Artículo Periodístico 1.108º: “Sobre el suicidio, II”

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 Se habla de ochocientos mil suicidios en el mundo, cada año. Esto es una cifra que por si sola, nos debe plantear enormes preguntas, y desde luego buscar pequeñas y medianas y grandes respuestas y soluciones. Modestamente, sabiendo que no soy un experto, ni un especialista en este tema, quizás en ninguno, pero si creo que como persona que todavía da sombra en esta vida, que todavía respira, si puedo indicar algunas sugerencias o ideas, que quizás, a alguien, especialista o no, pueda servirle de algo, y esa persona o colectivo mejorarla o perfeccionarla o analizarla o criticarla e indicar si tiene valor o no lo tiene…

                        – Ante cualquier problema, grave del existir y de la existencia, de los seres humanos, podemos siempre abordarla de dos modos, pensar, que esto siempre ha sucedido así, o con modestia y saber, haciéndonos preguntas, buscando soluciones, intentar reducir dicho problema, si es posible que desaparezca.

                        Durante siglos y milenios hemos padecidos, el flagelo de muchas enfermedades, muchas epidemias. Y el buscar y la razón y la buena voluntad de los seres humanos, han ido resolviendo. En los campos de la medicina, existen docenas y cientos de casos. Aquí, aquí tenemos un problema gravísimo para la sociedad, la humanidad, las familias, los individuos, los que cometen este acto de quitarse voluntariamente la vida, los que quedan, cercanos o allegados a ellos, que tienen que soportar durante toda su existencia, esa realidad que ha realizado, su pariente, padre o hijo o hermano.

                        Quisiera, en mi modesto saber, aportar quizás, alguna sugerencia, algún sosiego, y quizás, alguien tenga algunas herramientas mejores, para no caer en este error, error en todos los sentidos. Porque la vida, con sus dramatismos y sus alegráis, hay que dejarla que transcurra, unas semanas vendrán muchas tormentas, otras, demasiados calores, pero otras, también un clima suave y tranquilo.

                        – Una media sencilla, simple, como las que yo pueda sugerir, por qué no crear en cada ámbito territorial, nacional, uno o varios concursos de “artículos periódicos, crónicas, entrevistas sobre este problema”. Así de este modo, podríamos difundir, ser más conscientes del problema, sin dramatizar demasiado. Porque quizás, antes de una enorme crisis en este sentido, se puede pasar una precrisis. Y es ese tiempo, cuándo estas personas que pueden caer en este problema, deben consultar con personal especializado, médicos, psicólogos, psiquiatras, sacerdotes, etc.

                        – Por otro lado, no podemos negar, que existen desde la antigüedad sistemas de pensamiento o filosofías o ideologías, que defienden dicha realidad, como posibilidad o potencialidad, en algunas condiciones o circunstancias. A eso se le dan distintos nombres, y distintas argumentaciones…

                        Pero hay que preguntar a los cercanos, a los familiares cercanos, que han padecido un caso de esto, para darse cuenta, que el drama y la tragedia que plantean, es tan grave, por lo cual, esos argumentos y razones, se quedan en nada. No hay razón que pueda sosegar o tranquilizar a unos padres, que hayan sufrido este flagelo, que su hijo o su hija, se haya quedado su vida truncada por esta razón o por otras, en una edad temprana de su existencia.

                        Bueno, sería, si los padres o hermanos o parientes cercanos quieren, que se les pregunte a ellos, a esas personas que han sufrido un episodio como éste lo que piensan y sienten y lo que sufren, y como sus vidas quedarán truncadas para toda su existencia.

                        – El ser humano durante su existencia tiene que buscar-desear una moralidad-ética correcta y adecuada, de tal modo, que ese escudo, le sirva para afrontar lo bueno del existir, lo menos bueno del existir. Porque ambas realidades, tendrá que soportarlas, ambas realidades le vendrán en su existencia, en toda existencia.

                        No todas las filosofías morales, ni todas las éticas, ni todas las morales son correctas en estos temas o en estas cuestiones. Ni en otras.

                        – El ser humano, debe prepararse, o al menos, saber o entender, que le puede venir, en su existencia, una grave enfermedad, un grave accidente de cualquier tipo, laboral o vial o de otro tipo, que le deje sus facultades y potencialidades mermadas, gravemente disminuidas.

                        Y debe aprender que cuándo eso le suceda, que no le sucede a toda la población, pero si a una parte o proporción o tanto por ciento, cuándo le suceda, si es que le sucede, debe afrontarlo lo mejor posible, adaptarse a la vida, tal y como le ha venido. Y de ese modo, hacer frente a las circunstancias de la vida y de la existencia.

                        Sé que esto es más fácil decirlo, que soportarlo o superarlo o afrontarlo, durante meses o durante años. Pero tampoco resulta fácil escribirlo, ni redactar estas palabras.

                        – Todos los seres humanos debemos afrontar la decadencia física y psíquica, en un terreno o en otro, debemos vivir y existir, intentarlo llevar una vida digna y honesta, con los parámetros de salud más positivos, pero cuándo vengan, y no pueda la medicina y psicología ortodoxa y oficial curarlo, cuándo vengan pues debemos ceñirnos el escudo y la armadura para soportar la realidad. Nuestra enfermedad, nuestro penar, de la forma más positiva y humanitaria posible. Pero debemos seguir viviendo y existiendo, quizás, nuestra simple presencia, pueda ayudar a otras personas, con menos problemas, a ver los suyos, con otro optimismo, quizás, quizás el ejemplo, sea entonces la gran sugerencia, el gran bien, la gran aportación que podemos dar y otorgar a los demás.

                        De este tema, como de muchos otros resulta difícil hablar, pensar, sugerir, y mucho más escribir y redactar, porque es un tema tan controvertido y tan sufriente, que siempre, o te quedarás corto o largo, nunca encajarán tus palabras y tus frases, en la realidad existencial y vivencial de una persona. Alguien que ha sido un gran corredor de maratón se encuentra en su existencia, de mediana edad o en la tercera fase o edad de su existir, se encuentra que apenas puede andar. Y tiene que soportar esa situación, unos meses o años o lustros.

                        Quizás, nos preparan, educan, enseñan a muchas cosas y realidades, que son necesarias, pero quizás nadie nos prepara o enseña a soportar lo bueno de la vida, lo menos bueno de la vida, lo trágico de la vida. Quizás, quizás, nadie nos enseña, quizás, tampoco nosotros, nosotros somos capaces o queremos empezar a aprender de dicha posibilidad. Quizás, quizás huimos de nosotros mismos, quizás, quizás no aprendemos a habitarnos, modestamente, sosegadamente de y en nosotros mismos.

   http://twitter.com/jmmcaminero     © jmm caminero (14 diciembre 2017-02 febrero 2018  cr).

Fin Artículo 1.108º: “Sobre el suicidio, II”.