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La secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen ha admitido recientemente que su país es, en estos momentos, “el mejor lugar para ocultar y lavar ganancias ilícitas” -mediante las llamadas “empresas pantalla”- debido a la facilidad legal para crear tales empresas. Estados Unidos, la única superpotencia realmente existente, ha reconocido que es el mejor paraíso fiscal existente. Suponemos que lo consideran su primer mérito para considerarse una democracia ejemplar a nivel mundial, y así ser juez y parte para condenar a los países que no aceptan su dominio y calificarlos de autoritarios y de no ser democráticos.
En el imaginario colectivo, los lugares del mundo para el lavado de dinero son países pequeños con un historial de leyes financieras relajadas y secretas -creencia fomentada por la superpotencia que se ha dedicado a denunciar a los otros paraísos- pero la realidad actual es que el país más poderoso de la tierra es el paraíso fiscal por antonomasia.
De manera extremadamente cínica, durante la autodenominada “Cumbre de la Democracia” -foro virtual con más de un centenar de países invitados que ha sido inaugurado por el presidente de EEUU, Joe Biden- Yellen justificó tamaño delito en la libertad de la que dispone cada estado miembro de EEUU para establecer sus propias reglas. Una libertad legal para una apropiación ilegal, ¡bendita libertad!; por eso será que los billetes de dólar dicen: ¡en Dios confiamos!, y los presidentes estadounidenses claman: ¡Dios bendiga a América! Porque Yellen no ha dicho nada de que Estados Unidos vaya a compensar -por las enormes pérdidas económicas- a todos los países y pueblos del mundo que han sufrido tal atraco “legal”.
Denuncia papal de los paraísos fiscales
Sin embargo, hace unos meses el Papa Francisco criticó los paraísos fiscales y señaló que las finanzas hacen “perder lo concreto, que es la producción y el trabajo de todos”, porque se debe “invertir en el bien común, no esconder en los paraísos fiscales. La inversión es dar vida, es creativa. Uno esconde cuando no tiene la conciencia limpia”.
El Papa demandó “claridad, transparencia, inversión y producción para crear empleo”. Y destacó que “es importante el poder de las pymes para generar empleo porque de abajo viene la creatividad siempre” porque “la economía en los últimos decenios engendró las finanzas y las finanzas tienen el riesgo de terminar como la cadena de San Antonio, que creemos que hay mucho y al final no hay nada”.
Estados Unidos, superpotencia también como paraíso fiscal
Los estados de Delaware, Nevada, Montana, Wyoming y Dakota del Sur permiten a cualquiera crear una empresa pantalla sin informar de quién es su propietario, es decir, operan como paraísos fiscales para evadir el pago de impuestos y lavar dinero, y, de hecho, ya acumulan más fondos monetarios que los clásicos paraísos fiscales conocidos como las islas Caimán, Malta, Suiza, las Bahamas, Luxemburgo y Panamá.
Porque en los ‘Pandora Papers’ -lo mismo que ocurrió con las anteriores revelaciones de los llamados ‘Papeles de Panamá’- ha aparecido la evasión de impuestos de miles de oligarcas y personajes famosos a lo largo y ancho del planeta. Pero, una vez más, con total contumacia se manifiesta una ausencia incomprensible. ¿Pero, dónde está Estados Unidos, sus inmensas corporaciones y sus paraísos fiscales?
Los Papeles de Pandora han arrojado al mundo pruebas de la actividad criminal de más del doble de políticos de rango y altos funcionarios que los anteriores Papeles de Panamá de 2016. El problema es que en todo ese enjambre de personajes públicos -políticos y financieros- no aparece la abeja reina ni sus panales paradisiacos, ni Estados Unidos ni sus paraísos fiscales.
Quizá Estados Unidos busque -con este tipo de escándalos- golpear otros paraísos fiscales y atraer -a los suyos propios- todos esos capitales, que escapan de la ruptura del secreto bancario y fiscal, debido a la denuncia aparecida en los grandes medios de comunicación dominantes. Pero, obviamente, tal denuncia no ha sido por honradez sino por negocios -no es nada personal- es decir, conseguir que el dinero ilegal se traslade a los paraísos fiscales estadounidenses, donde sí sigue vigente el secreto bancario sin límites.
Las oligarquías financieras necesitan sus paraísos
Y un ejemplo son los oligopolios del Ibex35 que a finales de 2019 mantenían 740 filiales en paraísos fiscales. Las entidades de la Bolsa española declararon hasta 358 sociedades de este tipo y todas ubicadas en Delaware -el segundo estado más pequeño de EEUU- sede del 50% de las filiales extranjeras creadas por la banca y los oligopolios españoles.
Las oligarquías financieras del planeta necesitan los paraísos fiscales, como la otra parte de su existencia. Los necesitan para depositar las ingentes ganancias de sus bancos, oligopolios y fortunas personales. Son sus “puertos francos” -libres de impuestos- en los que tener a salvo una parte de sus obscenos beneficios. No son una anomalía a corregir. Los paraísos fiscales son consustanciales al capitalismo financiero.