Villanova reivindica una Andalucía “luchadora”, “culta” y “diversa” en el 40 aniversario de su autonomía

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Alhaurín de la Torre celebra el 28-F con un solemne acto en la plaza del Ayuntamiento en el que el alcalde llamó a la comunidad a “subirse al tren para competir entre los grandes”. La tradicional entrega de medallas a trabajadores municipales jubilados, actuaciones de música y baile y un desayuno andaluz completaron la mañana

(Prensa Ayto Alh Torre) Alhaurín de la Torre se ha sumado, como cada año, a las celebraciones del 28 de febrero, Día de Andalucía, con un solemne acto oficial en la plaza del Ayuntamiento, en presencia de numerosos vecinos y la Corporación Municipal al completo. El alcalde, Joaquín Villanova, ha aprovechado para reivindicar a la comunidad como “tierra luchadora” y “llena de cultura y diversidad”, en el año en el que se cumple el 40 aniversario de su autonomía.

A la cita han asistido además representantes del tejido social y cultural del municipio, quienes no han querido perderse una jornada en la que el buen tiempo ha acompañado durante toda la mañana. El acto ha comenzado con la izada de la bandera blanca y verde y la interpretación del himno andaluz a cargo de la Banda Municipal de Música. Como es habitual en esta fecha, el primer edil hizo entrega de una placa de recuerdo a aquellos trabajadores locales del Ayuntamiento que se jubilaron en el último año.

Villanova quiso hacer especial mención en su discurso a que hoy se cumplían 40 años del momento histórico más importante de la comunidad autónoma: “El pueblo andaluz habló en aquel momento y logró un primer reconocimiento, justo y necesario”. Asimismo, destacó lo que se ha conseguido durante todo este tiempo en Andalucía, lo que incluía un alto nivel de desarrollo, avance y progreso en todos los ámbitos.

Por otro lado, resaltó que Andalucía es un pueblo “luchador”, donde predomina el factor humano. “En nuestro ADN no cabe el egoísmo, el supremacismo ni la falta de respeto a ninguno de nuestros conciudadanos, sino todo lo contrario”; subrayó el regidor alhaurino en una intervención muy aplaudida por todos los presentes y en la que también reivindicó la necesidad de nuestra tierra de “subirse al tren para competir entre los grandes” y lograr altos niveles de desarrollo.

Una vez finalizado el discurso del alcalde, tuvieron lugar distintas actuaciones a cargo de la Banda Municipal de Música y de los grupos de baile de Lourdes Soto, de Lourdes Nieto y de Estefanía Castañeda. Una de las novedades de la jornada fue un nutritivo desayuno andaluz totalmente gratuito a base de café, chocolate, zumo, agua y pan con aceite y tomate.

DISCURSO DEL ALCALDE, JOAQUÍN VILLANOVA, EN EL DÍA DE ANDALUCÍA

Ilustrísimos señores Concejales y señoras Concejalas del Excmo. Ayuntamiento de Alhaurín de la Torre;  Hijos Adoptivos y Predilectos de Alhaurín de la Torre;  Sr. director del Centro Penitenciario de Alhaurín de la Torre;  Sra. Jueza de Paz; Ilustrísimas autoridades y representantes de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado;  representantes de asociaciones, cofradías, peñas y colectivos de Alhaurín de la Torre; pueblo de Alhaurín de la Torre; señoras y señores:

Hoy es un día de fiesta. De Homenaje. De recuerdo a los que nos precedieron y lucharon por lo nuestro. En esta mañana de 28 de febrero, celebramos el cuadragésimo aniversario del Referéndum para el inicio del proceso autonómico según el artículo 151 de la Constitución Española. Aquella consulta popular, que obtuvo un sí abrumadoramente mayoritario en las urnas a finales del invierno de 1980, llegó a buen puerto. Desde ese preciso instante, la justa reivindicación, una vez atendida, dio paso a una empresa de mucho mayor calado: la gestión de nuestro territorio, un camino difícil y lleno de retos y desafíos, pues significaba la puesta en marcha del Estatuto de Autonomía y, consecuentemente, de la gestión del Gobierno de la Junta de Andalucía, constituida como tal unos meses antes, bajo la presidencia de Rafael Escuredo.

Hoy se cumplen exactamente 40 años, cuatro décadas, del momento histórico más importante de nuestra Comunidad. El Pueblo Andaluz habló en aquel momento y logró un primer reconocimiento, justo y necesario, que se remontaba medio siglo atrás, cuando el padre de la Patria, Blas Infante, intentó dar cuerpo y espíritu a un movimiento que había comenzado mucho antes, en 1918, en la Asamblea de Ronda, en que se eligió himno, bandera y colores oficiales para Andalucía. Fue un movimiento incompleto, porque la Guerra Civil nos privó de la materialización definitiva de nuestra Autonomía.

