Artículo Periodístico 2.826º: «20.000 artículos de Alfonso Ussía».

Tiempo de lectura aprox: 3 minutos, 11 segundos

Según su Web oficial es autor de al menos veinte mil artículos, cincuenta y tres libros, y varios premios periodísticos como el González Ruano, Mariano de Cavía…


En esta serie sobre articulistas y columnistas que han poblado nuestro territorio, del pasado y actualmente ofreciéndonos sombra y luz y verbos y palabras, le ha tocado el turno a Ussía, nacido en Madrid, en 1948, escritor y periodista columnista.

No es mi labor como modesto columnista juzgar-sentenciar-condenar a ningún escritor o a ningún articulista o a ningún pensador o a ningún científico o a ningún filósofo. De todos he aprendido conceptos e ideas y datos, y, cuando digo de todos y de todas, es de todos y de todas. Si miro hacia atrás, en cualquier campo, no todos los grandes y egregios y genios, sea en el campo que sean, no tuvieron aptitudes y actitudes totalmente correctas, ni siquiera para los cánones de su tiempo y de su normas, desde científicos a filósofos, a artistas, a teólogos, a hombres de religión, solo se salvan los santos, que aunque tienen defectos, las virtudes son mucho más grandes que sus limitaciones.

Si miro a nuestros predecesores en este cargo de cronista-columnista-comentarista-articulista, Larra, y, todos los demás, pues no han tenido una biografía moral y psicológica totalmente coherente y positiva y bondadosa y filantrópica en todos los campos y en todos sus actos y aptitudes, incluso para las normativas de su época.

Expreso todo esto, sin entrar en demasiados nombres, porque opino-observo-pienso-siento que existen dos tablas de medir-valorar-revalorizar en esta sociedad-país-cultura-territorio a los hombres/mujeres y sus obras y sus producciones culturales. Si son de los míos, se les perdona, se les matiza, se disminuye su color agrio avinagrado, si son de los supuestos contrarios, se les eleva la sinfonía negativa de críticas y de adjetivos.

Olvidamos que el oficio-profesión de articulista, es una realidad que la humanidad se ha otorgado a si mismo, para ofrecer libertad de pensamiento-conciencia-expresión-publicación. Por tanto, igual que los antiguos profetas-poetas de la antigüedad, que nos dicen, cosas que no nos gustan, cosas que no nos agradan, cosas que pueden estar equivocadas, -quizás con tonos y con palabras demasiados sarcásticas, con demasiada sangre-inquina-rencor, cosas no loables, pero esa es la realidad de su oficio-, pero que debemos aceptar dentro de la moralidad vigente, dentro de la legalidad vigente, por el bien nuestro. Igual que aceptamos que el medico nos diga que tenemos cáncer y que no debemos beber alcohol, algo así, los articulistas nos indican nuestras supuestas faltas –son los vates-profetas-oradores actuales, a semejanzas de los de Atenas o Jerusalén-.

Cierto es que a mí, personalmente, me gusta, más un estilo más suave, más abstracto, no criticar a las personas concretas –creo no haber criticado nunca, negativamente a nadie con sus apellidos, siempre en abstracto y general, en los cientos de columnas que he redactado-, porque entiendo-comprendo que todo el mundo arrastra sus traumas y sufrido injusticias, todo el mundo merece misericordia y piedad… ¡Pero el mundo es como es, no como un humilde articulista, como el que escribe estas frases, desearía que fuese…!

A semejanza que he hecho con Umbral y otros articulistas, siguiendo el consejo de Spinoza, que ante una cuestión se matematice, pues si tomamos que Ussía haya estado cincuenta años construyendo artículos diarios, serían 18.250 días, que divididos por veinte mil artículos, sería un artículo por día. Percibo-opino-pienso que la cantidad de columnas de un autor-a es importante, porque nos fija, diríamos la posibilidad temática, la riqueza compositiva, la diversidad de épocas y perspectivas. Se expresa con realidad, que Umbral es el Quevedo de nuestro siglo, pero pienso que debe compartir ese papel con Ussía. Ussía con una capacidad de realizar-arquitecturizar columnas entre el humor, la crítica, el sarcasmo, la ironía elevada a niveles de muy alta dimensión.

Pienso que los articulistas son un reflejo de la sociedad-cultura-tiempo en el que existimos, pienso, que sería una pérdida de posibilidades, no leer-pensar-razonar, columnas periodísticas realizadas por diversidad de personas, de diferente pensamiento o ideología o sentimiento, porque todos nos pueden aportar conceptos, ideas, sugerencias, matizaciones. Todos. Me da sensación que nuestra sociedad-país, está demasiada polarizada-banderizada, o éste es de los míos y por tanto lo apoyo, y, lo leo, o, no es de los míos, entonces los critico-denigro-calumnio…

Cierto que he indicado, que a mi parecer, se cazan más moscas-moscones-mosquitos con miel que con vinagre, pero yo no soy el centro del mundo estético y cultural, comprendo que en este mundo, como en todas las realidades humanas, desde los creadores matemáticos hasta los creadores del futbol, existen distintas sensibilidades perceptivas y conceptuales, distintas personas con distintas historias, con distintos sentimientos, con distintos traumas.

A todos, intentamos entender-comprender desde sus atalayas-espadañas-torretas. Por consecuencia, pienso que si el periodismo tiene alguna función, es desentrañarnos y mostrarnos toda la riqueza de opiniones e ideas. Pienso que si queremos comprender-entender hoy nuestra sociedad, al menos determinados sectores, hay que leer también a Ussía, y, pienso, no sé si de forma errónea, que de todas las perspectivas se puede aprender y aprehender algo positivo, porque nadie tiene la absoluta verdad, ni la absoluta falsedad.

Hecho en falta, que se crease un directorio de articulistas, una Fundación Virtual dónde cientos y miles y docenas de miles de columnistas, se les abriese ficha y curriculum, y, muestras de algunos artículos. De ese modo, la riqueza cultural e interpretativa de nuestra sociedad aumentaría. Espero que así, aumentase también la tolerancia y la paz, y, que aprendamos del pasado, y no volvamos a repetir los mismos errores, con distintos colores, con distintas razones, con distintas tecnologías, con distintas ideologías, en distintos tiempos… Paz y bien.