La letrada Carmen Andrey Martín, finalista del Concurso de Microrrelatos sobre Abogados

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Ganadora del mes de marzo, opta al premio anual, cuyo fallo se dará a conocer el jueves 30 de noviembre.

(Comunicación Colegio Abogados Málaga) La letrada Carmen Andrey Martín ha sido la ganadora del Concurso de Microrrelatos de Abogados correspondiente al mes de marzo que convocan el Consejo General de la Abogacía Española y la Mutualidad de la Abogacía Española. El diploma acreditativo se lo ha entregado el decano del Colegio de Abogados de Málaga y consejero de Abogacía Española, Francisco Javier Lara.

Su relato, titulado “Teoría vs Práctica, ha convencido al jurado y se ha hecho con el premio de 500 euros además de optar al premio anual de 3.000 euros, cuyo fallo se dará a conocer este jueves 30 de noviembre.

Carmen, natural de Sevilla y residente en Málaga, participa en el concurso desde mayo del año pasado, cuando su marido le animó a participar. Disfruta escribiendo, lo que le ha llevado a tener su propio blog jurídico y a participar en otros concursos de microrrelatos.

La ganadora ha explicado que “a todos los que nos gusta escribir, nos resulta un reto fascinante el poder dar sentido a una historia tan breve a partir de sólo 5 palabras; y no sólo eso, sino ver cómo los compañeros han formado historias tan dispares a la tuya partiendo del mismo punto.”

Además ha señalado que, en cuanto a la historia del relato, “cuando sales de la carrera estás muy perdida (o al menos así me sentía yo desde luego), vas con la teoría muy fresca pero desconoces por completo la práctica diaria en los juzgados; yo me inicié además en plan “salvaje” digámoslo así, tuve que enfrentarme sola muy pronto a vistas y tal en las que ni siquiera sabía cuándo tenía que hablar y lo cierto es que he vivido historias bastante parecidas a la que describo en el relato, surgió totalmente de mi propia experiencia personal”.

EL RELATO FINALISTA:

TEORÍA VS PRÁCTICA

Mientras espera para entrevistarse con su cliente antes de que éste declare ante el juez, relee los autos por enésima vez. Chupa con fruición su tercera piruleta de la mañana y por un segundo se arrepiente de haber dejado de fumar. Sólo son nervios. Éste es su primer caso del turno de oficio: El (presunto) agresor roció a la (presunta) víctima el contenido de un cartón de vino, comenzando la pelea. Tiene que plantear su estrategia de defensa ¿Trastorno mental transitorio? ¿Enajenación? ¿Drogodependencia? ¡Quizás una concurrencia!

Por fin se encuentra con el detenido: mediana edad, ojeroso, encorvado, seguramente de preocupación. Le hablará claro, con total transparencia. Se ajusta la chaqueta, carraspea. El hombre levanta la cabeza y, al verlo vacilar, toma la iniciativa:

– Buenos días, ¿Eres nuevo? Ya era hora de actualizar la plantilla -ríe abiertamente enseñándole sus dientes descascarillados.- Siéntate, te contaré lo que haremos: Quiero declararme culpable.