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Ruth, Álvaro y Rosendo son tres jóvenes científicos con alta cualificación y brillante trayectoria que regresan a la comunidad apoyados por Transformación Económica
(Prensa Junta Andalucía) Suecia, Francia, EEUU, Inglaterra o Alemania. En estos países hacen ciencia de vanguardia investigadores andaluces. Su trayectoria y su trabajo son ampliamente reconocidos en todos estos destinos de acogida, donde han forjado una carrera brillante plagada de avances significativos tanto en investigación básica como aplicada de los que dependerá el progreso y el bienestar de la sociedad andaluza y española en los próximos años.
Este 2021 será diferente para Ruth Hornedo, Álvaro Plaza y Rosendo Miguel García. Después de una larga estancia fuera de nuestras fronteras, vuelven a casa y lo hacen con un contrato de tres años para continuar desarrollando su carrera investigadora. Ellos forman parte de los casi 260 investigadores andaluces, nacionales e internacionales que desde enero se están incorporando al sistema regional del conocimiento gracias a la inyección pública de 32 millones de euros. Los recursos los ha aportado, con la ayuda de la UE, la Consejería de Transformación Económica, Conocimiento, Industria y Universidades y servirán, sobre todo, para permitir el retorno del talento andaluz y también para captar perfiles, con independencia de su nacionalidad, capaces de realizar aportaciones valiosas a la I+D+i andaluza.
Traer el talento de vuelta representa la oportunidad de fortalecer el tejido investigador de la comunidad y, en definitiva, constituye una apuesta estratégica por la transformación económica de Andalucía basada en la innovación y el conocimiento. Estos jóvenes andaluces que regresan lo hacen con un importante bagaje profesional, con reconocimiento y con una abultada red de contactos. También lo hacen con una experiencia personal que, sumada a su formación académica, suponen un activo para las universidades y centros públicos de investigación a los que se incorporarán para continuar desarrollando sus proyectos. En los tres existe un punto de confluencia: el deseo de crecer y desarrollar su carrera científica en la comunidad y contribuir de forma valiosa al progreso de la ciencia con sello andaluz.
La movilidad del personal investigador es un requisito formativo muy recomendable y casi obligatorio si se quieren realizar investigaciones punteras, ya que con esa experiencia internacional es posible adquirir y compartir técnicas, habilidades y metodologías nuevas. Lo hacen los investigadores de todos los países del entorno, pero la irregularidad se produce cuando ese talento quiere regresar y no puede hacerlo.
La descapitalización y la pérdida de talento como consecuencia de la crisis económica iniciada en 2008 tras el crack financiero tuvo en los años posteriores un impacto negativo en todo el sistema de ciencia y tecnología, con un descenso de inversión pública en I+D en la comunidad y en el resto de la geografía nacional. Por ello, los esfuerzos de la Administración autonómica se centran en esta legislatura en favorecer la recuperación de ese joven talento altamente cualificado que se formó en las universidades públicas de la comunidad.
El retorno siempre ha estado en los planes de futuro de estos tres jóvenes doctores. Ruth Hornedo reconoce que lleva cuatro años en Francia y su experiencia allí ha sido muy satisfactoria, tanto desde el punto de vista vital como en lo profesional. «Un periodo posdoctoral en el extranjero es casi imprescindible, te enriquece y aprendes a trabajar de otra manera», remarca. Sin embargo, volver a la Universidad que la formó, con las profesoras que dirigieron su tesis doctoral, es para ella un orgullo y satisfacción. «Cuando vi la resolución y mi nombre en primer lugar me puse a llorar, llamé a mi jefa antes que a mi madre», asegura para apostillar que esta noticia le ha alegrado la vida. Hornedo confía en que este contrato le dé el impulso necesario para estabilizar su trayectoria científica.
Álvaro Plaza no dudó en solicitar esta ayuda en cuanto supo de su existencia. «Me fui a Estocolmo con mucha ilusión, allí hice mi máster y mi doctorado con muy buenas condiciones económicas, pero nueve años viviendo en el extranjero ya se me hacían muy duro», subraya. Para Plaza este incentivo representa la oportunidad de volver a casa y además haciendo lo que más le guste y a lo que ha dedicado años de estudio. Su experiencia como investigador en España es casi nula, pero reconoce que vuelve «muy motivado y con ganas de empezar».
