido… Todos al mismo nivel de importancia para que el sector cofrade funcione, avance y prospere. Si a los cofrades les va bien, al turismo, a la hostelería y al comercio les irá bien.
Solo entre el Domingo de Ramos y el Domingo de Resurrección de 2015, se generó en la ciudad de Málaga un impacto económico de 34 millones de euros, sin contar los días previos durante la semana de traslados cada año más consolidada en el calendario cofrade o la semana posterior en la que muchos visitantes continuan o amplian sus estancias en diferentes puntos de la provincia. Por su parte, la Semana Santa de 2016 dejó en Málaga alrededor de 40 millones de euros. Si realizaramos un recorrido por las ocho provincias de Andalucía, pasando por cada uno de sus municipios y centrándonos en sus dos principales ciudades como son Sevilla y Málaga, podríamos hacernos una pregunta: ¿Cuánto dejarían de ingresar los sectores de la hostelería, el turismo y el comercio en Andalucía cada año, sin su Semana Santa?
Si reluce el sol, no solo brilla nuestro cielo, también brillan nuestras calles y nuestra economía que a muchos pequeños y medianos empresarios, les viene como agua de mayo y junto a ellos, a miles de familias y desempleados.
Feliz Semana Santa