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Sé que personas, me dicen, que pocas personas se atreven hoy día, incluso existiendo en el mundo miles de periódicos digitales, en papel, y virtuales, se atreven a tratar temas de moralidad y de ética y de eticidad. No sé si esto será así, pero creo que es un deber y una obligación de todo analista o pensador o escritor o articulista tratar estos temas, porque estos constituyen el entramado profundo de otras realidades. Dicho de otro modo, males sociales de muchos tipos, disminuirían si todos tuviésemos, en la teoría y en la práctica, concepciones éticas y morales más adecuadas. Personalmente, no deseo a nadie, cambiarle su mentalidad, pero si, que reflexiones sobre multitud de temas y cuestiones. Al fin, de cuentas, casi todo estriba, en pensar y en creer, si cada persona individual tiene un valor infinito o solo lo tiene limitado. En qué lado de la trinchera sobre esta cuestión está usted. Porque de ello se derivarán multitud de aspectos diferentes, en la teoría y en la práctica.
– Entre otras definiciones la ira-cólera se ha descrito, como el deseo desordenado de rencor-inquina-maledicencia, contra el que creemos nos ha ofendido.
Hoy, podríamos indicar algunas notas. Primero, quizás ni siquiera sepamos o conozcamos, esta definición o descripción o algunas de las similares. En segundo lugar, quizás, ni siquiera aceptamos que la ira-cólera es un deseo-pasión negativo, es un error moral, grave o menos grave, según la ira-cólera, según el producto, según lo que se haga, según las consecuencias, etc. En tercer lugar, no sabemos que pueden existir ideas o deseos o emociones ordenados moral o desordenados moralmente, cuarto, quizás vivamos en una sociedad, que conscientemente se educa a las personas, a que no tengan moralidad correcta, o una moralidad tan difusa, que después nos extrañamos, de qué tal individuo realiza tal hecho o deja de hacer otro, cuando no se enseña una moral y ética correcta, aunque sea mínima a la población, en casi ninguna entidad social.
Por otro lado, cuando alguien acepte que puede estar en un estado de ira, o en un sentimiento de cólera-ira contra alguien, quizás deba intentar analizar la realidad, quizás no es lo real, o el hecho o el dato tal como es, quizás, siendo como es, debe intentar reducir la ira-cólera, aprender a reducirla. Que no queremos decir o indicar que no busque la verdad, la equidad y la justicia. Pero hoy la sociedad tiene multitud de aparatos para intentar mediar en los conflictos de todas las clases.
El problema es cuando se tiene esa mezcla de ira y envidia y odio e inquina y rencor y maledicencia contra una persona. Por razones, que pueden ser de todo tipo. Cuándo una persona ha caído ene se estado, contra una persona o contra varias, o cuándo su personalidad es propensa a los ataques de ira y cólera, e incluso en el ambiente social, se minusvalora su importancia, incluso su gravedad, indicando que ese es su genio y su carácter, pero el que hace sufrir su carácter y personalidad de cólera e ira a otros, no sería capaz, de soportar que otros, le tratasen de ese modo.
– Puede que hagas o no hagas muchos actos buenos, sean actos de hechos, sean actos de palabras, sean actos de gestos, sean actos de emociones o sentimientos, sean actos de pasiones-pulsiones, que sientas dentro de ti o las actualices fuera de ti.
Pero al menos, intenta no hacer o no realizar actos malos moralmente, negativos desde la eficiencia de cada tema, de tal modo, intenta no hacer actos malos, sean actos de hechos o de palabras o de gestos o de emociones o de pasiones…
– Quizás, quizás demasiado males tenemos porque no conocemos de forma correcta y con un saber ortodoxo lo que somos, porque no conocemos de forma correcta, ni siquiera todavía la especie humana el cerebro y la mente, todos sus productos, por tanto, solo conocemos algunas realidades de nuestro yo, más profundo, sea a nivel fisiológico-biológico, sea a nivel, y en conexión con su nivel neuronal-cerebral y sus productos es decir, conceptos e ideas, deseos, pasiones, emociones, palabras.
Y al no conocer lo que somos, o conocerlo de forma limitada, por diversidad de razones, a veces, somos como una hoja o un barco de papel en el Atlántico, lleno de olas, tempestades, calmas, huracanes, tormentas, etc. Y demasiadas veces, al no conocer de forma correcta, o mínimamente lo que somos, pues nos hacemos daño innecesario a nosotros mismos, y a los demás.
– Cuándo estés en un estado digamos de ira-cólera, ten mucho cuidado con lo que dices y con lo que haces, ten mucho cuidado de materializar tus emociones y deseos y pasiones y sentimientos, porque es muy fácil equivocarse, casi siempre en demasía.
De todas formas, no olvides, que en un juicio, siempre hay un juez, un fiscal, un abogado defensor, y las partes en litigio. Y tú, lleves razón o no, eres el ofendido y el ofensor, el juez, el fiscal, el abogado defensor y el abogado del litigante.
No negamos que existen injusticias, y cada vez, nos tememos más, porque los humanos no quieren, no se les enseña una ética correcta mínima, pero los humanes, tienen que reaccionar de forma correcta a los actos propios, a los actos de los demás, y casi siempre se encuentran o deben hallar cauces para resolver los problemas, pero sin intentar caer en la ira, para eso están los tribunales, para eso están otros medios…
Si la persona con la que sientes te ha ofendido, es una persona, que durante años ha demostrado equidad, justicia, veracidad, bondad, puede ser que la ofensa que te haya hecho, no haya sido consciente, por lo cual, el diálogo puede y debe ser el primer paso. No vayamos a caer en el error, de que alguien te ha hecho diez favores, y no lo tienes en cuenta, y te hace un disfavor, que no sabemos si no lo es tanto, o si no ha podido, y ya le cruzamos en sentencia durante toda la existencia y todo el existir. Seamos prudentes en todo. La justicia hay que alcanzarla según la legalidad, y según la moralidad correcta, y según los modos y medios adecuados.
Intenta no buscarte adversarios, tienes que defender tu postura, tus realidades, tus derechos, pero si es posible, sin necesidad de buscarte adversarios, menos enemigos. Puedes y debes quejarte, si crees que te han hecho una injusticia, pero intentar no hacer ningún mal. Muchos si alguien se les queja, lo ponen en la habitación de la lista negra. Y ellos o ellas, en la misma situación quizás hubiesen respondido, seguramente, con más dolor, y con mayor reacción negativa.
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Fin artículo 1.155º: “De los errores morales graves, III”.