«Cuatro Evangelios de León»

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Titulado este libro o estos Evangelios como Cuatro Evangelios CeMar (11) (M.A.) de León. Consta de 113 hojas numeradas y firmadas, tamaño cartulina, 65 por 50 cms., pintadas por los dos lados.

Contiene fragmentos y textos escritos a mano de los Cuatro Evangelios. Ha sido realizado entre el 13 de mayo del 2011 al 12 de febrero del 2012. Además contiene una carpeta de un tamaño un poco mayor, pintadas por los dos lados. En donación gratuita al Museo Catedralicio-Diocesano de León. Autor de las pinturas JMM.

Esta obra, este libro, este libro de artista, es un libro al estilo medieval, es decir, textos bíblicos, y cada hoja pintada por los dos lados, pinturas originales y únicas, formando como una especie de libro medieval, pero realizado a principios del siglo veintiuno.

Como todas estas obras, de esta temática y estilos, desde las Biblias medievales, pasando por los Beatos medievales, es un intrato de aunar arte y estética y cultura y religión y espiritualidad y filosofía. Cada hoja, además de los fragmentos de textos de los Cuatro Evangelios, es una búsqueda de la mismidad humana, enfrentada a si misma, enfrentada a la sociedad, enfrentada a la realidad metafísica, y buscadora y buscando a lo Trascendente, sea en general, sea en la forma del Buen Dios, sea en la especificidad del cristianismo…

Pasan los años, para la tierra y el planeta, para los humanos, también, para los autores de actos humanos, sea una obra de arte, sea un panadero fabricante de pan. Pasan los años, y es normal, que la mente humana mire hacia atrás, y se pregunte, que ha sucedido, de todos sus actos, o diríamos, se simboliza un signo-señal-símbolo-abstracción de tipo de acto. Cada uno, con su quehacer humano, cada uno con sus sentimientos y afectos y emociones, cada uno, con sus claridades y sus luces.

Desde Chauvet, al menos, el ser humano, quizás, por necesidades neurológicas muy profundas, quizás como proyección de su mundo interior y de su mundo exterior, ha realizado signos y formas, en las paredes, quizás, antes en otros objetos materiales que se han perdido, quizás en el cuerpo. Esta obra, estos Cuatro Evangelios, es uno más, en esa enorme torbellino o cadena de la manifestación de lo humano con la realidad, en la forma, que hemos denominado arte-estética.

Se aúna en esta obra o libro o libro de arte o libro de artista, libro único o ejemplar único, ese amor al arte, a la búsqueda de la realidad a través de la estética, a ese encontrar un punto de conexión entre la filosofía y la teología y la metafísica en unas líneas de colores, y en palabras escritas hace casi veinte siglos. En ese transcurrir del tiempo y el espacio, en cada individuo, en la sociedad, en la especie humana. Ahora, que vivimos en tiempos de cierta tristeza y preocupación, por no decir grande, el famoso virus, el arte y la religión, durante siglos se han ido aunando para ir buscando, la realidad más profunda del ser humano, para ayudar a vivir y sobrevivir al individuo y a la especie. Esta modesta obra, esta producción cultural, que suponemos sigue existiendo y durmiendo en los almacenes de dicho museo, espera quizás, que alguien le diga y le pregunte y le clame: «Lázaro levántate…».

Para que los humanos del presente, entiendan y comprendan, se autotitula, este libro, como libro de artista, que es la taxonomía actual, pero no es solo un libro o libro de artista, ejemplar único, libro único, libro objeto, sino que es también un  mural, mural-instalación, si se pusiese o expusiese como un cuadro, entre metacrilato, para percibir ambos lados de la realidad…

Pero sobretodo, es el amor, que el modesto escribiente y pintante, autor plástico, tiene a varias realidades y ha intentado aunar, el libro en sí y el libro en general, el arte y la estética y la pintura, la metafísica y la filosofía, y la religiosidad y la espiritualidad en general, y en el cristianismo en particular.

Por tanto, este libro, es lo más parecido, que se puede, a un libro medieval, un códice, pintada cada hoja, y que al final, porque todavía no estaba inventada la imprenta, se produce en un scritporium, un ejemplar, un único ejemplar, y, se tarda varios meses, y se dedica muchas horas, y se va insertando en esas hojas y páginas, multitud de temáticas, de ocupaciones y preocupaciones, de cada momento, de la vida humana. Que en forma simbólica, sígnica, con palabras, se entra en un juego entre multitud de relaciones y connotaciones, de diversidad de conceptos e ideas y percepciones y sueños y alegrías y sufrimientos…

Hay que preguntarse, que una obra así, que suponemos sigue existiendo, en el vientre del gran museo catedralicio, felizmente regido tantos años, con la mano sabía y prudente de su director, que suponemos sigue viviendo y existiendo. Una obra así, merecería tener un lugar, más visible, en la cultura humana. Esperemos, que algún día, se produzca la feliz interrelación, en que la Providencia Divina, y el quehacer humano confluyan, y se digan así mismos, porque no permitimos que esta obra sea modestamente exhibida, en una vitrina. ¡Paz y bien…!

 http://filosliterarte.blogspot.com.es     © jmm caminero (29-30 septiembre 2020 cr).

Fin artículo 2.276º: «Cuatro Evangelios de León«.