Confía en que esta oportunidad laboral le facilite, con posterioridad, el acceso a otras ayudas para investigadores seniors. Sus aspiraciones pasan por intentar dar el salto a la industria biológica dedicada a las terapias celulares, aunque también le seduce continuar con su trayectoria en el sector público. «Todo dependerá de las oportunidades que me vayan surgiendo», destaca.
Para Rosendo García este contrato significa la posibilidad de participar en el desarrollo de la I+D+i de su tierra, de Andalucía, «que ya está bien hacerlo fuera», sentencia. «Yo he estudiado en la universidad pública andaluza e inicié mi carrera investigadora en la región», explica. «Ha sido muy gratificante mi estancia en el extranjero, pero tenía muy claro que quería regresar donde me formé», señala para remarcar con satisfacción: «Vuelvo a casa».
García asevera que el camino de la investigación es muy difícil, pero es optimista y en unos años se ve independizado como investigador, con su propio grupo.
Los tres coinciden en la voluntad de colaborar a partir de ahora en líneas de trabajo con las universidades y centros en los que han llevado a cabo su labor científica. «Sé que aunque me vaya a Sevilla, voy a poner en marcha proyectos en común con ellos», comenta Hornedo, para añadir que «es necesario pensar no sólo en una misma, sino también en la institución a la que se vuelve, en la posibilidad de captar fondos».
Investigadores muy bien formados
Estos tres jóvenes investigadores aseguran que la calidad de la investigación que se hace en Andalucía y en el conjunto de España es muy elevada, aunque demandan más recursos. «Es clave destinar más fondos para que todos los que estamos fuera retornemos y podamos hacer crecer más la producción investigadora», indica Rosendo García. Ruth Hornedo también abunda en «el altísimo nivel de los currículos de investigadores españoles o andaluces». «Si comparas el currículum de un investigador francés con uno de aquí ves las diferencias, porque en España hay mucha competitividad, has de publicar bastante para ir consolidando tu trayectoria».
Por su parte, Plaza apunta que en su grupo de investigación en Estocolmo trabajaban otros tres españoles más. «En Suecia se nos percibe como un recurso humano muy bien formado y muy trabajador», puntualiza.
Ruth Hornedo
Nacida en Sevilla, es diplomada en Nutrición Humana y Dietética por la Universidad Pablo de Olavide y licenciada en Ciencia y Tecnología de los Alimentos por la Facultad de Veterinaria por la Universidad de Córdoba. Su tesis doctoral la realizó en la Facultad de Farmacia de la Universidad de Sevilla, en el Departamento de Nutrición, y se centró en la determinación de compuestos bioactivos de alimentos de la dieta, sobre todo los compuestos polifenólicos.
Dedicó cuatro años a su investigación doctoral y en ese periodo realizó una estancia de seis meses en el Instituto de Ciencias de la Viña y del Vino de la Universidad de Burdeos, donde aprendió técnicas relacionadas con la biología celular. Tras un contrato puente posdoctoral de un año en la Universidad de Sevilla tuvo la oportunidad de volver a la Universidad de Burdeos para desarrollar un proyecto de investigación especializado con la actividad neuroprotectora de compuestos bioactivos presentes en el vino. Ese trabajo le ha permitido prolongar cuatro años su carrera científica en Francia, que combinó con actividad docente.
Con este incentivo de la Junta regresará a la Universidad de Sevilla, al mismo departamento y continuará avanzando su línea de investigación sobre los compuestos bioactivos en el vino y en la levadura, en el ámbito de la agroindustria y alimentación.
