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(Mar Bassa/Estudiante de Periodismo en la UMA) Son días difíciles para todos. Estamos viviendo un acontecimiento histórico, se mire por donde se mire. Y nos está dejando imágenes impactantes, tanto para lo bueno como para lo malo. También lo que no son imágenes, lo no palpable, las emociones y los sentimientos.
Nadie es ajeno a esto. Todos hemos visto el lado más oscuro, lo más negativo de esta crisis sanitaria que afecta a toda la población. El estado de alarma, el confinamiento, gente que sale a la calle porque le da la gana, multas… Y, lo peor, la saturación en los hospitales. Muchos infectados, fallecimientos de personas que se quedan en números.
Familias sin poder despedirse de sus seres queridos. Sanitarios que doblan sus turnos para cuidar de los enfermos y garantizar su recuperación. Incluso hay casos que no paran ni para dormir a casa, descansan en los centros como puede.
Independientemente de ideologías, de creencias, de costumbres… Nos hemos convertido en una única sociedad. Todos remamos a una. Recuperar la normalidad, poder salir de nuestras casas, ver a las personas que solíamos ver todos los días. Respirar aire puro. Abrazar, besar, reír con alguien.
Todo eso lo conseguiremos. Pero tenemos que conseguirlo todos juntos. Debemos dejar de lado nuestras diferencias y mirar por el bien común. No tenemos que politizarlo todo, no es el momento. Ahora debemos mostrar nuestra mejor versión de nosotros mismos.
Suena fácil, pero no lo es. Las palabras se las lleva el viento. El estrés, el agobio y la ansiedad son grandes enemigos que se suman al mayor mal: el egoísmo. Es duro encerrarse. Es duro no ver a tu gente. Pero más duro es perder a seres queridos y alargar esta situación.
Deja de mirar solo por ti. Mira por todos. Mira por tu abuela, que no se contagie porque puede tener dificultades. Mira por tu tío, que tiene diabetes y es de grupo de riesgo. Mira por tu amigo, que tiene a su madre con cáncer y no se le puede tratar como merece.
Va más allá de cada uno. Si no sales de tu casa, estás cortando la propagación del COVID-19. Un contagio menos reduce la transmisión de hasta cinco personas. Contenerlo es trabajo de todos. Por ti, por todos.
Y que no todo es malo. En Málaga ya se está viendo el descenso en la cifra de infectados. Estamos frenando la curva. Tenemos que estar más unidos que nunca. ¿Recordáis el gol de Iniesta, verdad? Ese 11 de julio de 2010 fue histórico. Esto es lo mismo. Juntos saldremos a celebrarlo cuando esto acabe.
Nos estamos volcando todos. El virus de la responsabilidad se expande. Hay menos tráfico en la calle. Se han organizado festivales de música desde casa para entretener, los programas se están grabando también desde los hogares… Concienciando.
Los aplausos a la hora de siempre nos unen más todavía. Alabamos a los sanitarios, pero también es el único momento del día en el que el vecindario sale y se apoya. Otras personas comparten su música desde su balcón. Esto está sacando nuestro lado más humano.
Y no podemos olvidarnos del sobreesfuerzo de los sanitarios a falta de recursos. Pero tampoco del resto de trabajadores que siguen al pie del cañón. Los transportistas para abastecer a quien lo necesite, los empleados de supermercados, farmacéuticos, el personal de limpieza, dependientes de mercados locales, periodistas, docentes, Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, infravalorados todos, pero tan imprescindibles.
Por todos los que están, por los que ya no. Tenemos que frenar la curva. Saldremos de esta juntos. Por volver a ver a tu nieto y tenerlo entre los brazos, por merendar con tus abuelos, por salir con tus amigos a pasar el rato. Quédate en casa.