Artículo Periodístico 3.452º: «Cartas y epístolas»

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Los humanos nos comunicamos oralmente, y, con un medio intermedio, una tecnología/técnica que denominamos la escritura. En definitiva, la carta o la epístola. 

Puede que hayamos pensado y olvidado que no utilizamos la carta o la epístola, pero variedades y modificaciones y evoluciones de ella, la estamos constantemente haciendo. Desde aquellas, cartas en tablillas que se han encontrado en algunos campos romanos de la actual Gran Bretaña, a algunas arcillas de barro de Mesopotamia, hemos ido atravesando todas las tecnologías de soportes y de lenguas y de culturas dejando algo de «nosotros en nosotros y de nosotros en los otros». 

Podríamos indicar que básicamente, hoy existen dos modos-técnicas-sistemas de interrelación-comunicación entre personas, a nivel privado: primero, las cartas o epístolas escritas a mano o a máquina o a ordenador pero pasadas a un papel –y, después, enviadas de los distintos modos posibles, o por el sistema de correos internacional o nacional, o, dándosela directamente a la persona o por intermediación…-. 

Otro, segundo es redactándolo a máquina o a mano o a ordenador, pero enviándola, por correos electrónicos, cuyo suporte final, sea leída por un ordenador o una tablet/a o un teléfono… -dentro de esta variedad estarían los mensajes cortos emitidos y recibidos por teléfono móvil-. (Entendiendo por carta, aquel que tiene una estructura escrita, sea en el medio que sea, y, las comunicaciones orales, que no terminan en forma escrita, serían una modalidad de carta o epístola o de comunicación oral, utilizando un medio técnico o electrónico…, aunque los límites son complejos actualmente… si en este caso, serían lenguaje oral con intermediación técnica). 

Podríamos indicar que hay dos grandes géneros literarios y estéticos y de comunicación. Las cartas/epístolas que su nivel estético es limitado, -con soporte escrito en el emisor o receptor-, el fin principal es la comunicación, informar de algo, sea una transacción económica, una cuestión afectiva, una realidad concreta, un envío de algún tipo de material, sea unos poemas o sea cualquier otra realidad. 

Y, segundo las cartas/epístolas que tienen una intención y nivel, no solo de comunicación y de información, sino de estética literaria. La comunicación podríamos indicar con un alto nivel, de estética y belleza, y ambas realidades utilizadas para ampliar la comunicación. Las primeras serían las cartas y comunicados, esencialmente con fines de comunicar una información o recibir unos datos, y, el segundo, que además de lo anterior, disponen de una estructura de estética o de belleza… 

Muchos, piensan y minusvaloran este género, que a mi entender-comprender, es por un lado informativo, personal o colectivo o público –porque hay cartas enviadas a un colectivo o a una nación, por un emisor, o hay cartas colectivas, firmadas por decenas o cientos de personas enviadas a una persona o entidad-. Y, por otro lado, las cartas con una finalidad, además de lo primero, altamente estética. 

Puede que usted piense que ya este sistema de comunicación es obsoleto o antiguo o anticuado y que usted no lo utiliza. Posiblemente, todos los días, no escriba ninguna carta con y en papel, quizás, no envíe una carta de una página a través de los sistemas informáticos y teleinformáticas o los correos electrónicos. Pero si está o estará enviado, «mensajes escritos», que hacen las veces, de los «antiguos billetes», pequeñas informaciones en papel reducido, y, con otros sistemas pequeñas frases –y, quizás, de este, emita y reciba, una decena de comunicados, si no unas docenas cada día…-. (El término «voy a escribir», que se ha hecho universal, en estos años, en el cual escribe un menaje por móvil, y, lo envía, o graba un mensaje de voz, que se transforma en escritura y lo envía… en definitiva, son «cartas pequeñas o mínimas» con un emisor o receptor, individual o colectivo…). 

Entre las cartas más antiguas se encuentran las Cartas de Amarna, en tablillas de arcilla y escritura cuneiforme, fechadas entre 1.360 y 1.332, A.C., según nos indica el mar de Internet. 

Se considera la carta cristiana privada más antigua, la denominada P.Bas. 2.43datada en el 230 después de Cristo, según la Universidad de Basilea, Suiza. 

La epistografía es la rama literaria que estudia las cartas, epístolas, misivas y semejantes, entre dos entidades, un emisor y un receptor o varios. Y, aunque se puede indicar, que como subgénero literario todavía puede avanzar mucho, diríamos que es de los más antiguos, ya que los humanos siempre se han querido comunicar a distancia, y, para eso tiene que existir un mensaje en sí, y una técnica y tecnología intermedia, sean tablillas de arcilla o papiros antiguos egipcios. Pero dicho género nadie duda de que se tiene que desarrollar, y, empezar a estudiar más, no solo su historia, sino también analizar según sus dimensiones, de comunicación y literarias, y, en consecuencia, históricas y todos los mensajes implícitos en ellas, geográficos, culturales, religiosos, políticos, económicos, personales, familiares, etc. y7 

¿Pero hoy, quién sabe, si existen archivos, miles de millones de cartas o epístolas o comunicaciones o misivas o informaciones en algún lugar, en los vientres de megabases de datos, esperando que sean válidos para algún fin, sea seguridad, sea información, sea documentación…? ¿Porque cuánto, hoy, cuánto tiempo se conservan en los estómagos de los sistemas teleinformáticos, el correo electrónico que yo he enviado a un museo preguntándole o sugiriéndole o quejándome de alguna cosa? ¿Alguien lo sabe, usted lo sabe…? 

http://twitter.com/jmmcaminero           © jmm caminero (13 febrero-01 marzo 2023 cr).

Fin artículo 3.452º: «Cartas y epístolas».