«Los diccionarios y tú»

Diccionarios y tú

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Dicen, que todas las personas, hablan una cantidad de palabras, pongamos diez mil, entienden otro número, pongamos veinte mil… Ese en cierto modo es nuestro mundo interior. 

Siguiendo la clasificación clásica, combinada de varios autores, Popper, entre otros, existe el mundo natural o físico, un segundo mundo, que sería el mundo psicológico o mental o cultural o conceptual, tercero, el mundo metafísico o religioso o espiritual. 

Entre estos tres mundos nos movemos y conmovemos. Unos lo interpretan de un modo y otros de otro. Pero para todos utilizamos palabras. Palabras e imágenes. Para todos emociones-sentimientos-afectos, el mundo irracional, y, conceptos e ideas e inteligencia y voluntad, el mundo racional. Entre ambos existen otro tercer mundo, semiracional o semirracional, una tierra en la que se combina los afectos y las ideas, las emociones y los razonamientos… 

Nosotros los articulistas, creo que no es vanidad-soberbia-vanagloria-presunción, autotitularme así, ya que escribo columnas y artículos de opinión, en una decena de periódicos digitales, no de mucha audiencia, pero periódicos al fin y al cabo. Y, aunque no reciba, ningún estipendio por sueldo o soldada. Pero yo, debo aceptarme como articulista, dirán algunos, que columnista de opinión no profesional. Pues, eso, si ustedes quieren esa máscara ponerme, pues bien puesta está. Nosotros los articulistas, decía, al menos yo, quizás por vanidad-soberbia, pensaba que había que intentar en cien artículos, que tuviesen el mismo grado de verdad y bondad y belleza, como un libro de poemas de cien páginas o una gran novela o un gran libro de ensayo… 

Ese es el intento que he estado siempre buscando… Pero ahora, nos ha caído un meteorito encima de las cabezas. Ya, o dentro de ya, o dentro de nada, «los periódicos y redacciones contratarán un sistema de Inteligencia Artificial», que hará las veces, de los redactores clásicos y de los columnistas clásicos, sean de análisis y de opinión. Dicho de otro modo, si hasta ahora, un gran periódico o agencia de noticias nacional o internacional, tenía cincuenta redactores y diez columnistas de opinión, dentro de unos meses/años tendrá diez redactores y tres columnistas. Porque el resto lo salvarán con la Inteligencia Artificial –incluso les pondrá nombres, Juan Pérez Valiente o IA548, según les convenga…-. 

El egregio y Nóbel García Márquez, en un artículo periodístico, que el ha publicado en un libro titulado Notas de Prensa, titulaba la columna: La vaina de los diccionarios, publicado el 19 de mayo de 1982. El nos interpreta, comenta, crónica –del verbo cronicar, si se me permite, el neologismo-, sobre la realidad de las palabras… Nos pone el ejemplo de la palabra amarillo, que es una forma de definir-describir-conceptualizar-idear-idealizar… 

Es lugar común desde las corrientes de las denominadas filosofías analíticas y del lenguaje, que ya tienen casi un siglo. Indicar la enorme importancia de la palabra-término-vocablo, y todas las diferenciaciones léxicas y ortográficas y gramaticales y sintácticas y semánticas que los filólogos nos indican –y, que yo, créanme, esto no hay que decirlo, pero no deseo mentir y engañar a nadie, que yo, muchas veces, no entiendo, si entras en las diversidad de gramáticas teóricas…-. 

Las palabras son esenciales, se dice, que El Quijote de Cervantes, tiene veinte mil palabras distintas. Habría que ver hoy, si un libro de quinientas páginas, un libro de literatura-filosofía, tuviese veinte mil palabras distintas sería entendido y comprado y valorado por el público medio de la cultura… 

Pero debo indicar, que no solo entendemos el mundo y lo expresamos solo con palabras. Sino que también utilizamos imágenes. Concebimos el mundo con palabras e imágenes. Algunas imágenes después las pasamos a palabras y en palabras. Pero otras no somos capaces de interpretarlas y reinterpretarlas y simbolizarlas y significarlas en palabras y con palabras y con términos y con conceptos. Sino que son imágenes que nos cuesta trabajo pasarlas a palabras… 

¡Enseguida se rasgarán las corbatas y se raparán la cabeza en sentido de negación de la anterior afirmación…! ¿Pero es fácil, cuántas intuiciones de los matemáticos, no son capaces de pasarlas a palabras, sino a números o ecuaciones, y las buscan durante años, y, teorías físicas, se sienten o intuyen ideas o ejemplos, léase/véase Einstein, y se pasan años, para pasarlo a lenguaje físico matemático, o cuántas intuiciones musicales, que los compositores, tardan meses, en pasarlas a y en sonidos, pero no son capaces de atravesarlas con palabras, y, así, otros ejemplos y otras artes y otras realidades…! 

¡Usted mismo, cuántos afectos o sentimientos o percepciones o emociones o deseos no es capaz de plasmarlo en palabras, o totalmente en palabras…! ¡A, nosotros, los escritores, nos pasa todos los días esto, la oratoria y erudición y la retórica, son solo trucos, para pasar ideas e imágenes y conceptos a y en palabras y frases y oraciones, pero la mayoría de las veces no lo conseguimos…! 

Porque simplemente, no solo utilizamos palabras, sino que el cerebro es palabras, pero es algo más que palabras. Se tarda mucho en entender y comprender esto. Pero cuándo se ha entendido y comprendido, se da un salto a la hora de aceptar la realidad, de buscar la realidad, de interpretar la realidad… Y, la realidad, no es solo el exterior, sino también el interior… 

https://museovirtualcuadernosdelamancha.wordpress.com © jmm caminero (24 febr-08 marz 23 cr).

Fin artículo 3.466º: «Los diccionarios y tú».