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Podríamos definir a Máximo San Juan (Mambrilla de Castrejón, 1932, Madrid, 2014), humorista gráfico que con unas líneas nos expresaba un mundo real y metafísico y filosófico.
Pienso que el humor gráfico, dentro del mundo académico, dentro del mundo del periodismo, dentro del mundo de la Cultura y cultura, no es apreciado lo suficiente, no es valorado lo que se merece, es decir, lo que es. Sabemos que está y por tanto es, ahora, dicen que a nivel internacional, pasan malos tiempos, porque algunos grandes periódicos internacionales, están dejando de contratar a sus viñetistas de décadas.
Todo ello, nos lleva por un lado, a homenajear-revalorizar-valorar al autor que comentamos, pero también, de paso, que seamos conscientes del género del humor gráfico y del humor en general, -sin entrar aquí en el enorme problema de qué es el humor- y, por consecuencia, de la importancia, para la sociedad-cultura actual y futura.
Se enmarcó dentro de lo que se denomina línea clara en el dibujo de viñetas y del humor, y con cuatro líneas-trazos, casi siempre a pluma, nos perfiló un mundo. Todo mundo, es un macrocosmos y un microcosmos, es decir, un reflejo de la interioridad del humano que lo expresa, ahora, siguiendo la preceptiva retórica clásica, llamarían del ethos, y del mundo exterior. Pero al cruzarse ambos mundos, el exterior-interior, con el interior-exterior, como una sinfonía de notas, surgen-resurgen una multitud de «estrofas-canciones-cuartetos-rapsodías». Eso es la vida, con una docena de notas musicales, se puede expresar un universo mental-conceptual. En la gráfica, sucede lo mismo, con un puñado de líneas y algunas manchas y algunas palabras-frases se puede expresar el ilimitado mundo del hombre-mujer, de lo humano.
Si Máximo, no rozaba el genio, al menos, lo tocaba, podríamos pensar que era un ser humano de gran talento, de altas capacidades, dirían ahora. De un gran nivel de observación, quizás el más filósofo-metafísico de los viñetistas del siglo veinte de este suelo, la Piel de Toro. Sin menoscabo que también existan otros, que quizás ahora, no mencionemos…
Desde Chauvet, posiblemente antes, la humanidad, con un trozo de tinta-carbón quemado-ocre y una superficie, sea una gruta, sea un papel, puede mostrar-demostrar un cosmos, un universo de interpretación simbólica, es el enorme misterio, es el genio-talento-creatividad-ingenio que el filósofo-pensador, Marina, del que tanto nos ha hablado. El gran misterio, que con un poco de tinta, una pluma, un papel nos expresa algo de los recovecos de nuestra interioridad-conciencia-consciencia-inconsciencia, individual y colectiva.
He indicado, que a mi parecer, el género viñeta o humor gráfico, por no hablar de otros tipos o géneros del humor, subgéneros, no es suficientemente valorado. Hay viñetas y humoristas gráficos, que tendrían que tener su lugar, en los grandes Museos de Arte Contemporáneo del mundo, y estar al lado, sus dibujos de los de Klee, Picasso, Miró, Ernst, Dalí, etc. Igual que el MOMA introdujo el diseño en sus colecciones, diseño en todas sus facetas, estimo-creo-sugiero, que los grandes equipos directivos de los museos de arte actuales, contemporáneos, empiecen a estudiar y analizar e incluir, una sección en sus bodegas y depósitos y salas a los humoristas gráficos. Porque ellos, tienen-contienen todos los elementos, igual que cualquier gran autor plástico, sea pintor o escultor o arquitecto, es decir, tienen dibujo-forma-arte, tienen literatura, tienen filosofía, tienen cosmovisión y microcovisión, además de informarnos de realidades concretas.
Todo viñetista es en definitiva, un observador y un intelectual-pensador, por lo cual, capta por un lado la realidad, externa e interna, y la traspasa por sus cristales-cerebro-vericuetos-historias-consciente-inconsciente, y en el otro extremo, nos regala-dona su producto cultural, en este caso, una viñeta. Unos, producen panes, otros seres humanos sentencias judiciales, otros grandes libros de ensayo, los humoristas gráficos, en un trozo de papel, nos sintetizan mundos.
A mi modo de ver, existen, como en todos los oficios-profesiones-vocaciones, personas de gran talento y otras, que son consideradas de menos capacidades, quizás, dentro de cien años, las tornas cambien, porque los valores y estéticas van transformándose. Pero los humoristas gráficos, deberían tener un Premio Nobel para ellos, o de existir, un Premio Nobel de las Artes Plásticas, de vez en cuando, algún año, se lo deberían conceder a alguno de ellos. O el Premio Mundial de las Artes Leonardo Da Vinci. O también el Premio Nacional de las Artes Plásticas o el Premio Velázquez de Artes Plásticas, algún año a algún viñetista…
Tanto hemos aprendido y aprehendido de Máximo, se habría merecido algunos de esos premios anteriores reales o posibles. Pero al menos, con estas líneas de palabras, modestamente, intento colaborar a lo que se denomina «el purgatorio de los escritores», no se vaya posesionando de esta figura. Aunque para terminar, digo yo, que al menos Máximo se merece una Web oficial sobre su persona y su trabajo. ¡Ahí dejo esa viñeta-sugerencia de palabras!
https://www.youtube.com/channel/UCP1qKD3iC1dhkOschAftOAQ © jmm caminero (01 enero 2020 cr).
Fin artículo 2.386º: «Máximo: la metafísica del humor».