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(Redacción: Mar Bassa, Fotografía: Juan Manuel Torres) Juanma Lara (Juan Manuel Lara Lara) es actor de Archidona, Málaga, y ha interpretado tanto en el teatro como en el cine y la televisión. Su último trabajo es el largometraje Hombre muerto no sabe vivir, dirigida por otro paisano: Ezekiel Montes. Se ha presentado en el Festival de Málaga, donde participa en la Sección Oficial, y se podrá ver en las salas de cine el próximo 2 de julio.
PREGUNTA: ¿Cómo se preparó el personaje de McCoy, el tipo duro que pega palizas?
RESPUESTA: El personaje estaba más concebido como el tipo duro, lo que más o menos se ve en la película. Yo lo que hice fue sugerirle al director, y entre él y yo, construir un personaje que también tenía un componente de abuelo. Un abuelo que por fuera es un abuelo, que no está tatuado ni nada de eso, pero que por dentro tiene una mente muy perturbada. El personaje me lo preparé viendo gente que podría ser de ese tipo. Después actué con un texto que ya estaba escrito y hablaba mucho del propio personaje.
P: ¿Tuvo que entrenar?
R: Sí, teníamos que hacer, por lo menos, un poco de calentamiento previo a las escenas porque eran de correr mucho, de saltar una valla… Hay mucho metraje que no está en la película porque se ha cortado.
P: ¿Cómo fue rodar en esos barrios?
R: Hubo momentos bastante duros en ese proceso porque en un barrio que rodamos hubo un incidente previo entre la gente local de ahí, hubo un muerto un día y no teníamos muy claro que ese día pudiéramos grabar. Al final sí pudimos por la ayuda de la misma gente del barrio.
P: Eso decía Ezekiel Montes, que previamente tuvo que pedir permiso a los habitantes del barrio. ¿Se sintieron protegidos por esa gente por si había algún percance?
R: Sí, de alguna forma, sí. Tampoco protegidos porque la gente no es que sea salvaje, es gente normal. Protegidos en el sentido de que si por ejemplo cortábamos una calle, la gente intentase no pasar. Sí, esa cierta protección del barrio de La Palmilla.
P: ¿Cómo fue trabajar con Ezekiel al ser su primer largometraje?
R: A Ezekiel le conozco desde hace muchos años y el proyecto me encantó. Él tiene varios trabajos que ha ido desarrollando a lo largo del tiempo, pero este ha sido como el golpe en la mesa, como “voy a hacer un largo y voy a hacerlo muy bien”. He estado con él en proyectos anteriores, en Akemarropa y en Granit, y lo que más me gustaba de él es cómo rueda la acción, lo hace muy bien, y la idea que tiene de la historia y cómo contarla, que tiene que ser dura. Cuando vi este proyecto, dije que esta iba a ser mi película. Mi personaje me encantó. Para mí fue un placer que me invitara a hacer este personaje de McCoy.
P: Muchas películas se juzgan porque pueden tener un acento andaluz forzado, ¿tiene esa sensación con este proyecto?
R: No, porque una película que se rueda en La Palmilla, escenarios que son calles de Málaga, es una película andaluza y lo lógico es que la gente hable en andaluz, si no, sería raro. Hemos hablado como hablamos nosotros, como estoy hablando ahora mismo. Yo sí estoy acostumbrado a poder dar el paso al castellano sin mayor problema porque en la escuela de arte dramático donde estudié se nos obligaba a hablar en castellano. Mi lenguaje natural es el andaluz y es donde me siento cómodo. No tengo ningún problema en que la gente vea la película en andaluz. Si se hace una película gallega, lo lógico es que se haga con acento gallego. Estoy muy orgulloso de mi acento y del andaluz, me encanta el andaluz.
P: Es que el acento andaluz se restringe mucho, como que en el cine está un poco castigado.
R: Ya no tanto. Lo que teníamos que conseguir, y lo estamos haciendo, es interpretar a un ministro que hable en andaluz porque, antes, todos los personajes que hablaban en andaluz eran una yaya o una limpiadora, y ahora se ve otro tipo como un ministro o un juez. El andaluz es un habla, existe. El andaluz no significa incultura, es todo lo contrario, una evolución del castellano desde un punto de vista etimológico. Es un habla y se entiende perfectamente, no hay que tener más miedo.
