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Quizás, seamos una civilización, que sin negar la enorme cantidad de cosas buenas que hemos descubierto-inventado-creado, pero también existen malas, una de ellas, es que en una parte de la población se han perdido dos principios: uno, que no es lo mismo el bien y el mal, moral y espiritual. Dos, que no es lo mismo una acción mala o negativa, o una mediocre, o una notable o heroica… ¿¡Y la cuestión es si estos errores, se han difundido, por multitud de motivos y razones, pero uno, uno que raramente se señala, es una estética o belleza del mal, con una alta belleza se difunde no el bien, sino el mal, no se muestra solo el mal, sino que se le adorna, se le disminuye su gravedad, se le defiende, se indica que es bien o no es tan malo…!?
– No hay que confundir lo imperfecto con el mal, puede existir desorden, pero no incentivarse el mal. Puede existir una estética de la belleza, de la alta belleza, en el que se expresa de forma imperfecta algo, imagen o sonido o color o forma, pero no difundirse el mal.
Es decir, La Crucifixión de Grunewald, o las diversas de Rouault, o las cientos de la época románica, son imperfectas, en cuanto a la forma, el color, pero no incentivan el mal, ni la maldad, sino todo lo contrario. Es más esa imperfección, pueden estar hechas adrede, para aumentar el deseo de bien-bondad-verdad-justicia-equidad… Es decir, defender los grandes valores que desde Platón y Aristóteles han ido atravesando la cultura mundial.
– Una obra equis, sea del tipo que sea, puede ser inmoral o amoral o antimoral, pero no necesariamente que defienda-incentive, sea una apología que defiende el mal. O dicho de otra forma, en todos los púlpitos del mundo, desde hace siglos, en toda la Biblia, existen multitud de narraciones y descripciones de errores morales, pero por eso, no se incentiva el mal, sino que se señalan determinados males, para que las personas sean conscientes de ellos, y no caigan en ellos, y si han caído, que se levanten y dejen esos males.
Esto que sucede en la Biblia, en multitud de libros o sermones, de alta espiritualidad y de alta ascética y de alta moralidad, pueden expresarse también en forma de colores, cuadros, sonidos, cine, televisión, etc. Ciertamente, en algunos casos, la duda es enorme, no sabes si el autor incentiva el mal, o solo lo indica, para que se remedie. Aquí entraría la propia y profunda conciencia del autor, y en última instancia, el ojo del Creador, el Buen Dios, que sabe juzgar con rectitud y justicia.
– Tampoco es lo mismo, que un autor o pensador, en un momento de pena y angustia, sufra la tentación de Job, que se pregunte y plantee, que parece que los menos buenos, los malos, la maldad a veces, parece que triunfa sobre el bien, la bondad, incluso los buenos. Que parece que en la sociedad, que personas menos buenas triunfan sobre personas más buenas, aunque no sean perfectas, que personas con peor voluntad son tenidos por los ámbitos sociales, incluida la familia, en sentido amplio, como personas mejores, que las de verdad más buenas, aunque sean no perfectas.
Es decir, sufrir el síndrome de Job, no es predicar el mal, sino solo narrar, diríamos un enorme problema existencial profundo y esencial, que muchas personas salen de él, y otras, por desgracia, toda la vida quedan heridos por no saberlo resolver. Al final, no olvidemos que en el siglo dieciséis y diecisiete, grandes santos y santas de hoy, tuvieron que confrontar sus criterios con la Inquisición, y ahora, desde hace siglos son considerados, como altos niveles de moralidad y espiritualidad, incluso admitidos así en su tiempo por la misma Inquisición, aunque tuviesen problemas con ella.
– No podemos engañarnos, y caer en el error, de que obras estéticamente perfectas, que defienden el bien a nivel teórico, pueden que sin darse cuenta, o inconscientemente, en la práctica, se puede deducir e inducir, que es mejor el no-bien que el bien. Y al revés. Por lo cual, hay que ser muy prudente en las observaciones, en los juicios, en los conceptos y en las prácticas.
La fealdad, puede ser atractiva, puede ser inconveniente, puede ser incorrecta, pero puede no tener la voluntad, al menos el sujeto que la lleva de incentivar el mal o la maldad. Ciertamente, puede que sea una manifestación de ir en contra de todo, o de ir en contra del sistema o ir en contra de la moralidad de siglos. Entonces habría que ser muy prudentes, no solo en juzgar, pero sobretodo, en llevarla. Es decir, ese apartamiento en cierto modo, por la forma o la belleza del sentir general, puede ser no lógico, ni totalmente racional, ni del todo conveniente en muchos sentidos, pero tampoco ser correcto totalmente desde la moralidad, aunque no incentive conscientemente el mal o la maldad, solo la belleza de la fealdad como estética en el vestir… Pero hay que tener mucho cuidado, porque el traje si hace o ayuda al monje…
Hay que analizar, sin que nadie se ofenda, de dónde surge esa manifestación tan ostentosa de la fealdad, si tiene razones o motivos muy profundos, heridas muy antiguas y traumáticas, o si tienen connotaciones graves sociológicas, o psicológicas, o incluso psiquiátricas…
– ¿Por qué en la cultura popular hoy, pero también en la gran cultura, se leen biografías o más hechos negativos o malos de diversas personas, que hechos y biografías de personas de alto nivel moral, sean santos o no lo sean…?
¿Quizás lo raro, lo singular, lo extraordinario, lo diferente, sea el gran motor que mueve de alguna forma la mente humana, la mismidad más profunda, pero siempre que tengamos en cuenta, que esa excepción sea moral o correctamente moral, no que sea un caso o muchos casos que son inmorales en sí…?
Quizás para terminar este artículo y esta serie de artículos sobre este tema, solohay que indicar que el ser humano debe saber y sentir que la verdad y la bondad y la belleza deben ir juntas y unidas, y no contradecirse entre ellas. La belleza es esencial para el ser humano, pero que ésta sea la estética que sea, a nivel estilístico, pero ésta que siempre incentive y defienda el mayor grado de verdad posible, y el mayor grado de bien-bondad posible, bondad y bien en todos los sentidos. Así de ese modo crecerá, a nivel teórico y práctico, la libertad, la justicia, la equidad, la paz, etc.
Paz y bien y belleza para todas las mentes y todos los corazones.
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Fin artículo 1.555º: “¿Existe la belleza utilizada para el mal, y VI?”.