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Se ganan afectos, que sean muchos; se cumplen afectos, que duren mucho.
Sólo somos individuos para nacer y para morir, pero, desde cómo nacemos hasta cómo morimos y entremedias cómo vivimos, somos vida social.
En la pequeñez de la conciencia humana reside la grandeza del resto de la materia/ Si no se aprovecha la condición de minúscula materia consciente para aplicarla a las vicisitudes como vital individuo social ¿para qué entonces andar trabajándose la vida ciegamente? Hay arrabales de la conciencia tan peligrosos que algunos construyen muros en su mente y en la de los demás.
69 años lleva su piel dejándose acariciar por el sol y la luna/ en su rostro tallados los años, no todos/ las penas, sólo algunas, las alegrías, casi todas/ con el tiempo su cara se ha ido desnudando/ entrañas a flor de piel/ Según se ha ido desnudando a lo largo de su vida/ ha ido viendo cómo se les iba cayendo el ropaje a todos los demás.
69 siglos y un placer/ Sencillo poema celebrando olvida al individuo que lleva 69 siglos en dos desgajando/ anómalas palabras razonando olvidan la realidad que lleva 69 siglos el deseo cercenando/ fibras blancas esprintando olvidan los músculos que llevan 69 siglos el cuerpo acarreando/ gametos en demasía brotando olvidan los fluidos que lleva 69 siglos el corazón bombeando/ maseteros siempre golpeando olvidan la mandíbula que lleva 69 siglos la vida abrazando/ sus neuronas nunca descansando olvidan su conciencia que lleva 69 siglos su hondo ello excavando.
Ha empezado varias vidas/ pero cuando se decide romper vitalmente a los 56/ eso, la verdad sea dicha, es que rejuvenece mucho/ si rompe con dependencia y apuesta por independencia/ verdad es que ella le expropió, cierto es que ella le expolió/ pero eso, la verdad sea dicha, también rejuvenece/ Decisión a decisión ha construido su vida y todos sus miedos/ ella, 66 orfidales en dos tomas, día a día como chantaje/ él, 66 orfigasmos en dos meses, día a día como defensa.
En tiempo sufrido, ay, ya ha besado cuatro frentes muertas/ ya no le quedan ni de esas frentes ni besos tales/ A veces hay una puñalada trapera esperándole a cualquiera en los aledaños de la vida/ Entre puñales maltratados su alma rota siempre está.
La vida hay que trabajarla todo lo que se pueda/ que la muerte ya nos viene, ay, muy trabajada/ la vida se tiene todos los días/ a todas horas, en cualquier momento/ la muerte viene en cualquier instante/ y hay que atenderla y desear que nos sea leve.
No es solo un hombre, son muchos hombres; no es solo un hambre, son muchas hambres/ no es solo una mujer, son muchas mujeres; no es solo un dolor, son muchos dolores/ no es solo un niño, son muchos niños; no es solo una vida, son muchas vidas.
En su vida resuenan muchas vidas/ cuando vive emanan todas esas vidas/ en su risa.
pululan muchas risas/ cuando ríe refluyen todas esas risas/ en su sangre habitan muchas sangres/ cuando sangra reviven todas esas sangres.
Como creció hombre, mujer, también niño, unas veces es hombre, otras veces es mujer.
y claro, siempre niño, ay, incluso, es, ay, ciertas veces, adolescente, que es decir también, volver a crecer, y amante otra vez.
El santuario de todas las ceremonias/ el santuario de precisas dimensiones/ el santuario de ciento noventa por noventa/ el santuario expansivo de las ceremonias del habla y de la lengua/ de las ceremonias del tacto y de la piel/ el santuario expansivo de las ceremonias del tiempo y del espacio/ de las ceremonias del placer y del afecto.
A veces los dioses, humanos designios, oscuras pasiones/ a veces los hombres, divinas entrañas, preciosas entregas/ parecería que… sin toque humano, nada es divino.
Cuando seis no es media docena/ Sólo tiene, ya se sabe, una media docena de encantos/ su posición ante el poder y la opresión, su inteligencia, su empatía y su humor/ su placer y su cuerpo, todos ellos juntos, que además, unidos, vencen la imaginación/ como se ve, ya se sabe, sus encantos no son tantos.
Cuando 64 suma una década, y esa década concentra siglos/ década sexual, freudianos siglos/ década de caricias, profundos son sus siglos/ década de miradas, empatía en sus siglos/ década de palabras, emociones por siglos/ década de risas, surrealistas siglos/ década de ritmos, danza por sus siglos/ década en su escasez, riqueza de sus siglos/ década si fuera rota, muertos serían sus siglos/ ¡ay! si el duende cantara una década, seguiría inmortal sumando siglos.
¿Qué es más? Princesa, reina, diosa, virgen… querida, amante, churri, anomalía… musa, confusa, difusa, oscura… diurna, nocturna, atemporal, eterna… sin principio ni fin, sin tiempo ni distancia… vestida y desnuda, en silencio y con palabras… tacto y piel, habla y lengua… abrazos y afectos, caricias y placer… inocencia culpable, libertad penada…
En la abundante y dilatada escasez/ Escasez, en la escasez, en la escasez del tiempo, en la escasez del tiempo juntos/ en el que fluye, en la escasez del tiempo juntos, en el que fluye tanta y tanta riqueza/ nadie, nadie más, nadie más le ha querido como ella le ha querido/ fluyendo riqueza, nadie más le ha querido como ella le ha querido/ fluyendo riqueza en la abundante y dilatada escasez/ fluyendo riqueza, en la abundante y dilatada escasez, fluyendo tanta riqueza.
Sobre la riqueza (a voz desnuda)/ Echo mucho de menos nuestra desnudez/ echo mucho de menos nuestra sencilla desnudez/ echo mucho de menos nuestras risas desnudos/ echo mucho de menos nuestras desnudas risas desnudos.
A la diosa virgen de la aldea del puente/ porque, a pesar de todos los pesares, de todos los superyós/ y de todas las culpabilidades impuestas, sigue siendo inocente/ y sigue atesorando su risa surrealista aunque sea durante un mero instante/ orfigásmico pero infinito, como atravesada por el duende.
Sé consciente, ¡ay! de tus anomalías, y serás consciente ¡ay! de lo universal.
Eduardo Madroñal Pedraza