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¿Vivimos y existimos en un mundo de ignorancia. Sabemos lo suficientes de unas teorizaciones y prácticas que nos permiten vivir y sobrevivir, pero por lo general, vivimos en una enorme ignorancia en multitud de campos de la realidad…?
¿Sabemos de algunas materias y algunos campos, que nos permiten tener un oficio o vocación, de vivir y sobrevivir en la vida, mejor o peor, pero en el resto de temas, estamos situados en una cultura general, la de nuestra sociedad, con los mismos tipos y tópicos e ideas y argumentos y razones y motivos, ni más, ni menos, acertados o desacertados…?
¿Un Premio Nóbel es una lumbrera de la humanidad en una rama del saber, puede conocer, su especialidad en un grado de experto y de gran talento y genio, pero en lo demás, se debe a las costumbres sociales e ideológicas de su ambiente familiar, de su sociedad, de sus sistema de educación, del azar de la vida y de mil otras razones y motivos y causas…?
¿Qué hacer ante esto? ¿Una formación específica y experta, cada cual, en su oficio y profesión para vivir/sobrevivir, y, después, leer manuales y tratados sobre las grandes temáticas, para tener una comprensión general de cada aspecto de la realidad, después, ya temáticas y estudios más concretos…?
¿En cierto modo, nuestra especie humana, es muy primitiva, en el desarrollo evolutivo biológico, en cierto modo es a nivel psicológico y teórico y conceptual también muy primitiva…? ¿Nos creemos que sabemos mucho, que hemos avanzado mucho, y, efectivamente, hemos progresado mucho si ponemos de línea de salida, hace cinco o diez o tres siglos, pero quizás, todavía no estemos ni siquiera en la mitad de lo que podemos alcanzar…?
¡A semejanza como el futuro no lo conocemos, quizás, intuimos algunas líneas de desarrollo y de evolución y de progreso, no podemos alcanzar ese futuro, porque está compuesto de miles de variables reales y actuales, y, otras que todavía no podemos, ni siquiera ni imaginar, qué inventos podrá haber dentro de cincuenta o cien años…! ¡Quién lo conoce, posiblemente, algunos se vislumbren, otros, otros no, porque todavía están en los cerebros de chicos o chicas que están en la Secundaria…!
¿Quizás, estemos a medias del desarrollo biológico posible, a mitad del desarrollo psicológico y moral, a medias de las invenciones y técnicas posibles…?
Por un lado, me temo, nadie se ofenda, que salvo nuestra temática especializada, somos unos seres ignorantes, en casi todo. Pienso que de aquí estriban y nacen y fluyen grandes errores, para nuestra vida personal, social, colectiva, para el Estado, en todos los órdenes de la realidad. Es cierto, que la mayoría de los seres humanos, tienen y disponen de racionalidad y sentido común, y, así van/vamos sobrellevando la rueda del existir humano…
Por otro lado, el saber ortodoxo y su aplicación tecnológica, sin contar otros saberes nos van dirigiendo a mundos que desconocemos, se habla de la Inteligencia Artificial, con lo cual no sabemos las consecuencias que tendrán y dispondrán y serán y existirán y nacerán y surgirán. El mundo de la informática y teleinformática, según los especialistas, está naciendo, no llega ni a adolescente, por lo cual, si este veredicto es verdadero, las realidades posibles son incontables e inimaginables. Los futuros pueden ser muchos y diversos, a y en todos los sentidos, empezando por la organización mundial, la dialéctica de las diversas grandes culturas e ideologías, que son la base de los grandes imperios continentales económicos políticos sociales culturales, etc.
A semejanza, que tenemos que andar con nuestras piernas y exhibir nuestro cabello original, por mucho que lo maticemos, tenemos que vivir y existir y sobrevivir y sobreexistir con nuestras ideas y conceptos, pero también, debemos ser conscientes de nuestras limitaciones, aunque no sepamos el grado de nuestros límites y debilidades. Porque podemos conocer algo de nuestra situación y trozo de realidad, pero no podemos vislumbrar lo que está detrás de nuestra realidad posible o futura…
Puede usted, pensar que son solo palabras retóricas, sin un trozo de carne real y potencial y posible. Pero, las palabras son conceptos e imágenes no son solo retórica y oratoria y figuraciones literarias, sino que son imágenes posibles de sueños posibles, por tanto, nos tenemos que mover entre los mitos de las palabras y las palabras como mitos y símbolos –símbolo, que si mi memoria no me falla, eran las dos partes de un sello o de un ente, que al unirlas, formaban la totalidad del objeto, para demostrar que ese enviado o esa persona, diría algún mensaje verdadero, algo así, como cuándo un billete se divide en dos partes, y, cada uno se le otorga a una persona…-.
Pienso que sobre nuestro corazón y carne, arrastramos mucha ignorancia. La enseñanza reglada, tiene sus límites, los alumnos tienen sus límites, el profesorado tiene sus límites, el sistema educativo tiene sus límites… y, en ese mundo nos movemos, mundo de límites y de variables y de posibilidades. Todo va dando vueltas, símil tomado de la tierra y de las galaxias…
He indicado, muchas veces, que las personas, lean de cada materia, de cada saber ortodoxo, dos o tres manuales, cada uno, al menos de quinientas páginas, para hacerse una idea más completa y compleja y simple del mundo. Esos manuales, le enseñarán las grandes reglas, ortodoxas, por el momento, de un campo de la realidad. Comprenderá mejor y más profundamente el mundo. El mundo de la sociología, de la política, de la historia, de la economía, de la psicología, de la filosofía, de y de… Pienso que esto es esencial… y, sobre ese gran tapiz de una explicación racional de los manuales del saber ortodoxo, se van perfilando los conocimientos y noticias y datos y observaciones…
Esta es la única fórmula que conozco, para disminuir la ignorancia que tenemos, mientras tanto continúe leyendo con prudencia racional y moral. No sé otra solución, en mil palabras, no cabe más conceptos, aunque si podrían ser más precisos…
(¡Ahora, yo debería resumir y sintetizar, según los cánones del articulismo en una frase corta, la síntesis final, pero aquí no lo voy a hacer, para obligarle a que vuelva a leer esta columna, para que vuelva a leer otra vez, su corazón…!).
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Fin artículo 3.096º: «¿Somos ignorantes?».