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(Sharon Vincz Andrews)
¿Has pasado algún tiempo en el desierto últimamente?
¿Has estado en busca de alimentos y agua?
¿Has superado a tus rivales para poder sobrevivir?
El reality show “Survivor” [“Sobreviviente”] comenzó su 34a temporada el 8 de marzo. Es una carrera desenfrenada e impresionante. Nos plantea la pregunta: ¿Por qué mira la gente los reality? Algunos psicólogos, como Lemi Baruh, consideran que para la mayoría de los aficionados es una forma de voyerismo — el deseo de mirar entre bastidores los dramas de la vida. Susan Krauss Whitbourne, en un artículo para Psychology Today enumera otras razones: vivir indirectamente sin temores ni traumas, compararnos con otras personas, aprender técnicas para sobrellevar situaciones, aprender a evaluar nuestras propias capacidades, personalidades o emociones; o satisfacer necesidades insatisfechas en nuestra vida diaria.
Pero quizás exista también el anhelo más profundo de saber que las dificultades de la vida tienen solución. Tal vez para algunos sea saber que aun en las peores circunstancias humanas podemos encontrar una salida, una forma de superar el temor y los desafíos.
¿Cómo te definirías a ti mismo? ¿Eres un sobreviviente? ¿O un triunfador? Aunque quizás no estemos luchando por superar los desafíos de desiertos o selvas, todos tenemos nuestras experiencias en el desierto: la pérdida de un ser querido, desempleo, una enfermedad devastadora, soledad. ¿Cómo superamos estas pruebas?
Yo a menudo recurro a la vida de Cristo Jesús para aprender a sobrevivir y a prosperar con gracia, dignidad y curación. Al comienzo de su ministerio, Jesús pasó 40 días en el desierto orando. Según el relato, el diablo se le presentó y le ofreció sustento, protección y los reinos del mundo si se postraba y lo adoraba. Jesús rechazó las tentaciones con declaraciones de que Dios es el único poder y la única presencia. El Maestro no sólo sobrevivió a las tentaciones, sino que emergió de ellas con poder espiritual para sanar y bendecir a la humanidad y cumplir su misión.
Quizás esas experiencias en el desierto no sean tan malas. Los tiempos difíciles nos brindan oportunidades de progreso. Me encanta la siguiente definición de la sanadora y autora cristiana, Mary Baker Eddy, en su libro guía para comprender el mensaje intemporal de la Biblia, Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras:
Desierto. Soledad; duda; tinieblas. Espontaneidad de pensamiento e idea; el vestíbulo en que el sentido material de las cosas desaparece, y el sentido espiritual revela las grandes realidades de la existencia.
Esta definición nos ayuda a ver que sobrevivir no significa meramente esperar, esconder la cabeza en la arena y tener la esperanza de que todo pase. Lo que se necesita es superar el desafío agudizando nuestro sentido espiritual y prosperar al hacerlo. Pero al igual que los sobrevivientes del reality, nuestras experiencias en el desierto requieren acción. Para mí, esa acción se basa en la oración, en recurrir a Dios, apartarse de las circunstancias angustiantes y reconocer que Su presencia y poder son “nuestro pronto auxilio”, como expresa la Biblia.
Un escritor que disfruto mucho estaba en una excursión geológica con un par de colegas en un lugar remoto del desierto cuando se quedaron sin agua. Tras dos días de búsqueda infructuosa, pasó la noche en oración, reconociendo que Dios es la fuente de todo el bien, incluidos los alimentos, el agua, y todo lo que fuera necesario. A la mañana siguiente descubrió un pequeño punto verde en un cañón. Tras golpear el lugar con un pico, salió agua más que suficiente para abastecer la misión — no simplemente unas magras raciones para sobrevivir, sino próspera abundancia. El “sentido material” de carencia “desapareció” y se manifestó la “gran realidad” de que el agua necesaria ya estaba allí presente.
La oración es una serena comunión con Dios que revela nuestra relación con Él y alinea nuestra vida diaria con Su buena voluntad para con nosotros. Cualquiera sea el desafío que enfrentemos, el hecho de hacer una pausa momentánea o pasar una noche en oración nos equipa para superar y vencer los obstáculos que aparecen en nuestro camino. La oración nos ayuda a ver que no somos meramente seres humanos luchando por sobrevivir los infortunios y pruebas de la vida, sino pioneros brillantes, resplandecientes, que prosperan a pesar de la adversidad, y a veces debido a ella.
Este artículo fue publicado en Bloomington, Indiana Herald-Times
Sharon Vincz Andrews es Comité de Publicación de la Ciencia Cristiana para el estado de Indiana, EUA. Escribe sobre las conexiones entre la espiritualidad y el bienestar.