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Partido comprometido en Bujalance. ‘Final’ para los locales; ‘semifinal’ para los visitantes. Todo entre comillas porque nada es definitivo. Ni siquiera semidefinitivo. Pero el resultado en Córdoba iba a tener una determinación enorme, sobre todo si el partido no quedaba en tablas. El mal inicio marcó sin duda el devenir del encuentro, que giró de forma drástica en la segunda parte con la remontada incompleta del Victoria Kent a falta de 42 segundos, que acabó en empate por culpa de un desafortunado tanto en propia puerta que estableció así el definitivo 3-3, que supone el primer punto a domicilio para los de Quintero.
Empezó fuerte Bujalance. Obligado a ganar, logró un inicio soñado de cara a las aspiraciones para el encuentro y para la salvación. Ni siquiera el cambio de pabellón -el partido se disputó en Villa del Río por no estar disponible el escenario habitual de los cordobeses-, con un efecto negativo sobre la asistencia, afectó al conjunto local, que logró adelantarse en el marcador, obra de Penalba, antes de cumplirse el tercer minuto. Aterrizaje forzoso de los de Víctor Quintero, que tenían que reaccionar si no querían verse sobrepasados por la oleada de inicial de un equipo que solo había saboreado el triunfo en una ocasión.
Y apenas unas cuantas jugadas después, llegó el segundo (Nono). Bujalance siguió apretando y, aprovechando el desconcierto de los visitantes, aún aturdidos por ese tempranero primer gol, clavaron la segunda estocada para ampliar diferencias en el marcador. Difícil comienzo de partido para el Kent, inmerso en una espiral de optimismo, ilusión y confianza por parte de los locales, que tenía que intentar frenar el elevado y altísimo ritmo impuesto por el conjunto contra el que el cuadro amarillo logró la primera victoria de la temporada allá por el mes de octubre (4-3).
Bajó la intensidad y los amarillos trataron de hacerse dueños de un partido que se ponía cuesta arriba, sobre todo para un equipo acostumbrado a meter pocos goles y que ya tenía que meter, como mínimo, un par de ellos para rascar algo positivo. Los síntomas de mejoría se tradujeron en ocasiones y el partido se niveló. Oportunidades perdidas que quedaron en nada en los intentos de Claudio, Mini y compañía, que no lograron ver puerta para apretar el marcador. Las sensaciones no tuvieron premio y Bujalance logró mantener la renta de dos goles de diferencia de cara a una segunda mitad que iba a llegar con un resultado que no era para nada definitivo (2-0).
Y tanto que no lo era. Con esa idea regresó a pista el Victoria Kent, convencido de que la remontada era posible, tanto por las sensaciones tras la segunda mitad del primer tiempo como por el resultado, abierto y con posibilidades de girar hacia cualquier lado. Salió con confianza el equipo amarillo, dispuesto a darle la vuelta, para tratar así de mantener -o incluso aumentar- la decena de puntos de diferencia en la clasificación sobre el colista. El cuadro de Alhaurín de la Torre se puso el traje que llevó Bujalance al comienzo del partido para establecer así los primeros pasos hacia una remontada que ya empezaba a fraguarse, incluso, con el 2-0 aún en el electrónico.
Solo necesitaba un gol el Kent para recibir ese punto de chispa necesario para llegar a intimidar de verdad a los locales, que contaban con la tranquilidad de tener esos dos goles de ventaja. Primero fue Da Silva, que logró poner el 2-1 a los pocos minutos del comienzo de la segunda parte. El conjunto visitante subió una marcha más y forzó a los de casa a dar un paso atrás. El miedo a volver a perder, sobre todo en un equipo muy poco acostumbrado a estar por delante en el marcador, se apoderó de los locales, que recibieron el segundo mazazo de la tarde, otra vez por parte de Claudio, que puso el empate tras una gran definición.
Así se llegó al último minuto de encuentro. Con un empate que convencía más al Kent, por la situación en la tabla y por cómo tenía el partido en la primera mitad, que al Bujalance. Y a falta de 42 segundos, Chechu completó una remontada que se intuía más que complicada al comienzo. Parecía que los puntos podían llegar a Alhaurín tras un giro radical a la vuelta de los vestuarios. Los cordobeses sacaron el juego de cinco y, en la siguiente acción, en propia puerta, en una jugada desafortunada, lograron poner el 3-3 para firmar un resultado que, tras lo visto en la tarde del sábado, hace justicia pero deja una sensación agridulce tanto para los locales como para los visitantes, que logran sumar por primera vez a domicilio.