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Lo intentaban los visitantes desde el comienzo del partido. La primera ocasión llega a los tres minutos. Cerca de llegar el tanto inaugural, el marcador se mantuvo intacto. Se equilibró el asunto en lo que a oportunidades de gol se refiere. El Kent empezó a sentirse más cómodo sobre el parqué del Blas Infante y jugó sin temores. Aunque, en realidad, los alhaurinos eran los que más tenían que perder. Dado el rival y las circunstancias, el empate tampoco podía entenderse como un mal resultado. En cambio, un punto para los ejidenses era, en cualquier caso, una noticia desastrosa con solo un mes de competición por delante. Nada más lejos de la realidad, el cuadro visitante logró imponerse pasado el ecuador del choque (0-1).
Pidió tiempo muerto Víctor Quintero poco después de ese gol que ya dejaba a los alhaurinos (otro) un paso por detrás de uno de los dos gigantes de la categoría. Mejoraron los locales, que afrontaban los últimos cinco minutos de la primera parte con la idea de volver a implantar las tablas. Lo intentaron los amarillos, que necesitaban encontrar ese tanto que diese fuerza y energía de cara a una segunda mitad en la que podían llegar los nervios. Pudo llegar, de hecho. Da Silva tuvo una de las claras. La tensión, la desmotivación y el sentimiento de inferioridad de tener que estar contra remolque frente a un rival superior podía amedrentar al cuadro de casa. El técnico visitante frenó el juego y habló con los suyos en busca de calma y sosiego. Marcador escaso, pero favorable para los de Almería, que lograron conservar el 0-1 hasta el descanso.
No cambió mucho el segundo acto respecto al primero. Iniciativa aparente para los alhaurinos, pero golpe letal de los visitantes. Segundo gol en el minuto 25, no mucho después de salir de los vestuarios, para acercar un triunfo que se ponía francamente complicado para el conjunto de Quintero. Aun así, marcador nada definitivo y una reacción del Kent convertida en un halo de esperanza de cara al tramo decisivo del choque. Y en una buena acción ofensiva, penalti para los locales. El encargado de afrontar la responsabilidad fue Claudio Da Silva. No falló el ‘4’ del Kent para poner así un 1-2 cuando aún restaba la mitad de la segunda parte por jugarse.
A partir de ahí, monólogo amarillo. Presionaron hasta el final los alhaurinos. Buscaron el gol del empate, sin intentar caer en la precipitación, como si se fuera la vida en ello. Y es que realmente se iba (en términos futbolísticos). O si no, faltaba muy poco. Pero con descanso la próxima semana, parecía que sí. El Ejido 2012, encerrado en campo propio, resistía los zarpazos del equipo de Víctor Quintero, que no cesó en su empeño. Pidió tiempo muerto el técnico para preparar el portero jugador. Un all in por la permanencia. Ya daba igual caer por uno, por dos o por tres o más. Injustamente, aunque en el deporte las leyes no están escritas en ese sentido, el cuadro almeriense certificó la victoria a falta de cinco segundos para que concluyera el partido.