Charlas Conmigo Misma: «No perdamos la esperanza»

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Últimamente es lo que yo pienso todos los días, y me lo digo a todas horas.

Después de la lluvia siempre sale el sol, y la vida sigue su curso inexorablemente. La verdad es que últimamente no dejan de pasar cosas; entre este maldito virus que todavía tenemos, el volcán de la Palma, que está dejando sin sus casas y sus medios de vida a miles de personas, acabo pensando que el ser humano tiene mucho que ver con tanto cambio climático y que sin darnos cuenta estamos destruyendo este hermoso planeta.

No sé si es la misma Tierra quien, cansada de tanto maltrato, nos esta dando una lección, a ver si por fin nos damos cuenta de que podemos vivir respetando todo lo que nos rodea.

Por mi parte, amén de todo lo que llevo pasado estos dos años (y lo que me queda que pasar), tengo que tener mucha fe, y no perderé la esperanza, pues es lo último que debemos perder.

LA MADRE TIERRA

Si la madre Tierra hablara,
seguro que nos diría:
“¿Por qué queréis destruirme
si solo os regalo vida?

Os doy, árboles y flores,
ríos, montañas y lagos,
océanos y arboledas,
mares, florestas y prados.

Os dejo un sol que os caliente
y un cielo todo estrellado;
la luna alumbra la noche
del paraíso soñado.

Animales diferentes
he dejado que crecieran
y aves de mil plumajes
para que todos comieran.

Los mares llené de peces
de mil formas diferentes;
hasta puse a las sirenas
para cantar a las gentes.

Esa gente de la mar
que antaño la respetaba
ahora solo lo esquilma
y lo va dejando sin nada.

Y mi tierra, casi estéril,
¡qué pocos la están sembrando!
Nadie la quiere cuidar;
solo la están arrasando.

Habéis quemado los bosques
donde habitaban los duendes;
lo estáis destruyendo todo.

¡No queda bicho viviente!
¿Qué es lo que queréis hacer
con el paraíso azul?
Ya de azul no tiene nada
¡Se está quedando sin luz!

¡Qué pena pues Dios me hizo
un paraíso divino
para que lo respetarais
y lo hereden vuestros hijos!

Pero al paso que lleváis
no quedará ni una piedra
que le podáis enseñar
a la gente venidera.

Y el hombre se adueñará
de mi pobre tierra bella
porque el hombre no ha sabido
procurar que no suceda.