El arte y los NFT

Tiempo de lectura aprox: 2 minutos, 38 segundos

En el sitio web tradingagora.com podemos encontrar diferentes opciones para hacer trading e inversiones online, y eso incluye un mercado tan complejo y novedoso como el de los NFT. Aunque los NFT (Non Fungible Tokens) han perdido algo de fuerza con respecto a los primeros lanzamientos, no parece que vayamos a dejar de oír de ellos pronto, ya que aquellos que han invertido en este novedoso activo digital, tienen tal confianza en ellos que son capaces de traspasar algunos límites económicos o sociales. Y un mundo como el de las artes plásticas también se ha visto influenciado por esta nueva forma de negocios.

NFT que cuestan millones

En las distintas redes sociales y plataformas, abundan videos o imágenes de cantantes, fotógrafos, pintores, escultores y un sinfín más; producto de las oportunidad que brinda el mundo digital. Cada artista ha buscado una forma de capitalizar su talento a través del medio más conveniente, y los NFT han aparecido como una oportunidad única para ellos. A través de esta herramienta han encontrado una forma de exponer y vender su obra digitalmente garantizándole al comprador, ser el dueño de dicho material, sin importar el uso que tenga el mismo en internet. Esto resulta muy atractivo para muchos coleccionista que han volcado millones de dólares al arte digital.

En marzo de 2021 se registró lo que es hasta ahora la venta más cara de un NFT. Se trata de la obra “Everydays: The First 5000 days” del diseñador estadounidense Mike Winkelmann, conocido como Beeple. Un inversor de origen indio llamado Vignesh Sundaresan, apodado Metakovan, pagó 69.3 millones de dólares en medio de una subasta celebrada por la prestigiosa casa Christie´s. Metakovan comentó posteriormente que la razón de haber concretado la compra era demostrar que “la gente de color también puede ser mecenas” y con esta venta la obra se convirtió en la tercera más cara subastada de un artista que aún vive, siendo además la primera en formato digital, ya que las anteriores eran una escultura y una pintura.

Y es que la relación entre las obras de arte y los millonarios es lejana y estrecha. Siempre hay motivaciones más allá de demostrar la capacidad de compra de la obra. Y en algunos casos, el objeto de deseo tiene una historia particular. Tal es el caso de la obra digital “Clock”. En términos sencillos es una cuenta del número de días que el periodista y activista Julian Assange ha estado detenido. El propio Assange y el artista digital Pak fueron los creadores y diseñadores de esta idea, y el dinero recaudado está destinado a cubrir los honorarios legales del proceso de Assange. La obra se vendió en 16.953 Ether, unas de las criptomonedas más usadas y que en ese momento equivalía a poco más de 52 millones dólares.

Desdibujando los límites entre lo físico y lo digital

Para muchos la idea detrás de los NFT sigue siendo abstracta y difícil de entender. Pero tal como comentamos, hay inversionistas que entienden esta herramienta tecnológica como parte del futuro y como una buena oportunidad de adquirir activos. No solo se trata de casos como los antes nombrados, en los que se invierten millones de dólares para ser propietarios de las obras. Hablamos de coleccionistas y artistas que están decididos a darle su apoyo al mundo del NFT con acciones que para muchos son incompresibles y cuestionables.

Tal es el caso del millonario Martin Mobarak quien en 2015 compró un dibujo de la artista mexicana Frida Kahlo, y que el pasado mes de septiembre lo quemó, para convertirla en 10.000 piezas digitales y venderlas como NFT. La obra quemada estaba valorada en unos 10 millones de dólares, pero Mobarak espera lograr recaudar mucho más dinero para, según sus palabras, destinarlo al mundo del arte digital además de donarlo a obras de caridad y al sector salud. Adicional a esto, el millonario de origen libanés pretende con esta acción motivar al resto de la población a invertir y ser parte del mundo de los NFT, aunque desde el gobierno mexicano investigan si se cometió algún delito al destruir una obra de una artista que es considerada patrimonio para dicho país.

En una acción similar aunque quizás un tanto menos polémica, el artista británico Damien Hirst, quemó cerca de 5.000 obras realizadas por él. Este artista pintó 10.000 piezas para una colección que nombró “La Moneda” y paralelamente generó los NFT correspondientes a cada una. Posteriormente las vendió y luego consultó con cada propietario si preferían conservar la versión en físico o si podía destruirla. Unos 5.149 coleccionistas accedieron a la destrucción de la versión en físico de sus obras y observaron todo un performance en el cual se aseguraron que la obra adquirida solo tendría una versión en el mundo digital.