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(Crónica y foto de portada: Rocío Rodríguez/ Fotos Obra: Daniel Pérez / Teatro Cervantes)
Entrar al teatro y encontrar que están proyectando una película no es lo que una persona espera en una función normal. Sin embargo, este domingo de septiembre en el Teatro Cervantes no ha sido convencional. A las 12 de la mañana, se ha abierto una función especial para Antoine, El Musical. La gran acogida para el espectáculo en Málaga provocó que se tuviera que añadir una sesión a las que había programada.
La función parece haber empezado antes de que se apaguen las luces. Mientras personas de todas las edades ocupan sus butacas, se reproduce un vídeo en blanco y negro donde se muestra a Antoine de Saint-Exupéry, autor de El Principito, y partes de su vida. En el centro del escenario, un planeta, a su izquierda se encuentran dos asientos de avión y, a la derecha, un pequeño sofá. Una máquina de escribir asoma en este lado y es la protagonista del inicio del espectáculo.
Mientras suena cómo se escribe en ella y está iluminada, como si tuviera vida propia, se recuerdan las normas del teatro: apagar los móviles, mantenerse sentado… Y una más: no hacer fotos ni vídeos porque “los mejores recuerdos están en nuestra memoria”. Entonces, comprendes que esas horas de función solo las vivirás una vez y no puede dejarte indiferente.
Comienza la función con una canción cantada a coro y la historia, en 1944, cuando Saint-Exupéry ya había publicado Le Petit Prince. Viajando por la vida del autor a través de flashbacks y uniendo las partes de esta al libro infantil, comprendes su historia, la motivación del libro y como Antoine vivió la II Guerra Mundial.
“Para entender el libro, hay que recuperar al niñó que fuiste”, dijo Javier Godino en su papel del autor de El Principito. A través de la música, las proyecciones y la actuación del elenco; se muestra como Antoine de Saint-Exupéry hablaba con el niño de su interior y hacía al público conectar con el suyo. Jan Forrellat, en su papel del pequeño príncipe, añade la inocencia a la obra.
El ecuador del espectáculo llega con un toque cómico y la participación del público. El rey al que visita el pequeño príncipe rompe la cuarta pared pidiendo el aplauso del público para sentirse admirado, la exigencia de su personaje. Las personas que ocupan el teatro vuelven a sentirse parte de la obra.
Hacia el final del musical, este se vuelve emotivo. El clímax de la historia llega cuando Saint-Exupéry decide alistarse y unirse a las tropas francesas. Entonces, solo hay que echar una mirada a los lados y encuentras a las personas totalmente emocionadas. A mi derecha, una mujer mira a otra secándose las lágrimas. Antoine de Saint-Exupéry muere el 31 de julio de 1944. Su libro, El Principito, se convierte en un éxito editorial. La música sigue acompañando a la obra y cierra la lectura del final del libro.
Se canta “si amas a una flor…” y las luces del escenario se apagan. El público estalla en aplausos y el elenco saluda emocionado. Han dejado su huella en Málaga y nadie podrá olvidar la intensidad de esta historia que solo se recuerda en la memoria. Una lectura nueva de uno de los libros más vendidos de la historia ofrecida por beon. Entertainment que provoca que, si has leído con anterioridad El Principito, nunca vuelvas a hacerlo de la misma forma.