“Creadores: Mallarmé”

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                        Al enfrentarte a la vida y obra de un gran autor, o ser considerado un gran creador, como es Mallarmé, nos enfrentamos al misterio y enigma de lo que es el arte, en este caso la literatura, lo que es el ser humano, en este caso Mallarmé. Intentamos indagar en ambos sentidos, en la medida que podemos para intentar dilucidar, los claros y las sombras, las luces y las negruras, porque no olvidemos que a veces, con una gran estética va acompañada de una ética o moralidad no demasiado notable, y viceversa.

                        Stéphane Mallarmé (Paris, 1842, + Valvins, 1898). Se considera a este autor como el puente entre el simbolismo, y todas las vanguardias que vendrían después, vanguardias que se produjeron en todas las artes, y que diríamos abrieron el camino a lo que la segunda mitad del siglo veinte y hoy vivimos, y de alguna manera en la que existimos. Demasiadas veces, creemos que solo se ha avanzado en ciencia y en tecnología, y en estos dos últimos siglos, si quieren tres, no ha habido ningún campo de la realidad humana y cultural y social y de costumbres y de conocimiento que no se haya avanzado, quizás, no todo ha sido en el buen camino, pero en todo se ha ido hacia nuevos derroteros.

                        Es imposible analizar a un autor, una persona, una obra, en este caso nos sucede lo mismo, pero también es cierto, que debemos intentar mirar en estos espejos, estas personas y sus obras y sus producciones y sus actos, para intentar aprender y aprehender, por catarsis o mimesis o por análisis, lo que debemos hacer y lo que debemos dejar de hacer. Al final, los grandes autores, nos gusten o disgusten son los creadores de la sensibilidad actual y del pasado y del futuro.

                        Quizás, el ser humano en estos dos últimos siglos, continúa el signo del humanismo de hace cinco siglos, pero en esa época del humanismo o del renacimiento, el ser humano quiere recuperar su ser en el mundo, pero no niega o reniega de Dios y de sus valores tradicionales de la metafísica occidental, pero quizás en estos dos siglos o siglo y medio último se produce un cambio esencial, demasiados autores de todas las artes y saberes, en general, quieren que el ser humano, muchas veces, ellos mismos, ser el centro del universo y del mundo, y para eso, les sobra los grandes valores de la tradición metafísica y espiritual y moral occidental, incluso muchas veces, también les sobra los otros seres humanos, aunque casi siempre tienen la inteligencia y la sagacidad de hacerlo en nombre de grandes valores de libertad, autodeterminación, voluntad propia, progreso, solidaridad, etc.

                        Bastante, bastante carga es para un autor, sea el arte que sea, o un científico social, cargar con la pesada carga de intentar ver otros puntos de vista de y en la realidad. Bastante peso  lleva sobre si mismo tanta responsabilidad en cualquier autor. Por tanto, en principio, tengo un sumo respeto a cualquier persona que intenta en el campo que sea, intenta buscar la verdad y la bondad y la realidad y la belleza, lo consiga o no, esté de acuerdo o no lo esté con sus resultados. Pero también, es obligación de las generaciones futuras y de las presentes a ese autor, matizarle, con respeto y racionalidad hacerle autocrítica a sus planteamientos, así de ese modo, ese autor o autora, puede que rectifique algunos puntos de vista…

                        Todo autor, creador o investigador o buscador, que es la palabra que a mi más me agrada, sea de ciencia o tecnología o filosofía o teología o artes, tiene que intentar analizarse a si mismo, de muchos modos y de muchas maneras. El trabajo del autor-creador-investigador, es un análisis propio sobre si mismo, aunque analice cualquier objeto o realidad exterior, humana o no humana, natural o no natural, matemática o no matemática. Tiene que someterse primero al propio autoanálisis, por eso, existen demasiados autores que no llegan a un grado suficiente de calidad. Porque traspasan sus heridas y traumas al lenguaje específico de su saber, puede que realicen obras de alto nivel conceptual y estético e innovador, pero se equivocan, porque son proyecciones de su ser, muchas veces, de sus traumas y de sus heridas y de sus sufrimientos. Y no podemos negar que somos personas, arrastramos nuestras cargos y cargas, pero también debemos intentar ser objetivos, al menos, lo más objetivos posibles.

                        El autor de arte, sea el arte que sea, desde el diseño a las grandes artes, antiguas o modernas, tiene que ser muy consciente, que trabaja con la sensibilidad, es decir, sus palabras, además de ser contenidos conceptuales, podríamos denominar que son contenidos estéticos y de sensibilidad, o dicho de otro modo, son dardos o flechas que van a la dimensión profunda del ser humano, a la irracionalidad humana, en todos sus sentidos, y demasiadas veces, el lado racional del ser humano lo soslaya, es como si dijésemos entra en el castillo interior o en la morada interior del sujeto, sin atravesar las habitaciones o moradas exteriores, de la racionalidad y del pensamiento.

                        Por eso, el arte y las artes, y son muchas, y a veces, combinadas muchas artes entre sí, son tan esenciales, para el desarrollo humano. Al final, un concierto de música, un discurso o conferencia, una película puede llegar a lo más profundo del ser humano, a ese mundo interior, y quizás, aceptamos ideas y contenidos y formas de ser y de estar, sin haber pasado por el tamiz racional de los saberes racionales…

                        Todo autor trabaja en la libertad, Mallarmé también, pero también hay que indicar, que lo grandes autores, que nos diseñan de algún modo la sensibilidad, nos educan la sensibilidad, nos ensalzan o aminoran las pasiones-deseos-pulsiones-instintos-libidos-emociones-sentimientos, tienen una enorme responsabilidad en la búsqueda de la realidad, de la mismidad de la realidad, y por tanto, de la verdad-bondad-belleza.

                        Lección, que uno, que ha estado siempre enfrascado en la mar de la cultura, de las artes, uno a veces, siente que los grandes autores y genios de la humanidad, da la sensación que no son conscientes de ello.

                        Invito a la lectura de Mallarmé, no podría ser de otro modo, pero no invito si se es demasiado joven o si se está pasando por una crisis grave en algo. Porque las frases e ideas, palabras o conceptos entran en lo más profundo de tu ser o del ser humano, y pueden condicionar después lustros de desarrollo en un sentido o en otro. Nadie se rasgue las corbatas por este consejo. Paz y bien y bondad.

 http://filosliterarte.blogspot.com.es  © jmm caminero (13 mayo-19 septiembre 2018 cr).

Fin artículo 1.381º: “Creadores: Mallarmé”.