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En el Juzgado de Instrucción nº 5 de Málaga, tres letrados han tenido que compartir espacio con los detenidos mientras la juez permanecía en otro despacho con el fiscal
“La seguridad sigue siendo lo primero”, afirma el decano, Francisco Javier Lara, quien señala que no le temblará el pulso a la hora de defender a su colectivo
(Comunicación Colegio Abogados Málaga) El decano del Colegio de Abogados de Málaga, Francisco Javier Lara, ha dado un ultimátum al juez decano en relación a los jueces de guardia y ha advertido de que si no se respetan las medidas de seguridad se verá obligado a suspender el servicio, tal y como ya hizo el pasado 16 de marzo.
Esta afirmación se produce tras los nuevos incumplimientos que se han producido en la jornada de hoy, cuando tres letrados se han visto obligados a compartir espacio con los detenidos en la sala 36 de la Ciudad de la Justicia, mientras la jueza y el fiscal han permanecido en el despacho del Juzgado de Instrucción nº 5 de Málaga –si bien la jueza accedió a que uno de los letrados de guardia asistiera desde su despacho tras exigirlo este–.
“Es una falta de respeto que no podemos consentir”, ha manifestado el decano, quien ha subrayado que la seguridad sigue siendo “lo primero” para evitar los contagios y para prevenir la propagación de la pandemia. En este punto, Lara ha añadido que no le temblará el pulso a la hora de defender a su colectivo.
“Somos plenamente conscientes de la importancia de nuestro trabajo y por eso precisamente exigimos un trato digno y, sobre todo, que no nos ponga en riesgo a nosotros ni a nuestras familias”, ha apuntado.
El Colegio de Abogados de Málaga ha coordinado a través del Turno de Oficio la asistencia jurídica a un millar de personas desde el inicio del estado de alarma, poniendo de relieve el compromiso social de la abogacía.
El pasado 16 de marzo, ante la evidencia de que los letrados de oficio no contaban con las medidas de seguridad adecuadas, la corporación colegial suspendió el servicio, que se reactivó en cuanto se implementaron las medidas necesarias, es decir, que la asistencia se prestara utilizando medios telemáticos siempre que fuera posible y, sólo cuando esto no sea posible, con guantes, mascarillas y suficiente espacio de separación.
“En este tiempo se ha demostrado que, si hay voluntad, se puede prestar el servicio con garantías; el problema es que no se puede depender de la buena fe de cada juez”, ha lamentado el decano.