Celebramos pues el Día Grande de nuestra tierra, que es también el mejor homenaje que podíamos dar a todos y cada uno de los que, con su trabajo, esfuerzo y generosidad, dieron lo mejor de sí mismos para que hoy, casi sin darnos cuenta, disfrutáramos de esta realidad. Generaciones enteras les estamos tremendamente agradecidos a aquellas personas que pelearon por Andalucía como idea, como sentimiento y como futura realidad territorial, algo que nos había sido injustamente cercenado durante décadas.

Nuestro autogobierno fue posible después de muchos sacrificios y se afrontó con toda la ilusión del mundo, no sin dificultades, no sin falta de medios y de experiencia, pero con el apoyo y el aliento de millones de andaluces y andaluzas. Toda una proeza que hoy debemos recordar, porque muchas generaciones ni habían nacido ni conocen el proceso como sería deseable, y gracias al propio potencial de la sociedad civil y del mundo empresarial Andalucía en todo este tiempo ha alcanzado un nivel de desarrollo impensable hace 40 años.

Sin duda, es el factor humano, el que conforma nuestra gente, nuestros conciudadanos, el que de manera decisiva ha contribuido a ese desarrollo. Las personas. Quienes hacen grande a Andalucía desde su trabajo, desde su aportación, desde su familia, desde su ONG, desde su ámbito, desde su posición. La gente. Los andaluces y andaluzas de todas las edades.

Pero lo que yo quiero remarcar hoy aquí es el valor de la gente, mi gente, nuestra gente, vuestra gente. Ese pueblo sufrido, luchador, injustamente tratado durante décadas, subyugado por el atraso impuesto desde las altas esferas y sometido al oportunismo de ciertas élites. Ese pueblo que tuvo que emigrar a otras tierras para un mejor porvenir, y que ayudó con sus manos, su sudor y su sangre, a construir prosperidad, tanto ajena como propia.

A ese pueblo, a esa gente, a nuestros antecesores, va dirigido mi primer aplauso: andaluces y andaluzas audaces y valientes que salieron de casa por necesidad, por ruina, por miseria. Sin saberlo, estaban contribuyendo a que Cataluña, el País Vasco, Francia, Bélgica o Alemania crecieran gracias su mano de obra. Nunca debemos olvidarlo, porque ellos fueron los primeros que llevaron un trozo de Andalucía allende nuestras fronteras. Y no solo eso. Llevaron sentimiento, nostalgia, pasión por lo suyo y, además, abrazaron otras culturas, otras realidades, otra ciudadanía y una querencia nueva por el lugar donde llegaron a establecerse y donde aumentó su familia.

Hoy vivimos unos tiempos extraños y convulsos en los que existen gentes, políticos y gobernantes que abogan por todo lo contrario, por la desunión, por la separación, por la insolidaridad, por la imposición, por la distinción, por la exclusión, en cualesquiera de sus variantes, y no voy a dar nombres, pero los hay a pares tanto a nivel nacional como internacional.

Ser andalucista es también saber valorar ese caudal humano de trabajo, esfuerzo y sabiduría popular. En pleno siglo XXI, con un camino de modernidad ya trazado, con unas instituciones autonómicas bien sólidas y estables, con una nueva generación de andaluces y andaluzas mejor preparados y que en muchos casos también tienen que emigrar, desgraciadamente, para exportar su elevado talento y cualificación.

El andalucismo no debe ser un andalucismo solo de pancarta oportunista o de grito destemplado, sino de trabajo diario y a destajo. Eso es luchar por Andalucía. Desde los pueblos y ciudades, desde  las políticas de empleo, desde el no castigar a los ciudadanos y masacrarlos a impuestos.  Andalucía puede y debe subirse al tren para competir entre los grandes, para seguir siendo esa tierra viva, llena de cultura y diversidad,  luchadora, que avanza y respeta, donde nuestros jóvenes tengan oportunidades, estudien, se formen, crezcan, tengan porvenir y sean lo que quieran ser. Dicho de otro modo: que desde el Gobierno andaluz se luche incansablemente contra la lacra del paro, especialmente el juvenil, el de mujeres y el de mayores de 50 años, y se favorezcan las condiciones para promover modelos productivos que ayuden a acabar con el desempleo. Nos lo debemos, nos lo merecemos: vivir y trabajar en la tierra que queremos.