Álvaro Plaza
Álvaro es natural de Puerto Real (Cádiz) y se licenció en Biotecnología por la Universidad Pablo de Olavide. Es doctor en Ciencias Médicas por el Instituto Karolinska de Estocolmo (Suecia), donde también cursó un máster en Biomedicina. Lleva nueve años en el país nórdico desarrollando su actividad científica. Su investigación está centrada en la confluencia entre la biología del desarrollo y la medicina regenerativa, particularmente en el uso de terapias avanzadas basadas en células madre para el tratamiento de enfermedades relacionadas con la edad. Este proyecto lo ha desarrollado en un grupo de investigación perteneciente a este instituto sueco durante los últimos siete años. Allí ha realizado importantes avances en la aplicación de células madres embrionarias en terapias para tratar algunas degeneraciones de la retina.
Con el nuevo contrato que le permite volver a Andalucía, continuará avanzando en su investigación en el grupo del doctor Francisco Díaz Corrales en el Centro Andaluz de Biología Molecular y Medicina Regenerativa (Cabimer) de Sevilla. Su trabajo consistirá en producir células de la retina partiendo de células madres que se puedan trasplantar en pacientes de más de 60 años con degeneración macular asociada a la edad para los que actualmente no hay cura.
Rosendo García
Rosendo (Tocina, Sevilla) es licenciado en Biología por la Universidad de Sevilla, donde también cursó un máster en investigación biomédica y se doctoró en el departamento de Fisiología con un trabajo sobre el sistema oculomotor relacionado con la neurociencia.
Tras esa formación continuó su trayectoria científica en un laboratorio internacional de la Universidad de Washington centrada en la electrofisiología, con la medición de las señales eléctricas que se generan en el sistema nervioso de animales vivos.
El contrato que ha logrado con fondos públicos le da la oportunidad de volver a la Facultad de Biología de la Universidad de Sevilla a perfeccionar sus conocimientos en este campo.
Programa de incentivos de 32 millones
Transformación Económica ha concedido 32 millones a nueve universidades públicas andaluzas y a 28 centros públicos de investigación de la región para contrata a casi 260 jóvenes investigadores doctores, que llevarán a cabo su trabajo en ámbitos como la biología y la biotecnología, las ciencias exactas y experimentales o las tecnologías de la producción y la construcción.
Las nueve universidades públicas han recibido la mayor cuantía de las ayudas, 22,13 millones de euros, para la contratación de 178 profesionales. La casi veintena de centros e institutos dependientes del CSIC seleccionados han obtenido 4,72 millones de euros para contratar 38 investigadores posdoctorales y el resto se reparte entre fundaciones del ámbito de la Junta de Andalucía y otras de carácter público.
Este personal venía desarrollando su labor investigadora en más de una veintena de países de Europa y del resto del mundo. Contará con contratos de tres años de duración, mediante los cuales podrán perfeccionar las capacidades adquiridas durante una primera etapa de formación posdoctoral, y potenciarán con su talento las actividades de investigación de las entidades a las que se incorporan. La cuantía, en cómputo anual, reservada a cada uno de los contratos es de 41.450 euros, destinados a financiar el salario bruto, la cuota empresarial de la Seguridad Social y el importe correspondiente a la indemnización por finalización de la relación laboral.
La Consejería de Transformación Económica pretende convocar de nuevo, antes de que finalice el primer trimestre del año, esta línea de ayudas con otros 18 millones de euros para la contratación de otros 150 jóvenes doctores antes de que finalice 2021, lo que supone una dotación global de 50 millones y 404 investigadores.
Captación del talento
Uno de los retos asumidos por el Ejecutivo autonómico es complementar este esfuerzo público dirigido al retorno del talento andaluz con otras iniciativas destinadas a captar a perfiles de alto nivel científico de relevancia internacional con el fin de reforzar la estructura del capital humano dedicado a la investigación en Andalucía.
Por ello, en 2020 convocó ayudas por valor de 10,3 millones a través del Programa Emergia, que busca atraer investigadores, de cualquier nacionalidad y con capacidad de liderazgo, por un período de cuatro años con el objetivo de que contribuyan a fomentar la investigación científico-técnica de excelencia en la región. La convocatoria está a punto de resolverse y para 2021 está prevista otra nueva dotada con 18 millones.
Tanto una línea como otra constituyen dos ejes estratégicos de la política pública de inversiones de la Junta en materia de I+D+i en Andalucía. Para este 2021 se reforzarán los recursos en dicha esfera con una dotación de 140 millones de euros.