Charlas conmigo misma: La vida es Sueño

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Con esta maldita pandemia, casi se me olvida hablar conmigo misma.

¡Vaya año, Esperanza! Ya casi no sé abrir el ordenador; lo tenía tan olvidado, que el pobre ni me reconoció.

No quiero hablaros de males, pues  de esos hay muchos y variados. Quiero hablaros de ¡ESPERANZA! sí, con mayúscula, pues después de todo lo que hemos pasado (y nos queda por pasar) hay que pensar en los demás, no solo en nosotros mismos.

Hay mucha gente seguro que peor que nosotros, y después de la tempestad, siempre vuelve la calma.

Cuando yo era niña y me quejaba por algo que no teníamos, mi padre siempre me contaba este cuento.

Espero que aprendáis la moraleja….

 

Cuentan de un sabio que un día
tan pobre y mísero estaba,
que solo se sustentaba
de unas hierbas que cogía.

¿Habrá otro, entre sí decía,
más pobre y triste que yo?
Y cuando el rostro volvió
halló la respuesta, viendo
que otro sabio iba cogiendo
las hierbas que él arrojó.

Un  fragmento de La Vida es Sueño, de Calderón De la Barca