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El castillo de Álora, construido por los árabes en la Edad Media sobre un cerro del mismo nombre, es un monumento histórico protegido. Durante más de dos siglos, el castillo albergó el cementerio municipal.
Aunque se encuentra en estado de ruina consolidada, se conservan dos torres y varios fragmentos de muralla. Adosado al castillo, se encuentra lo que queda de la antigua parroquia del pueblo, destruida por un terremoto y convertida en la Capilla de las Torres para el Cristo del mismo nombre. Esta es de gran devoción en la ciudad. La Torre del Homenaje está habilitada para visitas y ofrece vistas panorámicas del Valle del Guadalhorce. Este castillo es considerado monumento nacional desde el año 1931 y es especialmente reconocido por la Junta de Andalucía en 1993.
En la actualidad, el castillo de Álora es un importante atractivo turístico y un importante ejemplo de la arquitectura medieval española. Además, el castillo alberga varios eventos culturales e históricos durante todo el año, como conciertos, visitas teatralizadas y representaciones teatrales.
Acontecimientos relevantes en torno al Castillo
El castillo de Álora, situado en el Cerro de Las Torres, ofrece impresionantes vistas del Valle del Guadalhorce. Declarado monumento nacional en 1931, fue construido por los árabes durante la Edad Media, aunque se cree que sus orígenes se remontan a los fenicios y romanos. Su construcción se llevó a cabo en varias etapas: la parte más sólida fue construida durante el Emirato, se elevó durante los Califatos y se agregaron partes más frágiles durante los Reinos de Taifas. La torre de la puerta de entrada da acceso al recinto amurallado y se accede a través de un arco de herradura único en occidente.
El castillo cuenta con dos recintos distintos: el primero es regular y homogéneo con seis torres cuadradas construidas durante la época califal y el segundo es mucho más irregular, probablemente formado por muros que rodeaban el primer recinto, pero hoy en día la mayoría han desaparecido. Entre ambos recintos se encuentra la Torre de la Vela con una planta cuadrada y dividida en tres cuerpos que van disminuyendo en altura a medida que se sube. La Capilla del Nazareno es un destacado de este castillo, su historia la sitúa como la principal mezquita durante la época árabe.
Tras la conquista cristiana, el castillo fue convertido en una iglesia dedicada a Nuestra Señora de la Encarnación. La primitiva parroquia comenzó a construirse inmediatamente después de la conquista y estuvo completamente construida en 1492. La reunión en la que se realizaron los repartimientos de Álora tuvo lugar en esta iglesia. La parroquia original es de estilo gótico y estaba compuesta por tres naves.
De la parroquia primitiva solo se ha conservado el altar mayor, que es de planta cuadrada con pilares inundados de junquillos y nervaduras que aumentan para desembocar en una bóveda estrellada. El ejemplo más cercano a este edificio, tanto geográfica como arquitectónicamente, es la Iglesia del Espíritu Santo de Ronda.
Pasado aproximadamente dos siglos de su construcción, se iniciaron las obras para la actual iglesia parroquial, lo que dejó a la primitiva en un estado de abandono y ruina. Un terremoto en 1680 agravó su estado y es en el que se encuentra hoy en día. Desde 1641, el Nazareno de las Torres preside el altar de esta antigua iglesia, pero desapareció durante la Guerra Civil.
La capilla estuvo sin culto durante nueve años hasta que en 1945 llegó una nueva imagen realizada por Navas Parejo que presenta un Nazareno ligeramente inclinado por el peso de la Cruz. Desde 1953, esta imagen está acompañada por la Virgen de las Ánimas (obra del mismo autor y concluida por su hijo debido a su muerte).
También podemos ver la llamada Torre del Homenaje, que es la más alta de todo el recinto superior y la única reconstruida. La historia cuenta que el Adelantado de Andalucía, Diego Gómez de Ribera, llegó a esta torre en 1434 al frente de sus tropas, quienes se rindieron ante la ciudad cuando el adelantado cayó muerto delante de las murallas. Estas escenas darían origen al conocido romance fronterizo que ha llevado el nombre de nuestra ciudad por todo el mundo y que se puede ver escrito en la entrada del castillo.
El castillo fue utilizado durante más de doscientos años como cementerio, pero fue trasladado hace años a una nueva zona del municipio. En febrero de 2009, después de once años de trámites, se clausuró el camposanto y el Ayuntamiento comenzó los trabajos de demolición de los nichos que albergaba el recinto.