Artículo Periodístico 3.403º: «Citas en las entidades públicas y privadas»

Tiempo de lectura aprox: 4 minutos, 16 segundos

 A raíz de la epidemia que estamos sufriendo se ha extendido, en mayor o menor número y cualidad, el sistema de citas, para multitud de realidades hay que pedir cita por antelación. 

No puedo negar que en la máxima crisis de dicha pandemia, el sistema de citas, era el mal menor, pero no estoy de acuerdo, que ahora y después, cuándo todo el mundo va a la playa cuándo quiere y como quiere, va a los supermercados como quiere y desea, va a restaurantes y bares cuándo le apetece y desea, va a fiestas populares en la plaza del pueblo cuándo lo piensa y lo siente, etc. Es decir, casi toda la vida normal y rutinaria, como no podía ser de otro modo, cada persona asiste a ese acontecimiento o realidad comercial cuándo quiere y como quiere. A lo sumo si hay muchas personas, pues tiene que esperar, como siempre se ha hecho en la fila. 

Cuándo en todas esas entidades festivas y feriables y económicas y empresariales no hay cita previa. Alguien se imagina que para ir a un hipermercado tuviésemos que tener cita, pedir cita. Alguien en su sano juicio piensa en dicha posibilidad. Los trastornos que produciría a una persona, a una familia, el tiempo gastado, la ineficiencia del sistema económico y empresarial que se ralentizaría, quebrarían multitud de unidades económicas, etc. Sería en la práctica, algo que se parecería a un sistema de semicupo y de semiracionamiento. Pero en determinadas empresas públicas y privadas si te obligan a citas. Esta es la paradoja y la contradicción y la falacia… Lo que en la práctica está llevando a una ralentización de la administración pública y de determinadas empresas privadas… 

Puedo entender que las entidades, dichas organizaciones públicas y privadas, busquen que la mayoría de personas, realicen trámites por móvil o Internet, o semejante. Pero, parece que no entienden y no comprenden, que hay una población importante, que los móviles de última generación no los entienden o comprenden o manejan, en su totalidad de sus posibilidades. O, lo que es lo mismo, no desean utilizarlos o no se fían o mil otras razones. Con lo cual, entendemos y comprendemos que pueda abrirse una posibilidad a través de Internet, pero esto debería ser no obligatorio, sino dejarlo en libertad. No puede ser que para pedir un libro en una biblioteca tengas que solicitarlo por Internet. Puede existir el doble sistema, por Internet, y yendo a la biblioteca con el cuerpo y la carne y la mente y el alma… 

Por otro lado, la prueba, es que incluso personas que trabajan en una Administración Pública, han intentado solicitar una cita en otra Entidad de la Administración y les ha resultado casi imposible de hacerlo. Además, con todos los sistemas de DNI informáticos o la denominación que se dispone. Con lo cual, se produce una abertura y una obertura muy difícil de resolver. En las entidades privadas suceden lo mismo, éstas con más realismo, ya solo dejan unas horas para la presencia física sin citas, muchas de ellas… 

Podemos entender la reducción de costes económicos. Pero no podemos comprender que se realice estos cambios de forma tan brutal y dura y tan rápida y tan hiriente y dolorosa para muchas personas y en muchos sentidos. Para personas, que o no tienen móvil, o no saben manejar suficiente el ordenador, o no tienen todos los artilugios para «la demostración de la privacidad», o no tienen conocimientos suficientes, o por la propia seguridad de esas personas, especialmente, a personas de tercera edad. 

Se ha instalado en cierto modo y en cierto sentido la irracionalidad. Nadie niega que la tecnología impone sus reglas, pero si se va haciendo despacio y en silencio y de forma mesurada y comedida, es más fácil para todos, más eficiente, y mejor para la economía. 

Pondré un caso que es real. Hace unos años, imaginemos que tenía que realizar tres o cuatro papeles en distintas entidades de la administración y en alguna entidad privada. Sabía y conocía, que posiblemente dedicaría dos o tres horas o una mañana. Pero empezaba, organizaba según las necesidades específicas, iba a un lugar y a otro, esperaba, me atendían lo resolvía, y en escalada, continuaba con otra pesquisa o cuestión pública o privada. Si no había personas en la fila,  lo resolvía y me atendían en el momento, si existían esperaba con los números, hasta que me tocase. Y, por lo general, al final de la mañana, podría irme a mi casa, quizás, quedaba algún papel por entregar, que lo haría al día siguiente. 

Pero ahora que sucede, tienes que pedir cita previa, si es que la ofrecen y te la otorgan, y si es que sabes realizarla. Un servicio administrativo, te lo otorgan para dentro de dos días, a la nueve de la mañana, el otro que tienes que hacer, si tienes suerte, el mismo día, a las doce de la mañana, el tercero, quizás dentro de tres días… Esto es realidad. Lo que antes solucionabas en un día, si no surgía algún problema, ahora tienes que esperar uno o dos o tres días o más, y resolverlo, no solo en un día, sino en varios. Con lo cual, díganme ustedes, no se ralentiza la administración, no es acaso menos eficiente la empresa privada y pública… No sería mejor, utilizar el doble sistema, la persona que dicha realidad pueda realizarla por Internet, lo hagan, la persona, que quiera pedir cita, lo haga, pero la persona que se presente a dicha entidad, espere, que le toque, sin horas previas, y, en un tiempo limitado, lo solucione… 

Se imagina alguien, en su sano juicio y racionalidad, que tuviésemos que pedir cita para ir al hipermercado de la esquina… Y, que cuándo vuelvas a casa, te acuerdes que se te ha olvidado el pan o la sal o cualquier cosa, absolutamente necesaria, y tuvieses que volver a pedir cita, para el día siguiente o dentro de dos días… 

¡Hace unas semanas, me acerco a una parada de autobús, y habían quitado el poste con el número del autobús y las paradas que estaban señaladas y escritas, y en su lugar habían puesto en la marquesina correspondiente un código QR! ¡Pero por favor, quién no tenga móvil, qué hace, quién no tenga móvil que permita dicha aplicación, qué hace, quién no desee tener móvil en la ciudad de setenta mil habitantes que hace, quién tenga una edad que no tenga conocimientos de Internet y todos estos aparatos que hace… quién…! ¡No olviden que a menos eficiencia y racionalidad social y económica, más desempleo, y a más desempleo más vulnerabilidad para el individuo, las familias, la sociedad, el Estado y desde luego el sistema económico general…! 

¿Me pregunto es que hay fuerzas o grupos o ideologías o colectivos, que han perdido la racionalidad eficiente y lógica y de sentido común, o quieren paralizar esta sociedad o este país, o lo que antes se tardaba una unidad de tiempo y de esfuerzo, ahora cueste tres o cinco unidades de tiempo y esfuerzo…? ¡Nadie se ofenda, porque a nadie se desea, se necesita, se quiere ofender, simplemente, que quién tenga autoridad en entidades públicas y privadas piensen y tomen decisiones correctas…! ¡Que siguiendo el lema, que estos meses ha corrido por los medios de comunicación «somos viejos, pero no tontos…! 

http://filosliterarte.blogspot.com.es      © jmm caminero (27 enero-01 febrero 2023 cr).

Fin artículo 3.403º: «Citas en las entidades públicas y privadas»