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Atravesamos las ciudades y los campos buscando una realidad exterior, en el fondo sintiendo y rebuscando en nuestro interior para encontrar nuestro misterio, mismidad…
Enclavada en una galaxia de verdes y marrones olivos, plantados como figuras de Hércules que se repiten ilimitadamente. No existen dos olivos exactamente iguales, a semejanza, de que no existen dos seres humanos idénticos, aunque todos tengamos bajo la luz de las nubes los mismos derechos y esenciales derechos/deberes. Enclavada en un océano de historia, siglos y siglos, generaciones y generaciones para vivir/sobrevivir como todos los seres vivientes. Enclavada en una nube de esperas y esperanzas, de presentes/pasados/futuros en las ventanas de los ríos de embalses de palabras y hechos. Somos carne y mente y espíritu. Todo lo que hacemos dentro/fuera de nosotros, individual/colectivamente es un reflejo de todo ese anhelo de ser/estar en la semilla/huella de todo y en todo.
Baños árabes y Catedral y Castillo y monte de Santa Catalina, y, todo se combina en una especie de gazpacho jienense de piedras y hechos y memorias y leyendas y recuerdos e ideas y hombres y mujeres y niños y ancianas. Todo revuelto eso es la historia/Historia el silencio y el órgano atronador, el resilencio/resiliencia de personas y hechos, la sinfonía de voces de todos los colores. Una ciudad es un regimiento de corazones y almas y carnes que han ido atravesando las paredes y las ruedas de las calles, con sus deseos y sus anhelos, que década tras décadas han ido horadando la cueva del lugar, la cueva de los recuerdos, la cueva de ir e irse haciendo/deshaciéndose. Es el destino de lo humano, siempre ser y estar, estar y ser, y, encima de cada uno de ellos, atraviesa el tren del momento, actualidad, historia. Jugando a un torbellino/huracán a veces, alegre y suave, otras, negro y obscuro…
Visitas/revisitas el Parador, el Mirador de la Cruz, Catedral nave de la mente y del espíritu, ¿¡cuántos millones de personas, a lo largo de las generaciones/décadas/siglos habrán atravesado sus paredes, para dentro estar y esperar la esperanza, el Misterio, Lo Otro, cuántos millones de alegrías y de lágrimas habrán atravesado los suelos y paredes, cuántos millones de esperanzas y angustias habrán atravesado sus tiempos y espacios…?!
Los humanos, llegues al puerto que llegues, horades el mar que nades, siempre es esa combinación, con/en la materia/naturaleza crea significados y metasignificados, somos animales de conceptos e ideas y símbolos y metáforas. Lo pequeño lo hacemos grande con interpretaciones, lo inmenso grandioso lo reducimos a pequeño para entender/comprender algo de lo que es, para bucear dentro de ello y no nos perdamos/olvidemos al ser y a nosotros mismos y a los entes. Todos los corazones se levantan cada mañana, con su tristeza y su alegría y su esperanza y su temor de cada jornada…
Décadas ya, que respiré esta ciudad-lugar-local, tan cerca y tan lejos, quizás, por existir en dos entes geográficos, un poco perdidos en esta Piel de Toro, que tantos milenios de lluvia y nieve y sequía ha soportado… Toda catedral es una especie de guiñol en piedra y aire formado por todos los estilos, varios siglos de cosechas de estilos/estéticas/tendencias se unen/juntan en sus ojos. Es como recibir a todo ser humano, es como decirle, puedes pasar, da lo mismo el color de fuera o de dentro que tengas, porque yo misma, tu catedral, estoy hecha de jirones de todas las telas/teselas de piedra y aire y colores y luces. Ven y bésame con el corazón para que así, seas capaz de besarte y amarte de forma adecuada a/en/para ti mismo. Para que la fórmula socrática del conocerse se cumpla en tus labios/ojos/oídos tuyos y míos…
Recorrimos los ríos de calles que se atraviesan y se cruzan, como pidiéndose permiso para ver cual es la más importante. Pero todas como deltas de ríos de seres humanos, de generaciones, tienen la historia, de color/dolor y de negruras/tristezas. En esos vaivenes, rebuscamos el yantar y el sentar, porque las piernas merecen descanso, la mente-conciencia sosiego, y el estómago del yo, alimentarse de energía en forma de alimentos. Allí, en la carta se nos presentaron lo típico. Porque visitamos piedras y algo de los humanos que pasan al lado del lugar, pero también sabores y olores y gustos del paladar: andrajos, pipirrana, ajoatao, morcilla de caldera, galianos, migas ruleras, ajo harina, ochio y otros.
Hacemos el truco del que viaja en silencio y sin ruido, si vamos dos cabezas o vamos tres o vamos cuatro. Cada uno, selecciona un plato/gusto diverso y distinto. Después, todos, probamos un poco de cada uno. Y, al final, se forma y conforma un sabor mental, una idea mental, un concepto mental, más aproximado sobre el lugar. Dónde, como en todos, existen almas con esperanzas, carnes con esperanzas, mentes con esperanzas. Como en todas van pasando los poetas y los cantaores y los bailaores y los músicos. Porque todos, todos, todos somos cantantes-bailaores-músicos-poetas. Porque todos y cada uno, tenemos que escribir/escriben/escribimos nuestra pequeña y gran novela, que es nuestra vida-existencia…
http://twitter.com/jmmcaminero © jmm caminero (21-30 noviembre 2022 cr).
Fin artículo 3.294º: «En Jaén, I».