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Un par de sacos de serrín –biomasa que se diría en el argot-, decenas de manos pequeñas pero seguras y toneladas de ilusión por metro cuadrado… Estos han sido los recursos desplegados esta semana por los niños y niñas de Primaria para continuar enriqueciendo el ‘Agroaula’ de El Pinar con el abono de las promesas de abundancia en la cosecha de invierno. Proteger lo que tanto trabajo ha costado plantar y cuidar. De eso ha tratado la lección de estos días; una tarea a la que los hortelanos se refieren como ‘acolchar’ la tierra.
Después de tres meses de frenética actividad de campo –en la que no ha faltado el arado, preparación de tierra y retirada de malas hierbas-; en los bancales luce ya el verde de los brotes de lechuga, espinaca, acelgas, coles, borrajas y hasta manzanilla, eneldo, perejil, tomillo, romero, cilantro, aloe vera o lavanda. Si subimos al nivel superior del área de cultivo también veremos claveles, rosas o violetas. Tres estadios de producción –hortalizas y vegetales, aromáticas y flores- que coinciden con las tres ramas de emprendimiento sobre las que gira el proyecto del huerto escolar de este curso. La imaginación, el trabajo en equipo y la acción cooperativa son los motores que impulsan un proyecto colectivo que no para de crecer y enriquecerse temporada tras temporada.
Este año hemos sido capaces de iniciar la germinación partiendo de nuestras propias semillas, granos de los frutos guardados tras la campaña anterior. Por tanto, si todo va bien, cuando abordemos la recolección invernal de alimentos podremos estampar el sello ‘Made in Pinar’ en cada lechuga o acelga. Sería un buen comienzo. Pero esa es una historia que aún está por escribirse. De momento, seguimos en la brecha. Vamos dando forma a iniciativas que van desde la intervención sobre el terreno que están llevando a cabo los niños y niñas de Primaria hasta el desarrollo de ingeniosas propuestas de innovación, fabricación de productos de tercera gama o acciones de marketing, publicidad y comercialización que mueven los engranajes mentales de los chavales de Secundaria…
A estas alturas AgroPinar es más que el nombre comercial de la empresa inventada por los cientos de niños, niñas y jóvenes que cada semana pasan por la parcela de cultivo del centro. Bastante más, de hecho. AgroPinar es una factoría de ideas, un huerto de valores, un cadena de montaje de sueños y un aula al descubierto desde la que las ocurrencias e ilusiones de los pequeños se esparcen a los cuatro vientos.