Se acaba de cumplir el primer año del gobierno del cambio y, de una forma sosegada y razonable, se puede decir que el cambio ha sido para mejor: presupuestos históricos, una Andalucía más competitiva, más dinámica, menos impuestos y unos visos de crecimiento. Todo ello con un Gobierno que escucha, que está atento a lo que la sociedad demanda y que, por supuesto, sabe que hay asuntos que no van del todo bien y que merece toda la atención y esfuerzo para mejorarlos. Porque existe capacidad de autocrítica, no como en otros lugares.

Los andaluces queremos ofrecer al Gobierno central la máxima lealtad, pero también la máxima exigencia. No vamos a renunciar a defender la igualdad entre todos los ciudadanos españoles, vivan donde vivan y sean de donde sean. Ni más ni menos. Porque somos una tierra solidaria desde tiempo inmemorial y porque lo hemos demostrado.

La reafirmación de unos no puede ser a costa de otros. Tenemos que defender la vigencia de los principios que inspiran la Constitución y nuestro Estatuto de Autonomía, dos textos que nos garantizan que tenemos los mismos derechos y obligaciones y que la hoja de ruta de cualquier gobierno debe de pasar por el fortalecimiento del estado de bienestar, y con la acción local como referente del nuevo modelo de Gobierno, aglutinadora, en la búsqueda constante de la mejora de unos servicios públicos eficaces, eficientes y transparentes,

Queridos amigos y amigas, quiero decir alto y claro que el espíritu del 28-F está más vivo que nunca frente a aquellos que buscan quebrar la igualdad y la solidaridad interterritorial, que fue una de las señas de identidad desde el minuto 1 del proceso de Transición y no solo de la Transición, sino también desde el proceso de creación de la Unión Europea, cuyo primer cuerpo económico se constituyó hace ya 70 años exactos.

Señoras y señores: En Andalucía somos casi 800 municipios y entidades locales, lo cual quiere decir que nuestro potencial como pueblo unido y diverso también va íntimamente unido al potencial de ese casi millar de localidades pequeñas, medianas y grandes. Los Ayuntamientos somos auténticas escuelas de ciudadanía, de proximidad, de resolución de problemas a tiempo real, y respiramos andalucismo por los cuatro costados. El municipalismo es y debe ser un valor al alza en esta Andalucía del siglo XXI. Es lógico y es exigible, porque son muchos y muy variados los retos que se nos acumulan y avecinan.

La Federación Andaluza de Municipios y Provincias, a la que tengo el honor de pertenecer como vicepresidente primero, se suma igualmente a la celebración de este día, pues Ayuntamientos y Diputaciones, sin duda, aportan también cohesión social y territorial a nuestra tierra, trabajando de forma coordinada desde lo local por el fortalecimiento de las instituciones, de los servicios públicos de calidad, con talento y creatividad luchando de forma conjunta contra la brecha de la desigualdad ya que nuestra tierra juega un papel de equilibrio que garantiza un desarrollo armónico.

Afrontamos estos próximos años con nuevos retos y viejos desafíos: la autonomía local y la financiación local son pilares fundamentales del eje de trabajo tanto de los municipios como del Gobierno, así como el compromiso con la Agenda Urbana y la Agenda de la ONU 2030, sin olvidar uno de los principales temores que se atisban en el horizonte y que requiere de la lucha de todas las administraciones: la despoblación. Es una de las mayores amenazas y lacras para el mundo rural andaluz. Una amenaza silenciosa y que, poco a poco, te va dejando sin el combustible que sostiene el medio más rural: su gente.

También debemos mejorar las leyes urbanísticas, relajar los controles de techo y regla de gasto, premiar a los municipios cumplidores, crear horquillas más flexibles… Todo eso debe afrontarse con serenidad y diálogo. Y, por supuesto, toca revisar nuestra participación en los Ingresos del Estado y en la Patrica.

Es necesario plantear que no pueden seguir penalizándonos bajando el techo de gasto si no gastamos al cien por cien; y penalizándonos también si nos pasamos de ese cien por cien. No vale perder siempre hagas lo que hagas ya que quienes pierden son nuestros vecinos y vecinas. Hay más seis mil millones y medio de euros que las corporaciones locales andaluzas tienen en depósitos bancarios, sin poder emplearlos. Se trata un dinero que es nuestro y que debería utilizarse de forma razonable sin que pusiéramos en peligro la estabilidad financiera de las corporaciones locales con sus arcas saneadas.

Señoras y señores, voy terminando. El 28 de febrero representa los cimientos de la Andalucía que hoy conocemos y es el espejo donde encontraremos un ejemplo de que si el pueblo andaluz consiguió escribir su propia historia en un momento crucial, siempre será capaz de hacerlo.

Sigamos construyendo Andalucía y construyendo municipalismo desde la base, implicando a toda la ciudadanía.

¡¡¡Feliz día de Andalucía, por España y la humanidad!!!