Tiempo de lectura aprox: 2 minutos, 52 segundos
Podríamos indicar, que aunque no sean conceptos e ideas equivalentes, se puede realizar una escala de relación entre dolor, sufrimientos, angustia, pena, tristeza, sea a nivel psicológico, biológico, moral, espiritual o, una combinación de estas áreas o mundos.
Desde la antigüedad, desde la etapa histórica que disponemos de escritura, el ser humano ha reflejado en ella, esa bivalencia de la realidad humana, aspectos de alegría-felicidad y dimensiones de dolor-sufrimiento-pena-angustia. Y, ambos conjuntos de realidades, internas y externas, combinaciones de multitud de fuentes y causas, como lluvia o nieve o el sol o la noche o el amanecer en la vida, días y semanas y meses y años, estamos trufados e hibridados por ambas realidades, que se combinan como una enorme sinfonía y ópera del existir-existencia de la realidad humana, suponemos, de todo ser viviente que tenga sistema nervioso. Cierto que cada uno comedido por su genotipo y su fenotipo.
Y, desde la más antigua historia humana que conocemos, posiblemente, el tema del dolor-pena-angustia-sufrimiento-tristeza, está con nosotros desde que somos humanos, y, ha pasado por todas las especies psicobiológicas que hemos sido, pero diríamos desde el Neolítico, que ya quedan estructuras materiales de nuestra realidad-historia, sin entrar en las pinturas-esculturas prehistóricas, vemos reflejados en estructuras religiosas-espirituales, se interpreten del modo que sean, que el hombre-mujer siempre ha estado coleteando con la realidad del dolor y de esa doble dimensión: tristeza-dolor y alegría-felicidad. En cierto modo, los monumentos religiosos y espirituales, son maneras de estructuras y simbolizar y superar y estar en el círculo del dolor, para intentarlo sublimarlo-superarlo-curarlo-afrontarlo-soportarlo-abolirlo…
La humanidad desde hace miles de años, posiblemente desde su amanecer, siempre ha luchado contra esta realidad, que se puede expresar de muchas maneras, intentando crear cauces o método o formas para paliarlo o reducirlo o abolirlo, hoy, podríamos indicar con los conceptos de hoy, que ha creado estrategias biomédicas, según la época, psicológica morales, según cada tiempo, espirituales religiosas, según cultura y sociedad y geografía.
Podríamos indicar, que estos tres grandes conjuntos de estrategias son como el ser humano ha intentado construir un dique al dolor-pena-angustia-sufrimiento, diríamos hoy, con sistemas de ciencia y protociencia, de filosofía y protofilosofía moral y ética, con sistemas de metafísica y protometafísica y religiosidad y protoreligiosidad.
Y, si nos fijamos bien, cada una de estas áreas-dimensiones-perspectivas-círculos, se entrelazan entre sí, se combinan entre sí, se mezclan y se hibridan y se crean sinergias, para el ser humano intentar vivir-sobrevivir. En esa combinación de formas ilimitadas, cada ser humano, descubre, diríamos sus caminos. Cada uno, crea una serie de mapas para sortear y aminorar y limitar y reducir y, si es posible aniquilar el dolor. Y, la sociedad-cultura, en cada época o tiempo, con sus recursos de saber y de tecnología o técnicas, hacen lo mismo.
Aunque no seamos conscientes, todas las metodologías y técnicas de reducción del dolor sean biomédicas, biopsicológicas tiene sus raíces, o al menos, algunas de sus fuentes en los aspectos que esa sociedad o época o tiempo aborda cuestiones del dolor-sufrimiento-pena-angustia-tristeza-muerte-vida desde temáticas filosóficas y metafísicas y religiosas y espirituales.
Porque el dolor, puede ser múltiples las causas y raíces y realidades y materialidades, y en cada sujeto humano, aunque podamos clasificar el dolor en categorías y conceptos, para cada ser humano el dolor es muy diferente y diferenciado, o al menos, con matizaciones concretas. Y, la subjetividad del dolor, el sentimiento-afecto-recepción del dolor muy diferente, un niño puede sentir enormemente un gran dolor porque su globo se ha evaporado en las nubes, y un empresario porque su entidad económica ha caído en bancarrota. Son dos tipos de dolor, pero la visión subjetiva y emocional, puede ser en ambos similar. (Supongo que las ciencias biológicas y sociales, con el tiempo, abordarán en concreto esta temática concreta y nos indicarán la solución a esta cuestión que hemos indicado como ejemplo).
Jorge Semprún, que fue ministro de cultura (1988-1991) con Felipe González, narra en uno de sus diarios y memorias, y lo ha indicado en alguna de sus entrevistas, que él notó, ya que estuvo en un campo de concentración alemán en la Segunda Guerra Mundial, expresaba que quienes soportaban mejor dicha realidad límite y radicalmente negativa y nociva y sufriente y final, eran los comunistas y los católicos, porque él interpretaba porque siempre tenían más esperanza que otros grupos sociales e ideológicos…
Podríamos terminar este modesto artículo, con esta reflexión final, el dolor, si se quiere abordar seria y profundamente, debe ser polidimensional o transversal o multidisciplinar, y por tanto, habrá que oír, lo que la filosofía ha indicado a lo largo de siglos, por ejemplo, el tetrafarmacos de Epicuro, pero también, lo que puedan indicar las metafísicas y espiritualidades religiosas. Porque el ser humano no es solo carne, no es solo mente, no es solo alma, no es solo sociedad, no es solo cultura, no es solo economía…, sino que es una unidad substancial y esencial, una unidad formada y conformada por varias dimensiones. Paz y bien.
http://twitter.com/jmmcaminero © jmm caminero (25-28 julio 2021 cr).
Fin artículo 2.610º: «Sobre el dolor y la filosofía».