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Leopoldo de Alpandeire, Alpandeire, 1864, + 1956, Granada. Pío de Pietrelcina, 1887, Pietrelcina, + San Giovanni Rotondo, 1966. Dos misterios y enigmas humanos y metafísicos y morales y espirituales de nuestro siglo.
Vivimos unos tiempos que cuándo se analizan cuestiones morales, religiosas, espirituales, sociales, antropológicas, psicológicas y de todo tipo, diríamos que nos hemos centrado en unas perspectivas y dimensiones, y generalmente, no tenemos en cuenta otras.
Aquí cito a estas dos personas, un italiano, un español, nacidos en el siglo diecinueve, fallecidos ya pasado la segunda mitad del siglo veinte, que tuvieron que pasar y soportar, como todos los de sus generaciones, todos los embates de ese cabalgamiento de esos dos siglos en Europa.
Cuando se analizan problemáticas morales y éticas, se abordan desde todos los puntos de vista, sociológicos, económicos incluso, filosóficos, psicológicos, etc., pero pocas veces, en estos tiempos se abordan, desde personas, que pueden tener nuestra misma ideología o distinta, pero parece, al menos parece que han tenido un alto nivel moral y ético, y espiritual-religioso.
Estas dos figuras, diferenciando las personalidades son como los Gandhi de Europa, de este siglo, ciertamente, no se inmiscuyeron en política, el de Alpandeire, se pasó gran parte de su existencia, en Granada haciendo el oficio de limosnero, es decir, una persona que pedía para su convento y para los otros, el de Pietrelcina, casi toda su existencia en un convento, confesando y rezando.
Pero estas dos personas y personalidades, alcanzaron un alto nivel moral, un alto nivel de concepción de las realidades metafísicas y espirituales, quizás, no por sus dotes intelectuales, que no debemos minusvalorar, sino porque estaban unidos, en gracia, al Misterio del Misterio, el Nazareno…
Vivimos y existimos en un tiempo complejo, leemos, nos acercamos, percibimos información de multitud de fuentes, y por el contrario, raramente, ahora, se leen o se ven o se piensan o se meditan biografías de las grandes figuras que en el cristianismo son tomados como personas de alto nivel moral y espiritual.
Es decir, buenas biografías sobre esas personas, sus acciones, sus pensamientos. Buenas biografías bien hechas, respetuosas, y ponderando razones y argumentos. Biografías escritas o en documentales o en película cuándo existen…
Perdemos una enorme cantidad de conocimiento, no solo sobre la época que les toco vivir, que es la anterior a la nuestra, las generaciones anteriores, detalles que solo podemos enterarnos si reflexionamos y pensamos y nos informamos sobre vidas particulares. Pero también conocimientos de moralidad y de ética y de espiritualidad y de ascética y de verdadera mística, y no tantas pseudomísticas como abundan en el supermercado del mundo actual.
Dicho de otro modo, podemos leer y pensar y reflexionar desde la filosofía, en multitud de temas o cuestiones de moralidad y de ética y de filosofía moral, pero en estos grandes personajes de la religiosidad del cristianismo, encontramos incardinados en sus personas, esos misterios morales, es decir, son esas grandes figuras, que casi siempre en silencio, realizan labores, muchas veces, sin lustre, de no prestigio, rutinarias, normales, pero por los vericuetos de la existencia, por los enigmas de la vida, esas figuras acaban teniendo una proyección enorme en los corazones de los demás seres humanos, incluso de la historia de esas ciudades, regiones donde habitan y respiran, o incluso del mundo.
Caemos en una especie de contradicción, desde la filosofía, nos pasamos toda nuestra existencia dilucidando cuales son los principios morales más adecuados y verdaderos para el existir humano, nos pasamos la existencia analizando la veintena de grandes filosofías morales que en la humanidad existen desde hace veinticinco siglos hasta ahora, y después, los grandes éticos, los grandes moralistas que existen, que quizás jamás realicen discursos o sí, no escriban libros o sí, no realicen grandes cosas o sí, pero que son el ejemplo real y existente, de moralidad, de esas personas no estudiamos sus vidas, no buceamos en ellas. Estos grandes santos y santas, canonizados oficialmente, según los parámetros del cristianismo, estos grandes santos y santas, son de verdad, los grandes filósofos de hoy, escriban o no escriban, son los altos personajes de las cumbres de la moralidad, de dónde nos pueden enseñar las altas moralidades, los que nos despejan, con sus vidas, a veces, con sus pequeñas frases, una enorme cantidad de problemas personales, existenciales, vivenciales, y también filosóficos, morales, espirituales, metafísicos…
Es un enorme misterio de nuestra época, que tanta información consumimos de todas las maneras y formas y medios, que tantas imágenes, palabras, conceptos, opiniones, ideas, estímulos, deseos, pasiones y pulsiones que recibimos cada día, no seamos capaces, la inmensa mayoría, los que se dedican a la filosofía, de forma profesional, en algún grado, y el resto de la sociedad, no buceen, no se acerquen a las biografías de los grandes personajes, que han llevado un alto nivel moral y espiritual en la vida. Como estos dos que aquí estamos citando, pero que al menos, podríamos indagar en un centenar, solo del siglo veinte, o de ese cabalgar entre el diecinueve y el veinte. Cito a estos, porque son de ahora, o de ayer, sin citar a los de los siglos anteriores. Paz y verdad y veracidad y bien y pan.
http://twitter.com/jmmcaminero © jmm caminero (30 noviembre 2018-21 enero 2019 cr). Fin artículo 1.527º: “Leopoldo de Alpandeire y Pío de Pietrelcina”.