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Tradicionalmente se ha definido la gula como un error moral capital, en lenguaje clásico como un pecado capital. Su definición ha sido un deseo o apetito o pulsión desordenada de comer y beber.
Si nos fijamos bien, se describe como desordenado. No hay que explicar que es necesario la comida y la bebida, de forma sana, en cantidad y calidad suficiente.
Al indicar desordenado pues ya designaría, no solo la cantidad de comida o bebida, sino incluso de ciertos elementos no convenientes, por ejemplo, el alcohol.
Por lo tanto, entremos mínimamente en un tema o en una cuestión que raramente se describe últimamente desde la literatura o desde la filosofía, aunque si desde los temas de la salud.
La moralidad o ética tiene tres vertientes al menos, una la teorización correcta de una moral correcta, segundo, ya indicado lo bueno moral, lo correcto moral, habría que enseñar el camino para llegar a ese bien moral; tercero, si una persona ha caído en ese mal moral, que por lo general, no suele ser solo un mal moral sino añadido un mal espiritual, pero también desde otros aspectos mal psicológico o sociológico o sanitario, etc. Porque tanto el bien o el mal, bien y mal moral tiene otras ramificaciones, sociales, culturales, religiosas, económicas, familiares, afectivas, psicológicas, etc.
Es fácil entender que una demasía en la comida como es el caso que analizamos o en la bebida, tiene consecuencias en la salud propia, en la vida familiar, en accidentes sanitarios o enfermedades biológicas, incluso accidentes de tráfico, problemas sociales, etc.
¿Si desde las ciencias sociales y otros saberes ortodoxos se estudiase las consecuencias que ha tenido en la historia y en el mundo, en las familias y en los individuos caer en la gula, sea ésta entendida clásicamente en el exceso de comida o bebida, sea entendida en las acepciones modernas, el consumo de sustancias negativas y perniciosas, drogas, etc.?
¿Por qué las ciencias sociales y otras especialidades del saber, no entran con sus metodologías en el estudio de estas realidades, o lo hacen tan livianamente, por qué el saber ortodoxo de cientos de miles de profesores de universidad, de miles de departamentos de universitarios en el mundo, entran tan poco en el estudio de este aspecto de la realidad humana, lo que clásicamente se denomina gula, pero pónganle el nombre que quieran…?
Quizás deberíamos amplificar el concepto de gula, y no solo aplicar al tema de la comida o la bebida o la ingerencia de sustancias tóxicas, sino el consumo excesivo de información, de noticias, y todo lo que sea un uso desordenado de consumo de realidades físicas o materiales o psicológicas o sociales…
Porque en cualquier campo es negativo el “exceso”, sino que en todo se debe inculcar y aprender la moderación, incluso la moderación correcta y adecuada, verídica y verdadera, buena y bondadosa, útil y racional y prudente y con sentido común…
¿Cuántos males, enfermedades, sufrimientos, angustias, penas habrán venido y soportado los individuos y las familias y la sociedad y la humanidad por la gula, por el apetito desordenado de comida, bebida, sustancias tóxicas y, otras realidades sociales y humanas…?
Generalmente la persona o colectivo o grupo o sociedad que cae en la gula, sea de una entidad o de otra, por lo general no solo cae en ese defecto, de forma desordenada sino en otros que pueden acompañarle. No solo se equivoca, por lo general, esa persona en caer en ese defecto, sino que casi siempre va acompañado de otros, o induce el primero en otros… Caes en la bebida de forma desordenada y puede llevarte al juego o al tugurio o a la riña o…
¿Vivimos en unos tiempos, que parece, aceptamos que la tolerancia nos debe llevar a admitir todo…? ¿Y confundimos que el sistema jurídico admita diríamos una libertad enorme en costumbres y hábitos y actos, no quiere decir, que estos sean correctos, que el sistema jurídico permita el alcohol, el individuo debe saber, que un vasito de vino es correcto y bueno, pero consumir medio litro no parece correcto, desde ningún punto de vista, ni sanitario, ni moral, ni económico, ni social…?
¿Cuántas veces, la persona que ha caído en la gula, digamos la bebida, lleva a la desesperación, angustia, pena, sufrimiento a las personas de alrededor, especialmente, padres o hermanos o hijos o conyugue, cuántas veces, ese mal se transmite y tiene consecuencias negativas en hijos, nietos, biznietos de algunas maneras y formas…?
Porque el mal, observen y analicen, igual que el bien se transmite de algunas maneras y formas a otras personas, no solo lo padece la persona que lo hace o sufre o realiza, sino también a los cercanos, también incluso a personas que todavía no han nacido. Sin caer en los escrúpulos, no podemos negar que cuántas veces, se cumple el adagio de buda, la rueda del sufrimiento, el bisabuelo jugador de cartas, el abuelo ebrio, el padre lujurioso, el hijo…
Ciertamente sin exageraciones tampoco, pero lo anterior es verdad, ciertamente, no siempre en todas las líneas de los descendientes, pero si en algunas, y desde luego, en todas tienen consecuencias negativas. En tiempos que tanto valoramos los patrimonios económicos, bien haríamos que estos son mucho mejores y más extensos, si los antecesores no han caído en la gula y en otros errores morales graves…
Es cierto que a veces, la gula viene acompañada o sugerida o inducida o causada por complejos de inferioridad, por desordenes de tipo psicológico o social, por angustias o penas debido a problemas sociales o laborales, por traumas o heridas producidas en la infancia o en la primera juventud, por la enorme presión que provoca la sociedad, la moda, el ambiente social, etc.
Todo debe terminar, y este modesto artículo también. Solo hemos empezado en este tema, continúe usted reflexionando sobre este error moral grave o capital, la gula, pero también sobre otros, y especialmente, reflexione el concepto de desordenado y desorden moral. Esencial para una práctica moral correcta, para una teorización correcta de la ética.
© jmm caminero (05-06 noviembre 2018 cr).Fin artículo 1.436º: “Reflexiones sobre la gula”.