«El gran tabú»

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El articulista tiene que tratar temas de pura novedad, que pueden durar en el corazón de los hombres, unas semanas, otros son intemporales, eternos. Esta es la cuestión.

Quizás, la vida o la experiencia o las vivencias, me ha llevado a pensar, en eso del ciclismo/ciclos en lo espacio-temporal. Que con distintos nombres, casi todas las cosas se repiten, de un modo o de otro, con otras variables, otros formatos o vestidos ideológicos, afectando a más número de personas o menos.

Cuando habla el periodismo de actualidad y novedad, en cierto sentido, no saben lo que dicen. Porque es cierto, que hoy, podemos comentar la subida o la bajada de la bolsa, es la realidad de hoy o de esta semana. Pero los ciclos económicos, devienen desde, posiblemente, la prehistoria, dónde también habría épocas de más caza, más comida, y etapas de menos caza, menos comida, de mucho frío y muchas carencias, y épocas, de abundancia… No tengo que narrar aquí la historia de José, el israelita, transformado en visir del Antiguo Egipto…

José Luis Martín Descalzo publicó en El ABC del 02 de noviembre de 1987, una columna titulada El gran tabú. En definitiva a raíz de las fiestas seculares que se han ido formando y conformando, venidas del mundo anglófilo, sobre el tema de la muerte y de la calavera.

Podríamos indicar o expresar o narrar, que entre los cambios producidos en el mundo contemporáneo, si tomamos esto desde las revoluciones políticas, Independencia Americana, Revolución Francesa de 1789, desde esas mieses, pasando por todos los procesos ideológicos de la ilustración y otras filosofía, existe un punto en común, es intentar que todas las realidades religiosas se conviertan en seculares.

¿Existe un interés, que lo religioso tenga menos presencia en la realidad humana, está gestionado estos movimientos, que tienen muchas dimensiones, por algunos poderes o algunas ideologías, que quieren, que lo religioso/sagrado sea cada vez más reducido en el corazón de los hombres, individual y colectivamente…?

En definitiva, parece que quieren que olvidemos la muerte, la muerte en general, la muerte individual, tu muerte. Obsesionarse con/en la muerte, es un error psicológico y moral, en todos los sentidos, pero vivir de espaldas a ella, sin creer que vas a morir individualmente, es un error muy grave. Porque no entiendes, el proceso del existir, al menos, el que ha sido hasta ahora, y, parece que de momento continuará en todo ser viviente, fallecerá, de cualquier especie viva, al menos en este ovoide –aunque dicen que existe una especie botánica en Norteamérica, que habita este planeta desde hace cinco milenios al menos-.

Oía, hoy, una explicación de Ignacio de Loyola, cuando visitó su tierra, en Azpeitia, entre otros fines, en dar buen ejemplo, porque en su juventud, parece ser, que no lo había sido tanto. Dicen, que incluso tuvo un pleito con un hermano suyo de sangre que era sacerdote. No pedimos que usted, ni yo, suframos esos misterios de conversión, como el de este español y vasco de hace cinco siglos, pero quizás, si, que vivamos y existamos y bebamos de/en esta vida con más sentido común, más racionalidad, más prudencia, más moralidad y más abiertos a que pueda existir el Buen Dios.

Porque el propio morir de uno mismo, tiene muchas dimensiones, en otros tiempos, no era necesario recordarlo, porque todo el mundo era consciente, de que al morir, se tendría que enfrentar al verdadero Autotribunal de sí mismo, presidiéndolo el mismo Dios, pero ahora, demasiados seres humanos, en Occidente, piensan, que no existen realidades Posteriores al Tránsito o a la Muerte Individual. Por lo cual, cuándo uno, va a realizar un acto equis, no piensa si es moral correcto o si es espiritualmente adecuado, sino solo si es legal o no. Y, eso cuándo piensa esa variante.

Si es cierto que nuestros actos, serán juzgados/autojuzgados y valorados/autovalorados, en la justicia y la equidad, en sus intenciones y en sus consecuencias. Y, que se nos va a dar la posibilidad, de ver y entrever de verdad, lo que hemos sido y hecho y pensado, ya sin engaños y sin mentiras. Y, si nos van a dar por última vez, la posibilidad de arrepentirnos, arrepentirnos por el mal que hayamos hecho, ya sin engaños y sin mentiras, ante el Tribunal de la Omnipotencia de Dios, ante la Omnipotencia Justicia de Dios, ante la Omnipotencia Bondad y Misericordia de Dios…

Entonces, todos los actos que hagamos ahora, debemos, intentar, incluso los de la defensa justa, hacerlos con equidad y bondad y moralidad y espiritualidad correctas. Y, así, no tendremos que arrepentirnos del mal que hayamos hecho. Así, al no hacer ese acto malo, no tendrá consecuencias malvadas y malas en otros seres humanos. Así, pediremos misericordia a Dios, por otros actos, pero no por ese…

Los hombre temen, que no exista Dios, porque entonces no tendrán alma, no será inmortales. Pero temen que exista Dios, porque te enfrentarás, ya sin mentiras y sin engaños, de verdad te confrontarás con tu verdadera conciencia, la verdadera realidad de tus deseos, pensamientos, pasiones, actos, lengua/habla, intenciones…

¡Esperemos que ese día, a los articulistas, el Buen Dios, tenga una especial, piedad y  misericordia, por tanto como hemos escrito, de tantos temas, de tantos errores que habremos tenido, no solo lo que hemos hablado, como todos los seres humanos, sino de todo lo que hemos escrito, que puede tener consecuencias, en otros, durante siglos…!

¡Esperemos que ese día, tenga una especie piedad y misericordia y conmiseración el Buen Dios con los columnistas de opinión, y, especialmente, con los que no cobramos estipendios económicos…!

http://twitter.com/jmmcaminero           © jmm caminero (14-20 julio 2022 cr).

Fin artículo 3.113º: «El gran tabú».