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(Sofía Furse, estudiante de Periodismo en la Universidad de Málaga) Tras varios días siendo trending-topic el nombre de la exconcursante de ‘Gran Hermano’, Carlota Prado, se ha abierto el debate sobre si El Confidencial debería haber publicado el vídeo de su reacción tras comunicarle el programa sobre el presunto abuso sexual por José María López.
Hay quienes apuntan sobre la falta de ética y moralidad por publicarlo, mostrando un momento de vulnerabilidad e intimidad de la exconcursante. Sin embargo, es esta desde su propia cuenta de Twitter la que difunde estos tuits donde se justifica que la razón de la publicación es demostrar el daño que el programa había ocasionado no solo al permitir el presunto abuso sexual (por si fuera poco) sino, además, encerrar a Carlota en el confesionario, enseñarle el vídeo sin previo aviso ni ayuda psicológica y persuadirla de que no podía contar lo que había sucedido por su bien y el de José María López.
Lo que no cabe duda es la denuncia social hacia el ‘reality’ que ha quemado las redes en estos días.
Del presunto abuso sexual hace ya dos años, pero el debate se abre ahora. Quizás debamos centrarnos en el tiempo que ha tardado en salir a la luz un gravísimo acontecimiento de tal calibre. Y es que, fue el propio programa el que silenció e intentó ocultar lo ocurrido, restándole importancia. Ante algo así es necesario darse cuenta más que nunca de todo lo que queda por hacer y seguir luchando por una justicia que apoye directamente a la mujer. Es necesario, asimismo, educar a las masas para frenar una cultura machista ya instaurada en todos los ámbitos y que podemos verla reflejada estos días en los que se ha difundido rápidamente el nombre de la exconcursante, pero no el del presunto violador José María López. Se dicen los hechos pero no el que lo hizo, hay que decirlo alto y claro.