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Los que me conocen saben de la importancia para mí de estas palabras. Creo que reflejan una filosofía de vida, al menos de la mía. Son parte también de mi Fe, son las palabras que dijo Jesús a Lázaro en el Sepulcro, y Lázaro resucitó.
Esta pequeña tribuna solo pretende echar la vista atrás doce meses, hacer un breve balance y sacar un par de buenos deseos para todos los que me regaláis vuestro tiempo al leerla. La escribo en esta mañana de sábado 30 de diciembre, que pone prácticamente fin a una semana y a un año en el que, probablemente a todos, nos podría haber ido mejor.
A Torremolinos le podría haber ido mucho mejor. Estamos ya inmersos en el ecuador de la legislatura que yo denominaría la de la improvisación, la de los objetivos cambiantes, la legislatura de la desilusión. En Torremolinos, en dos años y medio, nada ha ido a mejor y demasiadas cosas han ido a peor. Cuando hablo de nada me refiero, por supuesto, al gobierno municipal y a los servicios que todos recibimos de la Administración más cercana. Este año hemos pagado más IBI, pero sin embargo nuestras calles están más sucias, nuestros parques en peores condiciones (los que han quedado, claro), los presupuestos han sido insuficientes, irreales e incapaces de ser un revulsivo de nada. El partido que clamaba por la transparencia, se escuda en la opacidad, pero sobre todo se caracteriza por su ineficiencia, salvo para “colocar” a algunos, que para eso han demostrado eficacia sobrehumana. Ineficiencia en el gobierno de la ciudad, en las relaciones con la plantilla municipal, en la ejecución de proyectos, en Trabajar con mayúsculas, pero lo que es vergonzante, en trabajar en minúsculas, en ir a diario al Ayuntamiento y demostrar que los problemas se vencen. La ausencia es parte de la desilusión que también al equipo de gobierno contagia. Ausencias permanentes, prolongadas que llevan a que el gobierno esté en manos, a veces, de personas a las que los vecinos ni siquiera votaron y que en nada defienden los intereses de todos
Sin duda, el gobierno conlleva muchas dificultades, pero el vencerlas, levantarse y caminar de nuevo es el objetivo a seguir, al menos así lo entiendo yo. Ese es mi compromiso para 2018 y para todos los años que me quedan por delante. Levantarse y seguir, caminar.
Margarita del Cid Muñoz-