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Palabras
Lugar de Encuentro afronta su número 66 y de su mano nos acercamos a ese adiós tan falto de contundencia en que en este sur despiden los veranos. En estos días de calor diurno, frescas madrugadas y fuentes desecadas, desplegamos una batería de contenidos que, una vez más, acerquen al lector a otras realidades de nuestros pueblos. De este modo os invitamos a un recorrido por Alhaurín el Grande, por la II Carrera Socidaria Fundación Real Madrid de Alhaurín de la Torre, por la invitación otoñal a las Sopas Perotas, por la actualidad de la ancestral Cartima, por el buen tapeo pizarreño o por las entrevistas que nos acercan a destacadas personalidades del ámbito profesional y deportivo de este entorno malagueño. Y, por supuesto, por el descanso en los habituales contenidos sobre el buen beber, las mascotas más coquetas, la salud o la sabiduría jurídica.
Al margen de estos contenidos, creemos necesario hacer mención a la fatídica noticia que ha marcado el verano. Un verano que ha sido de pesadilla para muchos vecinos del Valle del Guadalhorce y, especialmente, de Alhaurín el Grande. La muerte, que nunca es grata, se convierte en pesadilla interminable cuando acaba con la vida de una niña de tan solo tres años y, además, lo hace con la violencia de una desaparición inexplicable y un desenlace excesivamente cruel. Esta publicación no puede obviar tan tremendos hechos y estamos obligados a solidarizarnos con la familia de la pequeña Lucía. Una obligación que nace del corazón, de la obligación moral que impone el dolor de unos padres que nunca encontrarán justicia que repare tanto sufrimiento.
Nuestras palabras, que son solo grafías impresas en un papel o manifestadas digitalmente en una pantalla electrónica, no pretenden realizar ningún juicio de valor, ni colaborar al morbo con el que otros medios han llenado sus mañanas, sus tardes, sus tertulias que solo buscan captar audiencia para ganar publicidad. No es nuestro estilo y en situaciones como esta creemos que las personas están por encima de todo. No es la noticia la que marca el comportamiento del periodista, sino el periodista, como persona, el que determina la forma de la noticia. Y la noticia, en este caso, en este momento, no es ofrecer detalles, opiniones más o menos fundadas o juicios de valor.
Somos conscientes de que este editorial no podrá paliar el dolor de unos padres que han visto truncada su vida pero creemos necesario mostrar públicamente la solidaridad de este medio para con la familia, así como mostrar nuestra disposición para ayudar en cuánto sea necesario y, de manera especial, para recordar que el caso aún no está cerrado y que corresponde a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado y al propio sistema judicial dar respuesta a todas las incógnitas que aquella fatídica noche se abrieron de golpe.