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A pesar de que poco a poco se quiere ir eliminando el papel, lo cierto es que sigue muy presente en los negocios y una muestra de ellos son las impresoras de etiquetas, las cuales podemos encontrar en una gran cantidad de empresas.
Son muy prácticas, pues por un coste ridículo se pueden imprimir tarjetas de visita, tickets, etiquetas para ropa, pegatinas de las compañías de logística y casi cualquier cosa que se nos ocurra.
Brother QL700
La marca es muy conocida en el mundo de la impresión, en donde tiene una gran tradición, y a la hora de imprimir etiquetas nos ofrece este modelo que podemos encontrar en tiendas especializadas como ITGStore.
No suele llegar a los 100 euros (sin IVA) y por ese precio nos llevamos una de las impresoras más versátiles, pues funciona con hasta cuatro softwares de diseño distintos, por lo que crear los proyectos será muy sencillo.
Aunque es económica, es muy rápida imprimiendo, pues puede llegar a las 93 etiquetas por minuto, cifra bienvenida en entornos de trabajo exigentes como los almacenes en donde los bultos no paran de salir.
Si queremos que imprima y a la vez corte las etiquetas, la cifra baja a 29, lo que sigue siendo un número elevado si la comparamos con otras máquinas de similar precio.
Ofrece una resolución de hasta 300 x 600 ppp, lo que permite que los textos y los códigos de barras se vean con nitidez, pudiendo imprimir imágenes que se distinguen muy bien, al igual que los logotipos.
Se conecta por USB, lo que la hace compatible con todos los ordenadores existentes, y es capaz de trabajar con papel de varias medidas, lo que la convierte en la mejor del mercado para muchos usuarios.
Zebra GK420t
Por encima de la anterior está el modelo de la marca Zebra, una impresora de alta gama que puede multiplicar el precio de la anterior por tres, pero que es una de las mejores inversiones para una empresa, ya que incluso está certificada a la hora de trabajar en entornos estériles.
Aquí no tenemos las cifras de impresión en etiquetas por minuto y nos las dan en mm de etiqueta, pudiendo imprimir 127 mm/s lo que es mucho para una máquina de este tipo.
Viene con un sistema de recarga de rollos de los más simples, lo que significa que cualquiera puede hacerlo y es capaz de imprimir incluso pulseras de uso médico que resistirán la esterilización, al igual que las etiquetas que saquemos con ella.
Otro dato curioso es que no cuenta con piezas móviles, lo que hace que su vida útil sea muy alta y rentabiliza el coste de adquisición, muy por encima del de otras impresoras.
Dado su precio y sus características, se suele usar en entornos muy concretos, como los sanitarios, o aquellos en los que hay unas exigencias muy altas, aunque tiene el fallo de que no imprime a color, algo que sí puede hacer la impresora Epson ColorWorks C3500.
Las impresoras de etiquetas son imprescindibles en los entornos empresariales por su versatilidad, que les permite imprimir códigos de barras, códigos QR, logotipos, tickets, pegatinas y casi cualquier cosa que se nos ocurra.