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(Esperanza Mena) Hoy vamos a charlar sobre la soledad. Ese mal que aqueja a tantos y tantos mayores de esta España envejecida, y me da mucha tristeza porque yo ya estoy en ese camino.
Los hijos marcharon, cada uno a vivir su propia vida (que es lo normal) y nosotros nos quedamos esperando esa visita o llamada para no sentirnos tan desamparados. Es ley de vida, siempre se dice eso, pero en el fondo de nuestros corazones, queda la soledad y los recuerdos.
No se lo que mi corazón siente cuando veo en las noticias que una persona mayor muere sola, precisamente los mayores que levantamos España, y seguimos levantándola, pues con la exigua pensión estamos (la mayoría) alimentando a los hijos que han tenido que volver de nuevo a casa…¡¡Que pena de País!! Unos tanto, y otros tan poco, haber si hay algún gobernante honrado que sea capaz de sacarnos de este agujero y de trabajo digno, para que no falte en ningún hogar, un plato de comida.
Ese es mi mayor deseo y rezo para que se haga realidad, y quiero dar un homenaje a los abuelos.
LOS ABUELOS
Yo nunca tuve un abuelo
que a mí me contara cuentos
las noches larga de Enero.
Nunca pude estar con ellos
uno, por vivir muy lejos
otro, por estar ya muerto.
Tampoco tuve una abuela
que me enseñara las cosas
para que así yo aprendiera.
Hoy por eso me da envidia
de ver a tantos abuelos
como con tanto cariño
ellos cuidan de sus nietos.
Con tanto mimo los cuidan
pues ven en ellos de nuevo
a los hijos que criaron
y disfrutar no pudieron.
El trabajo era tan duro
tantas horas sin parar
que no daba ni un respiro
para poderles mimar.
Pero el tiempo ya ha pasado
ahora somos los abuelos
y a nuestros nietos mimamos.
Pero si que tuve un padre
amante de la poesía
y que nos leía un libro
Mil y una noches decía.
Ese libro que mi padre
nos leía en el invierno
era como si otra vida
estuviéramos viviendo.
Por eso yo nunca olvido
esos tiempos ya vividos
y siempre tengo presente
su ternura y su cariño.
Pero me hubiera gustado
que un abuelo me leyera
esos cuentos de calleja
en noches de Primavera.
Fabulas de Samaniego
o de Iriarte, da igual
todas tienen moralejas
que debemos apreciar.
Esto es un homenaje
a todos los de mi edad
abuelos con corazón
para dar en cantidad.