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Hay temas difíciles, dramáticos, en los que sientes, tu debilidad, tu ignorancia en muchos sentidos y aspectos, pero que son y están en la realidad, y que por tanto, como modesto y responsable articulista hay que tratar. Que hay temas que sabes, indiques algo, casi siempre te equivocarás, por exceso o por defecto, por contenido o por falta de estructuración, por una realidad o por otra, por una causa o por otra. Pero hay temas, que sabes, que tienes que estudiar y analizar y abordar, sabiendo tus limitaciones, pero quizás, alguna frase pueda ayudar a otras personas, a tomar conciencia de este problema, en este caso de esta lacra social y humana, un problema tan grave y tan dramático, que al menos, me gustaría que alguna idea, pudiese servir, modestamente para algo bueno y positivo y, para alguien.
– Según la OMS cada año se producen un millón de personas que se suicidan en el mundo, unas tres mil personas cada día, una persona cada tres segundos. Lo cual, nos lleva a reflexionar sobre este tema. En principió hay que indicar que en este artículo y en otros, anteriores a este sobre este tema, y otros que puedan surgir en el futuro, debo indicar que yo no soy un experto, ni tampoco demasiado entendido en esta cuestión, pero quizás, quizás desde la filosofía y la literatura y el arte y las artes puedan servir algunas ideas que he ido aprendiendo, y también desde la observación, y también desde mi modesta práctica en el mundo de la salud mental.
Por lo cual, esto debe tomarse como epidemia mundial, y todos, pequeños y grandes, individuos y colectivos podríamos aportar algo, para disminuir estas cifras, o intentar hacerlas desaparecer…
– Desde el Congreso de los Diputados se urge crear un plan para la prevención del suicidio. Porque se indica que las muertes por suicidio son trece veces más frecuentes que los homicidios, y el doble de personas por accidentes de tráfico.
Por lo cual es obvio y evidente que se necesita un Plan Nacional para la Prevención contra el Suicidio.
Que hasta donde yo conozco ya está en marcha. Hasta donde conozco parece ser que el suicidio es la primera causa de muertes por causa externa en personas menores de cincuenta años.
Quizás nos haya tocado vivir en un mundo muy complejo, quizás en dos generaciones, en setenta años hemos pasado de un mundo rural, preindustrial en España, a un mundo postindustrial, y todo, todo ha cambiado, las maneras y formas de entender y comprender el mundo, las maneras de comprendernos y entendernos en el mundo. Y de alguna forma casi todo ser humano, hoy, hoy está perdido en ese mar de cultura y de ideas y de estímulos y de datos y de conceptos que nos ofrece el mundo constantemente. No olvidemos que hoy un ser humano percibe y ve y siente más imágenes que un ser humano hace cien años en toda su vida y su existencia.
Todo ha cambiado y quizás, tanto cambio, la sociedad y la cultura y los colectivos y los individuos no han sido capaces de fijar unos elementos en común, diríamos una síntesis para presentarse frente al mundo de forma armoniosa. Quizás tantos estímulos en tantas direcciones, hace que los humanos, la mayoría viven la existencia, diríamos fragmentada por dentro y por fuera. Quizás tantos acontecimientos que suceden, pero que se conocen, tanta información, tantas posibilidades llena a los seres humanos de un cierto grado de angustia, que algunas personas, no son capaces de superar… Quizás…
– Quizás, no se nos educa lo suficiente, desde todos los ámbitos de la sociedad, familia, escuela, cultura suficiente, sobre la frustración, de cómo soportar el fracaso y la frustración y la angustia y la pena y el sufrimiento, que toda vida arrastra. Quizás deberíamos recordar a Buda, y la vida humana, tiene muchos puntos de colores pero también algunos puntos de negruras y negros. Quizás, no debamos olvidar, y por tanto, educar y enseñar, que la pena y el sufrimiento y el desaliento también forma parte de la vida, igual que el día y la noche y la lluvia y el calor y el frío y las heladas, y que todo ser humano debe saber, que tiene que prepararse para días de suavidad y pequeñas alegrías, y días de sufrimiento y de grandes penas.
En otros tiempos que las religiones en Occidente y en Europa, el cristianismo estaba más implantado en el pensar y sentir colectivo, la religión debemos aceptarlo era un dique ante este problema, es decir, era por un lado un consuelo, y era por otro, un conjunto de razones, por el cual, a toda persona se le enseñaba que su vida debía cuidarla, y que su vida tenía que vivirla, y que aunque tuviese enfermedad seria y grave, aunque tuviese estados de ánimo decaido, aunque pasase por situaciones muy graves, la obligación de toda persona, era cuidad su propia vida, su propio cuerpo, su propia mente y su propia alma. Por lo cual el suicidio no era una solución para nada. Quizás habría que contar con las religiones, en concreto el cristianismo en nuestro ámbito, para intentar que siguiese siendo un dique ante este enorme problema que el mundo debe enfrentarse y no ocultarlo, no olvidarlo.
De media cada día, parece ser que fallecen por suicidio en España unas diez personas, en el mundo de media cada día unos tres mil seres humanos. Por lo tanto, parece obvio que la sociedad y las entidades públicas y privadas, asesoradas por los expertos, deban indicar pautas y normas y sugerencias para intentar que esta realidad disminuya. Es absolutamente necesario hacer disminuir, si es posible que desaparezca esta lacra de la humanidad, de nuestra propia sociedad y país. La Organización Mundial de la Salud, OMS y otras organizaciones han promovido el día diez de septiembre como el día contra la Prevención del Suicidio.
http://twitter.com/jmmcaminero © jmm caminero (16 diciembre 2017-17 octubre 2018 cr).
Fin artículo 1.411º: “Cuestiones sobre el suicidio, I”.