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(Redacción: Mar Bassa, Fotografía: Juan Manuel Torres) El Festival de Málaga ya ha llegado al ecuador de su 24 edición. El tiempo, además, acompaña a su celebración con un sol y un calor radiante. No hay persona que no se queje y ande buscando la sombra. Las salas de cine se han convertido en los refugios de los asistentes para salvaguardarse de las altas temperaturas. Son como iglús, incluso, porque se llega a pasar frío. “Dos personas de mi lado se han tenido que poner la chaqueta por encima”, se comenta en la sala de prensa.
Y, a pesar del frío, se disfruta de más películas. Ayer fue el turno de Hombre muerto no sabe vivir, primer largometraje de Ezekiel Montes, director malagueño. Se trata de un thriller violento en el que se abarca el narcotráfico en los barrios más desfavorecidos, pero que también tiene mucho peso el significado de lealtad y amistad. “Los códigos del barrio se están perdiendo, como sociedad se pierde; la lealtad, la amistad y el honor se están muriendo”, señalaba.
El film tiene mucha acción, aparte de enseñar el desarrollo de los personajes, y es marca andaluza. El elenco que encontramos está compuesto por Jesús Castro, Paco Tous, Elena Martínez, Rubén Ochandiano, Antonio Dechent o Juan Manuel Lara. Eso sí, y sin hacer spoilers, no es apta para las personas aprensivas. El equipo de maquillaje ha hecho un trabajo muy bueno.
Por la tarde hubo más proyecciones, como Años luz, Las motitos o Jesucristo flamenco. Después tuvo lugar el photocall, donde todos posan ante las cámaras con soltura y alegría -pese a que la mascarilla esconda la sonrisa en ocasiones, sobre todo a los fotógrafos-, incluido el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, que posó con el equipo de Hombre muerto no sabe vivir.
Y es que el Festival de Málaga se resume en eso: sonrisas y cine.