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(Esperanza Mena) En la noche callada y sosegada, me encanta mirar a las estrellas. Ellas me serenan el alma y por un momento me hacen olvidar las cosas malas que hay en esta vida. Me da mucha tristeza ver cómo han cambiado las cosas últimamente: la educación brilla por su ausencia y la vida no vale nada.
Solo impera el dinero y sobre todo el poder, ese que destruye todo lo que toca, y para conseguirlo todo es válido. Me siento triste al ver cómo los separatistas catalanes juegan con los sentimientos de todos los españoles, me avergüenza que por dinero quieran separarse de una España que siempre los trató magníficamente (a mi parecer), pues desmantelaron fábricas en otras ciudades para tenerlos contentos y callados.
¡Caramba, Esperanza, cuántas cosas has visto en esta vida, y las que te quedan por ver, si peleas por vivir!
Tú sigue hablando contigo misma, aunque me dicen que esto solo lo hacen los locos. Tal vez sea verdad y me falten algunos tornillos, pero bendita locura que me hace sentir viva.
LA NOCHE
Mira cómo el sol se duerme
en los brazos de Morfeo,
para que salga la noche
y extienda su manto negro.
Cubierto todo de estrellas,
de estrellas y de lucero,
la noche sale embrujando
a los amantes secretos,
y a gente de mal vivir
que suspiran por lo ajeno
y en su oscuridad se esconden
para poder sustraerlo.
Y las ninfas de los ríos
sueltan su melena al aire…
para bañarse y jugar
y que los duendes les bailen.
La lechuza soñadora…
despierta para cazar
con la noche, ¡es la hora!
Y después…a descansar.
Pero… la noche es la noche;
para el poeta, poesía;
para el amante, es amor;
para el alma, es armonía.
Y para mí, ¿qué es la noche?,
me pregunto cada día.
La noche es mi compañera
de sueños y de fatigas.