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Negando la realidad del mal y del Mal y de los males, no conseguimos tapar esos males, sino que los hacemos más fuertes, y que perduren en el tiempo. Por lo cual, tendríamos, con mesura y medida y equilibrio y racionalidad y saberes ortodoxos afrontar todos los bienes y males posibles, para de ese modo, podamos en un paso siguiente, intentar encontrar soluciones y resoluciones. Saber lo que existe, para después, resolver todo lo posible, en sentido positivo.
– Existen multitud de bienes y multitud de males. Si no los intentamos saber cuales son, no podremos aumentar los bienes, remediar los males. Esconder los bienes o, y esconder los males, es un grave error, porque entonces lo bueno no brilla, y lo malo, no se intenta disminuir o desaparecer.
Durante siglos, se ha indicado, de todos los males que el ser humano sufre, sean de la Naturaleza, sean metafísicos u ontológicos, los peores males son los que se denominan males morales, es decir, los que los humanos sufren o hacen, sabiendo que son unos males. Es decir, hacer el mal sabiendo que es un mal, realizar la maldad sabiendo que es un mal.
Ciertamente, la mayoría de males que hacemos a otros o a nosotros mismos, puede que no seamos capaces de saber que son males, o creemos que no son males, pero otros males, que realizamos sobre nosotros mismos, o sobre los demás, o ambos sabemos que es un mal.
Ciertamente puede suceder que suframos un mal, pero no seamos capaces de resolver o solucionar o solventar dicho mal o tipo de mal. Es decir, caemos en un mal, sin ser capaces de superar ese mal.
– Es un grave error para la sociedad, individuos y todas las entidades que lo forman y lo conforman, que no se le enseñe, y no crean claramente códigos morales que hemos heredado de siglos, por ejemplo, los diez mandamientos de Moisés, aún menos las normas de Noé, tampoco los siete pecados capitales, etc.
Es decir, el planteamiento sintético de posibles males y de posible bienes. Es decir, centralizar la moralidad, heredada de siglos, analizada y pensada y matizada durante siglos, y que todavía tiene mucho que decir al ser humano. Al no enseñar, diríamos esos códigos morales, mínimos, positivos y negativos, o afirmativos o negaciones, a los seres humanos, la mayoría de seres humanos, no aprenden una moralidad mínima, es igual que si no les enseñásemos una matemática mínima.
– Todo mal moral, no es solo un mal moral, en sentido estricto, sino también, por lo general, un mal religioso-espiritual, en leguaje teológico, suele ser un pecado, sea mortal o venial, pero por lo general, también es un mal psicológico o social o económico, etc.
Todo mal, diríamos es poliédrico, puede ser y es un mal moral o ético, sufrido por un individuo o un colectivo, pero también un mal en otras perspectivas y direcciones y dimensiones.
En estos tiempos, pensamos determinadas acciones, como males sociales o injusticias, pero muchas veces, no como males morales también, y desde luego males espirituales, lo que se denominan pecados, sean graves o leves…
– Se ha discutido, si una ética o moralidad puede existir, correcta sin el concepto de Dios, aunque solo sea un concepto de Dios filosófico.
Personalmente pienso, que debemos montar una ética racional mínima universal, que pueda fundamentarse en un mundo sin Dios, pero además dicha ética, también tiene que fundamentarse en un mundo, en el que exista el concepto de Dios, al menos, un Dios filosófico y racional.
El concepto de Dios, para una moralidad correcta es esencial, pero al menos, si una parte de la humanidad, no cree en dicho concepto, al menos, podamos montar una moralidad mínima universal, de forma racional y que todo ser humano pueda y deba admitir, sea cual sea su ideología, filosofía, religión o no religión. Porque el mundo necesita hoy para sobrevivir y vivir y existir, una ética y moralidad mínima correctas universales.
Ciertamente aceptando el concepto de Dios, la moralidad será refrendada, si no en este mundo, en el Otro. Es decir, que toda persona, sea del modo que haya sido, pueda ver y sentir, que quizás la justicia, la correcta moralidad, si no triunfa o se valora en este mundo, lo haga en el Otro. Cosa que puede parecer simple y baladí, pero en tantas situaciones y opciones éticas y morales, tan confusas y tan difíciles, que muchos individuos, sufren en silencio graves injusticias, puede ser, un enorme consuelo para muchas personas.
Porque al final, todos somos ejecutores de males, creadores de males, actores de males, sobre nosotros mismos y los demás, y también sufridores de males, de otras personas. Todos somos verdugos y victimas morales. Lo que hay que intentar es que no seamos ni victimas, ni verdugos morales de moralidades incorrectas.
http://twitter.com/jmmcaminero © jmm caminero (17 febrero-11 marzo 2019 cr). Fin artículo 1.581º: “Cuestiones sobre el Mal y los males, VII”.