P: En la película también salen gitanos. ¿Han pensado que se puedan enfadar al dar esa imagen que proyectan?
R: No, porque el mundo gitano es como el mundo payo. Los payos también damos imagen de mafiosos. Hay payos mafiosos, hay gitanos mafiosos; hay gente buena paya y gente buena gitana. No hemos identificado que ese mundo sea solo eso en la película, es mucho más extenso, solo que esos personajes en ese caso sí son gitanos, pero como el mío no lo es y también es un hombre de una ética un poco dudosa, no creo que haya enfados. Si la mente del que lo ve lo identifica, es un problema de la mente del que lo ve. Imagínate que nosotros hayamos querido hacer eso; al contrario, esos personajes son gitanos, concretamente, pero también hay una cantaora que es gitana o uno que va por la calle y vende pan que es gitano.
P: Ha hablado de su personaje y quería preguntar qué le ha aportado a usted.
R: A veces uno tiene ganas de sacar toda la furia o de hacer cualquier locura, y McCoy me ha permitido hacerlo en una película porque en un ambiente real sería muy complicado que le reventara la cabeza a alguien, aunque en la imaginación te dan ganas de sacar toda la furia contra alguien. McCoy me ha permitido eso, sacar la furia que todos llevamos dentro.
P: ¿Cómo definiría Hombre muerto no sabe vivir con una palabra? Se ha hablado de lealtad y amistad.
R: ¿Solo con una?
P: Bueno, o dos o tres.
R: Creo que la película tiene un poso de verdad, incluso de romanticismo y personajes que acaban su ciclo y que están cansados. Habla un poco de la jubilación, pero no de un ambiente que estamos acostumbrados. No nos jubilamos unos chóferes de autobús, pero nos queremos jubilar. Pienso que todo cansa en la vida, incluso cuando haces el mal o vives en un mundo tan duro, y quieres la tranquilidad de tus nietos. Con una palabra lo llamaría… Qué difícil.
P: También puede repetir lealtad y amistad.
R: Pero no es tanto la lealtad y la amistad. Eso está ahí, pero no son tan leales ni amigos como se demuestra en la película. Yo diría un poco el cansancio…
P: Traspaso generacional también han dicho…
R: Sí, también, pero donde se pierden ciertos valores. No me sale una cosa bonita (risas). A mí la película me parece brutal, hay mucha brutalidad… Brutalmente jubilados.
P: Aunque no la haya visto usted aún en el cine, a ver si la gente la disfruta en las salas a partir del 2 de julio.
R: Eso es lo importante de una película, no que en los festivales guste o tenga premios, sino que, cuando sale en los cines, el público tenga ganas de verla y vaya a verla. Eso es lo que espero que pase. Si aquí gusta, mejor. Si le dan un premio, mejor que mejor. Y si a mí me dan un premio, mejor que mejor que mejor (risas).
P: Como malagueño, ¿cómo se siente al estrenar la película en el Festival de Málaga?
R: Málaga es un sitio maravilloso para mí, yo vivo aquí y voy a Madrid cuando tengo que ir, pero siempre vuelvo, no me instalo fuera porque me encanta vivir en Málaga. Me encanta que mi ciudad tenga un festival como este, que es maravilloso, me encanta que haya este ambiente cultura y tan fresco que hay aquí. Me encanta vivir aquí, me siento malagueño y parte del Festival. Ahora me siento más parte de este festival porque tengo una película y, cuando no tengo una película, me siento parte de él porque es de mi ciudad. Me siento muy bien. Creo que es un festival que debe seguir muchos años más y lo debe seguir apoyando toda Málaga.
P: Aquí se está demostrando que la cultura es segura y que, de hecho, lo que se está haciendo aquí luego se hace en otros festivales.
R: Sí, está siendo modélico en ese sentido para otros festivales importantes del mundo y ha sido modélico para la ciudad. Creo que hacer las cosas bien no es tan difícil y el Festival de Málaga lo demuestra todos los días.